PAUSA, TIERRA DE ENCANTO
Publicado en Jul 07, 2009
PAUSA TIERRA DE ENCANTO
¿Quién ha visitado Pausa?, singular pueblo ayacuchano, nunca podrá olvidar el embrujo de sus paisajes floridos, la imponente imagen del majestuoso volcán Sarasara en cuyas cumbres empinadas las blancas nieves parecen irradiar mágicos fulgores de ensueño, el panorama de sus casitas de teja o calamina o ichu que parecen observar al visitante por entre los árboles y tunales; nunca podrá olvidar las chacras llenas de sembríos y árboles que se extienden hasta escalar la falda de los cerros, sus cantarinos arroyuelos que bajan por las quebradas rumoreando una inefable melodía de recuerdos remotos e historias pasadas. Quién se ha paseado bajo el calor amoroso de su sol radiante, bajo las gotas acariciadoras de su lluvia, entre su gélido vientecillo matinal, en sus románticas noches de luna llena dando serenatas al pie de las ventanas o en la esquina de su casa. Las cholitas correteando por el campo con su cabello trenzado así como la espiga de trigo, sonrientes, mostrando los dientes blancos así como los granos de choclo tierno. Quién se ha emborrachado de amor en sus acogedoras cantinas de quincha y ramadal, escuchando el rasgado de un charango fiel compañero y cantando con entonación quejumbrosa esta canción. En una noche de luna Tú me prometiste Quererme toda la vida Nunca olvidarme........... Quién - repito - se ha bañado en los cristalinos remansos del río Mirmaca, asoleándose sobre sus piedras y comiendo pacaes peras e higos; quién ha gozado de sus fiestas patronales, con entradas de chamiza, vísperas, procesiones, fuegos artificiales, bailes sociales y corridas de toros; asimismo, quien ha gozado de sus carnavales, entre talcos y serpentinas y tumbando yunzas, cantando al son de guitarras, charangos y violines; o quién ha gozado de sus fiestas ¡Nunca podrá olvidar el encanto incomparable de este bello pueblo ayacuchano!. Aparte de todo esto, los hijos de este lugar sacan pecho y se ufanan, con jubiloso orgullo, y dicen: "Qué caray, como mi pueblo no hay otro"... porque en este apartado rinconcito del Perú, precisamente en este pueblecito de tunas, retamales y ensueños, al pie del nevado Sarasara, en un día de fiesta y en homenaje al nombramiento del XI Virrey del Perú, Don Juan de Mendoza y Luna, los españoles escenificaron, el 19 de octubre de 1607, un capitulo de la inmortal obra de Don Miguel de Cervantes Saavedra, "El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha", por primera vez en América y por segunda vez en el mundo, ya que la primera vez lo hicieron en Valladolid (España) en 1605. Pausa, capital de la provincia de Páucar del Sarasara, es un pueblo que se halla ubicado al sur del departamento de Ayacucho, casi en la lindero con el departamento de Arequipa, entre los ríos Mirmaca, Huancahuanca y Marán, sobre los 2524 m.s.n.m., circundado de enormes cerros los que le dan una apariencia de una gran vaso, hecho por el cual se observa un clima templado, menos frígido que el de los otros pueblos, y es un lugar tan apacible y tan acogedor que dan ganas de establecerse para siempre, aspirando un agradable aroma a retamas, sauces y molles, extasiándose con el dulce trinar de guitarras, charangos y violines, que acostumbran tocar los pausinos bohemios. Su comida es variada, destacando los platos con carne de cuyes y picantes, sin olvidar la exquisita sopa de patachi o pataska con mondongo y hierbabuena; asimismo, destacan los platos de sopa de calabazas, de mazamorras, olluquito con charqui, picante de quinua, etc., y por supuesto, es un pueblo donde hay muchos huertos con nopales que nos regalan la rica tuna colorada, blanquilla y la de ayrampo. Por este último rasgo a los naturales de ese lugar les adjudican el apelativo de "Tunas Hayta", o sea pateadores de tuna por que los muchachos juegan con esta fruta o porque las limpian de sus espinas haciéndolas rodar con el pie sobre la grama o el pasto de las chacras. Y en lo que se concierne en su artesanía, existen en el lugar hábiles artesanos, en los que sobresale la mujer pausina, quienes son muy diestras e confeccionar ponchos, llikllas, polleras, apachas y costales, producto que son llevados a las ferias pueblerinas y a las fiestas patronales de cada lugar para negociarlos o intercambiarlos con otros productos, hecho al cual se le denomina "trueque". En los confines del pueblo es muy común observar a los pobladores luciendo vistosos trajes típicos, hombres con ponchos, sombreros y chalinas, mujeres con policromas polleras con rebozos y mantos que les cubren desde la cabeza a los pies y llevan casi siempre su inseparable apacha - especie de mochila - colgada a sus espaldas. En los que respecta a su aspecto histórico, en el lugar existen unas ruinas que aún no han sido muy exploradas, y es el sitio llamado "Ñaupa Llaqta" que en castellano quiere decir"Pueblo Antiguo", el cual está ubicado al pie del volcán Sarasara, casi en sus mismas faldas. Se presume que de este lugar proviene la histórica momia hallada en las nevadas cumbres del Sarasara y que por esto se le adjudico el nombre de la Momia Sarita, la que se halla engalanando el Museo de Tumbas de Altura de la Universidad Católica Santa María en la ciudad de Arequipa. Esta