BICHERIOS (parte 3)
Publicado en Aug 21, 2011
De pronto a lo lejos siento un aleteo que me desconcentra de la charla y como soy muy alto yo la vi primero, pasó por mi lado saludando con un leve movimiento de cabeza y una sonrisa muy tierna, era Doña Eusebia Ñacurutú, la lechuza, llevaba un delantal blanco, un pañuelito en la cabeza, anteojos grandes y una bolsa de compra, se acercó tranquilamente a los demás animales.
- Buenas ¿como anda la bichada? Cristóbal le dio un tierno beso en su mejilla. - ¿Cómo anda Doña Eusebia? - Más o menos Don Cristóbal, se me acaba de ir un nieto pa´ España, ¡pucha que lo tiró con este bosque, ya no da pa´ más!, mire, mi nieto es Licenciado en Cacería Nocturna Especializada y se tuvo que ir, por que acá no hay trabajo, estoy enojadísima, tengo unas ganas loca de hacerle un piquete al intendente, pero ¿qué vamos a hacer?, nada, como siempre, el Martincito ya se fue, ya es tarde. Metió la mano en el bolso de compras que lleva siempre colgado en su ala para sacar un pañuelito y secarse las lágrimas cuando cae de la bolsa una pequeña caja de metal bellamente labrado con un enooooorme candado. •- ¡OH cierto! Alzó la caja, la limpió y la volvió meter dentro del bolso, levantó la vista y ve al zorro que la miraba con una extrañable curiosidad. •- ¡Ay cierto Don Cristóbal usted me puede ayudar!, mire usted, me encontré esta cajita en el medio del monte y no pude abrirla, la verdad me mata la curiosidad, por ahí es algo valioso, muy importante, ¿podría ayudarme? Se lo acercó a Cristóbal, este lo tomó con sumo cuidado, sacó unos lentes redonditos y se los puso, el puma lo vio y lanzó una carcajada estridente que retumbo por todo el bosque. - ¿Qué te pasa Fortunato, porque te reís así? Le pregunta con el ceño fruncido Cristóbal. - Es que es la primera vez que veo un zorro corto de vista. Cristóbal se sacó los lentes bruscamente. - ¿Y vos qué?, te recuerdo que no es normal que haya pumas vegetarianos. - ¡Discúlpame hermano, me he comportado como una bestia incivilizada!. Cristóbal meneó su cabeza, es más creo que adivine su pensamiento en ese momento, es que difícil tratar con animales. - Mire Doña Eusebia parece ser un alhajero de plata, eso si muy antiguo, tal vez sea español por su ornamenta, ahora este candado es lo que me extraña, normalmente los alhajeros poseen cerradura, tal vez esta caja guarda algo muy valioso, no sé ¿quiere que intentemos abrirlo o la dejamos así como está para que usted lo abra solita en su casa? Toto se acercó rápidamente a Don Cristóbal y a Doña Eusebia, y no quiero pasar por arrogante pero adiviné y no por arte de magia que intenciones tenía en esos momentos nuestro pequeño y peludo amiguito, jejeje... ¿y quién no? - Mire doña Eusebia, usted solita no podría hacerlo, imagínese semejante candado, démelo a mí, en mi cuevita tengo muchas herramientas, seguro que algunas de ellas me servirá, confié en mí Doña Eusebia para mañana la tiene abierta. Cristóbal viejo zorro, sostiene la caja con fuerza y mira muy seriamente a la comadreja, este agarra la caja y comienza a tironear con una sonrisa disimulada, de pronto el zorro tira fuerte y a la comadreja se le escapa de las manos el cofre. - Creo que esto debe decidirlo Doña Eusebia, ¿no le parece Don Toto Recolector? Toto fue retrocediendo despacito y con las manitos hacia atrás. - Por supuesto, por supuesto, no hay drama, no tengo ningún problema, por favor no quiero que piense mal de mí. Fortunato le sacó al zorro la cajita de forma sorpresiva. - ¡Déjemelo a mí Doña Eusebia, necesita una persona audaz y con mucha fuerza y ese soy yo! Cristóbal le saca el cofre al puma y mirándolo muy serio le dice. - Escúcheme Don Fortunato Calcatierra, ¿realmente cree que usted podría abrir este complicado candado? Fortunato lo mira de reojo, cruza los brazos y sonríe nervioso. - Esteee... mmm... no, la verdad creo que no hermano.
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