Estoy a punto de tomarla entre mis brazos, ella no percibe que estoy apreciándola, se cree sola en la casa, quizá sola en la vida; desconoce que la amo, sin medidas.
Uno, dos, tres... va de la heladera a la mesa, cuatro, toma una taza, piensa, mira el cielo por la ventana, sonríe con el alboroto de los pájaros, y recuerda años pasados, mejores, se siente perdida, como si no perteneciera...enjuaga la taza, cinco, intenta recordar si tomó el té o debe hacerlo; yo inquieta muero por apropiarme de sus ojos, de sus lagrimas, soy feliz por conocer lo que es amor, como duele... seis, vuelve a sonreír melodiando una canción que probablemente ni ella conozca... tan inocente la veo, la veo realmente? o veo lo que de ella queda, tan efímero, tan nada comparado a su magnitud; siete, vuelve a sentarse, pide por su madre, llora, y no puedo resistirme; le hablo al oído y se sorprende con mi presencia, le digo que es lo que mas quiero en la vida... me regala una mirada suave, de regocijo, y la abrazo, tan profundo que hasta siento que es mía.