Ésta noche, la luna esta inmensa, la luna alumbra tu cuarto, pasa sobre las ventanas, acompañada del viendo despeinando las cortinas… El deseo de salir de esta prisión te esta matando, quieres más, quieres tocar, quieres comer, quieres amar…
Tu deseo se vuelve mayor, cuando las sábanas de seda leen minuciosamente cada poro de tu espalda, tu deseo se vuelve mayor cuando la luna te arrincona, dejando solo un rayo de luz a tu demora...
Apúrate! Apúrate, tu cuerpo te pide a gritos, implora un poco de cariño, aquellas tardes cansadas de horas extras en el trabajo, absorben el tiempo para quererse un poco a sí mismo. Hace tanto tiempo que no estas con ella, hace tanto tiempo, que, casi haz olvidado su aroma, casi se han borrado los tatuajes de sus besos sobre tu boca, haz olvidado sus caricias intensas sobre tu ropa y las miradas intensas a la espera de una noche en vela.
Pero te das cuenta de que esta noche, solo estas tu y la profunda ausencia y vácio que ha dejado, te das cuenta de que sus sonrisas se han escapado con el tiempo, de que su mirada se ha marchitado desde aquel frío invierno, y que ahora, ahora la necesitas para cobijar tu espalda si te destapas, la necesitas para calmar la sed que tienes y empaparla bajo la almohada, la necesitas para escribirle, para cantarle, para ser feliz, para amarle.
Pero tanto recuerdo te agobia, te enferma, te amarga y, te lastima. Como quisieras que ella estuviera aquí contigo, como quisieras que volviera a atrapar tus sonrisas detrás de una cámara, congelar el tiempo y recordar viejos tiempos. Pero no, te hundes en la cama, te desintegras, te vuelves agua y te filtras por las costuras del colchón.