Vengo del Rototom Sunsplash 2011. No es el típico festival al que va Beyonce. No digo tampoco que salga contento si rememoro camino de las dunas de la playa, aún en ayunas cuando el sol me quitaba el aliento. Porque qué calor dios mío gritaban cabezas de cartel a un público sumiso. Da igual realmente no piso a creyentes de Dios en forma de dictador que tomo sus derechos sin permiso.
Aún así. Que vengo a hablar de lo que me pareció la música y los directos. Muchos redondos, diría perfectos y otros infectados de las dos nuevas corrientes que empalagan al Reggae: El dancehall y pool up-s me jodieron más que los insectos. Cabe sin embargo contrarrestar mi amargo sabor de boca, tubo mucho más que oídos para leyendas como Horace Andy o Toots and The Maytals. No pude ni aguantar, dirigiéndome a otro concierto o bar, oía cada vez más bajo las voces de Capleton o Luthan.


Es solo una opinión, es un gran festival en lo que cartel se refiere, la familia Marley, Scratch Perry, Gentleman y tantos más que no pude, fueron granizados de limón en función de cuanto sude. Unas charlas realmente convincentes, aunque siempre tendré contestatario en casa, con una idea nueva del presente. Realmente fue un festival donde a la gente se le veía unida, con sonrisas sin subliminales, peor lo ves todo y la felicidad a raudales. Desconecta. Te desvía por una perpendicular a esta senda recta que es la vida cotidiana, si bien Ana y yo no hicimos brillar ni un ápice de recuerdo a familia sana.


De lo malo hablaré y es que el agua es como los derechos en Palestina o Siria. No debe entrar una sola botella que no sea comprada. Sin dinero mueres,¿para ellos qué eres? El que duerme en el campo de concentración de en las raices de las montañas perdidas , prohibido de no tan caprichosos derechos tendré, poder llevar mi propia botella de agua y otros placeres.