Carta a T. S.
Publicado en Aug 18, 2011
T.S. : Jamás fuí de los hombres que creyera en los grandes amores y en mujeres demasiado bellas. Siempre pensé que los sentidos exageraban sus percepciones y que las apreciaciones del corazón eran fallídas. Hasta que encontré tu halo poderoso, la alquimia de tu voz que amor me demandaba.Estaba yo contento con mi cotidianidad y mi pasar casi frívolo, y mis ojos apenas rozaban suavemente las pieles.Pero en este contexto precariamente humano, fuiste luz que plantó teas en mi noche. Hoy paseo por D. F., sumergido en la distancia sostenida y pienso en el crepitar de los capullos en tus manos y las sedosas carcajadas de derramaste en mi cuerpo. La luna y tu imagen me hacen compañía y los razonamientos, los de siempre, me llevan a conjeturarte como lo más precioso que se haya labrado en carne alguna. T.S.: A menos de un océano de ti, siento reconciliarme con las ventiscas que salen de tus caderas cuando bailas y con el canto mullido que me mueve con cada uno de tus fraseos. No importa dónde hayas aprendido a amar así, sólo quiero que los soplos en errancias te alcancen y que recuerdes que coexisto en el mismo planeta tuyo. Fémina adorada, no dejaré de amarte a pesar que los presagios y los augurios quieran cargarme de cruces: por ti iré con gusto al Gólgota del Amor.
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Richard Albacete
Filiberto Oliveros
para rendirte al amor sublime de una dama a quien proclamas en todos los tonos y emociones.
Recibe mi máxima calificación y un abrazo y el abrazo reconfortante de Filiberto.