A veces llegan esas rachas de viento, fuertes, que pegan y despeinan hasta el corazón mas apretado. Son esas rachas que mueven mi cabeza, y me dejan pensando locuras, locuras porque siempre me quedo pensando en ti, y pensar en ti, es mas que una locura... es mas que un sueño platónico, es mas que pecado en delirio... pensar en ti, es hacer mi corazón parar cada que recuerdo tus palabras, es mi corazón acelerar cada que dibujo tu mirada, es mi corazón estallar cada beso tus labios en llamas... 

Y son esas rachas, que no dejan concentrar, que roban sonrisas cuando estoy distraída, y que me dejan sin aliento al sentir tu ausencia... 

Y pensar en ti cuando no estas, cuando estas, cuando llegas, cuando te vas, cuando sonríes, o una lagrima me das, pensar en ti cuando te beso, cuando te escribo, cuando te leo, cuando te sueño... pensar en ti es amar...

Hay veces en las que no puedo dormir, en las que no me dejas dormir, en donde no quiero soñarte, en donde me gusta madrugarte, en donde quisiera despertarte tan solo con pensarte, donde quisiera besarte con solo mirarte, y donde quisiera amarte con solo... delirarte. 

Y hay noches donde la locura es mayor, y mi tristeza se vuelve peor, noches donde ya no soporto no escuchar tu respiración y extrañar tanto tus manos ciegas con hambre de amor... Hay noches donde quisiera traerte, noches donde sueño tenerte, noches donde no te compartes, noches que... alguna vez pensaste. 

Porque de tu desprecio, me nace este enfermo amor, y de tu indiferencia estas letras adornadas para disimular el dolor, porque de tu ausencia crece mi necesidad y de tu compartimento mi enorme deseo de poseerte. 

Porque mientras mas me ignoras, mas quiero verte a todas horas, porque cuanto menos me lees, mas te escribo mujer... 

Y así es esto, y seguirá siendo, porque yo de ti, me he enamorado hasta de tus malos momentos, y tu de mi, solo de mi superficie y algunos pocos pensamientos, porque a pesar de todo, cuando estamos juntas, sueño que siempre sea así, como un sueño, donde el sol se quede atardeciendo, y tu cabello luzca rojo y juegue con el viento, que sea así, con tus ojos mirando al sur, y tus labios brillando del sabor de nuestro amor, donde las nubes se vean rojizas sobre la revolución de nuestros corazones, donde nuestra respiración se vuelva igual, donde se acabe la vida y empiece otra nueva a cada segundo, donde me bendigas con tus besos arrebatados, y tus manos recorran una y otra vez mi cuerpo... donde nos veamos, y te diga cuanto te amo, con temor de que quizá nunca imagines cuanto...