Qué bonito es el querer cuando el cariño es sincero.
Sin dudas y sin sospechas porque es limpio y verdadero.
Cuando podemos salir del brazo, sin preocuparnos,
para que todos nos vean y sepan que nos amamos.
Y mirarnos a los ojos, reflejada en tu retina,
quisiera quedarme allí y ser parte de tu vida.
Si hasta el paisaje, se ve más alegre y placentero.
El aire, limpio y templado, leve, fragante y ligero.
Asoma la primavera, algo tímida y con miedo
porque en el ambiente aún, es soberano el invierno.
Nosotros, que nos amamos, no reparamos en ello.
La primavera, llevamos, en el alma y en el cuerpo.