Qué ha pasado? Que te orillas los extremos recónditos. 
Qué te ha pasado, vas por la vida, amargando tu saliva con los tragos salados que no te atreves llorar, tantos ojos para no dejar mirar. 

Lo sabes, de cierta forma lo sabes y lo guardas. Traes en el pecho puñal, palabras sabias de mujer, palabras locas y desesperadas, pero las palabras que mas añoras... Y tan orgullosa te haz vuelto, que solo en velo te permites flaquear, tragas como animal desesperado la sangre hirviendo que tu alma esta quemando, y expulsas de tu garganta una voz plana, una voz muerta, no fingida, pero sin expresión. 

Lo sabes, y por eso no duermes, por eso le temes a las letras y te muerdes los ojos para no leer y tener mas palabras que poner. 

Te arrancas las enormes ganas de abordar otra pagina, pero la repugnancia y el odio han creado una barrera de indiferencia y dolor mezclado con los sentimientos guardados, desde que descubriste que expresarlos era una pérdida de tiempo y ahora te pudres por dentro. 

Te haz acabado, das gracias que falta un año y maldices aquella debilidad que te sobro cuando te encontraste sin rebaño. 

Sientes el desprecio que la enloquecía, y que ahora impregnas sobre las palabras vagas que apenas prestas atención, porque tu cabeza no hace otra cosa mas que pensar mil veces en la misma toma, en la película que tu delirio ha inventado, en la vida que te haz creado. 

Pero olvidas que fingir te sale tan bien cuando te lo propones, así como tus palabras envenenadas cuando tu diablo se escurre y sale por los poros de tu alma, inyectando la ira que por momentos se sale de control y al final queda sutil el diablo, cambia el tono de tu voz y la mirada de fuego ha pasado a hielo. 

Y es ahí, solo entonces cuando atraviesas la realidad y te encuentras en medio de tu soledad mediocre, recuerdas tu mal comportamiento y te das golpes de pecho como si eso fuera a tranquilizar tu corazón helado.
 
Hipócrita.