última noticia llegó a tener repercusiones a nivel mundial, tan igual como la tuvo el hallazgo de la Momia Juanita; habiéndose comprobado científicamente que es más antigua que esta. El lugar que les estoy describiendo es Pausa, capital de la provincia de Paucar del Sarasara, del departamento de Ayacucho. Pueblo encerrado por una ronda de altísimas cumbres, debajo de un cielo azul moteado de nubes blancas, donde la imaginación se llena de idealizaciones poéticas y fantasías deslumbrantes, donde mi espíritu cansado de rudos trajines se refresca ahora que estoy de visita, puedo extasiarme con el inefable encanto de sus paisajes. Aquí, la naturaleza andina se muestra en toda su plenitud y esplendor, con todo su embrujo y armonía, con todos sus sonidos aunados en la altura diáfana de su espacio aromoso y fresco; aquí, el viento ríe jubiloso entre los árboles y entre las peñas, como un muchachito mataperro que juega a las escondidas y quiere que lo encuentren hasta en el fondo inaccesible de las piedras y flores silvestre, con melodía suave y dulce, casi soñolienta que, al oírlos, uno se sumerge en meditaciones y añoranzas; aquí hasta las noches tenebrosas y frías son puro sentimiento risueño, aca los jovenes bailan cantando esta canción: Mi vida es un tormento Desde el momento que te conocí; Cholita engañadora No hallaras perdón de mi corazón........ En fin, aquí, es muy fácil ser poeta o escritor. Por eso, tal vez hoy me anime a escribir otra vez. Y es que, desde muy joven, siempre quise contar las maravillas de mi pueblo, sus soledades y sus triunfos, sus anhelos y sus ensueños. Quise siempre decir lo que mi pueblo dice en sus noches de luna o en sus auroras matinales, sin olvidar sus ocasos empurpurados o sus tardes de lluvia o días de sol esplendoroso. Quise siempre contar lo que sus zorzales o perdices en sus encantos, mientras trajinan entre tunales y maizales, allá, en el corazón de las sementeras y los bosques. Nunca voy a olvidar sus campos de verdor, llenos de flores con pájaros trinando por doquier, con multicolores mariposas revoloteando sobre matorrales floridos, con fulgentes rocíos chisporroteando a luz del sol.. Nunca voy a olvidar el vuelo de los cóndores sobre los cerros o en medio del firmamento azul, entre nubes blancas que despiertan mi espíritu una inefable sensación de gozo y fascinación... Nunca voy a olvidar las épocas de lluvia, con neblina en los cerros, con vientecito, juguetón, entré los árboles; el dulce aroma que exhala la tierra húmeda; el perfume de las flores y frutos; los alfalfares húmedos de rocío; el rumor de la lluvia al caer sobre los tejados; el silbido y el grito de los campesinos que se llaman de banda a banda; el sol naciendo y muriendo en la cumbre nevada de los cerros; el chiflido de las perdices; la música de los arroyos; relinchos, balidos, rebuznos, ladridos, canto de gallos. Aquí están floridos tunales; los cerros verdosos de exuberante hierba; los eucaliptos rumoreando con el viento; con sus brotes que apuntan al cielo, los campesinos arreando el ganado hacia los pastizales; los cóndores planeando sobre lejanos cerros; los loros que se dirigen a las quebradas chillando a mas no poder; los membrillos relumbrando entre la floresta de la chacra; algún lejano ladrido de perro que cuida el ganado; el tarareo musical de alguna niña que se pasea por las chacras juntando leña o segando pasto para los cuyes o las ovejas. Aquí, cada día es un día de duro trabajo, de búsqueda sustento. Cada campesino, con orgullo y placer, percibe su contribución al bienestar de su familia y de su comunidad; labora intensamente, desde el alba hasta el ocaso, incluso en noches de riego de sementeras, para que la querida tierra de ensueños y retamales sea aún más hermosa, rica y fuerte. Hoy escribo de nuevo, evitando procedimientos literarios sofisticados, tendiendo sencillez en el lenguaje, pensando en que me vallan a leer o deletrear niños o personas sencillas y comunes; siempre escribo del campo y no de la ciudad, porque en las ciudades ya se perdió el encanto de la naturaleza, y porque entre los hombres del campo, siempre hay un clamor o un reclamo. Por ejemplo, no puedo evitar el escribir sobre niños que caminan descalzos y sobre hombres que sollozan su impotencia frente al abuso, o sobre madres que zurcen la ropa del hijo o del esposo sin tener todavía qué llevar a la olla; y puedo escribir con la debida autoridad y conocimiento; porque yó, fui un hombre de campo, y tuve que pasar penurias y hambre para superarme y salir adelante; y mi meta además de obtener una profesión, un titulo o trabajo, es lograr que la justicia que hasta hoy, muy a mi pesar debo decir: que en mi País la "Justicia", tiene un precio tan alto que el hombre de campo no puede pagar; es por eso que otra vez escribo; quizás con la remota esperanza que las personas que puedan leerme, razonen y puedan ayudarme en esta constante e interminable tarea que me he propuesto, de búsqueda de "Justicia", para los mas necesitados; y sé que solo no podre lograrlo, y con estas palabras termino mi corta narración, esperando haber recopilado la escencia de este pueblo que me ha fascinado y que hoy me cobija. Pablo Félix Loza
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