El sabor de un muerto es de culpa
Publicado en Jul 14, 2011
-Yo lo vi todo. Se estrello contra la ventana, cuando llegaron, ya estaba muerto. La casa recordó una vez más el olor a muerte. Antes, mucho antes, dejaron a otro atrás, cuando lo vi, ya estaba muerto, tenía un color gris, y apestaba horriblemente a caño. Lo enterraron en el patio en una esquina, nunca olvidare el olor que desprendía, y que inundaba la casa, durante meses, las moscas se dieron festín y los gusanos salían del suelo. La casa recordó otra vez, ese olor tan antiguo a muerte. Pero fue hace años, eran dos, murieron por deshidratación, llevaban ya varios días sin que los viéramos. Cuando entras en la casa percibes un olor agrio, un olor fecal agrio, la casa es obscura aunque las luces estén prendidas. Viví en ella durante mucho tiempo. De noche se escuchaban gritos, de día un silencio espantoso. Cuando tenía ocho años, vi como enterraban, los cuerpos de esos dos niños. Nunca dije nada. Un día escuche una conversación, nos escondíamos en los botes de basura y casi en cualquier lugar que pudiéramos, ella le dijo que los dos habían muerto por que se les dejo sin agua, y que la casa, empezaba a oler de una forma peculiar. Nada raro, pensé. Las moscas revoloteaban sobre la comida de todos los niños y a mí me parecía que dejaban un sabor a culpa en todos los alimentos que tocaban. Nunca me imagine que así era el sabor de un muerto.
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Noé López Núñez (noctubre)