El descampado, avanza.
El árbol retrocede.
El río, titubea.
La luz se planta entre pájaros verdes.
El zamuro es espantapájaros en negro.
La soledad enmohece las piedras.
Las colinas juegan a moverse
a la vez que se sojuzgan vientos y molinos.
Toda la naturaleza en mariposas se carga
y se desaparece como ficción firme.
Del tiempo, no se sabe si se mueve
o comparte la apatía de la pereza.
Detrás de las montañas hay albores de plata
y es un día que se repite, retrocede y repite.