Estaba nevando, no granizando.
Publicado en Sep 05, 2011
Hacía frío. Ese frío que congela, que entumece todo el cuerpo, que no permite respirar bien, frío que no deja pensar, razonar, y embrutece al hablar, no se puede parar de tartamudear, titiritando los dientes, soplando aire tibio a los dedos, a la espera que el agua que inunda los zapatos se congele con los calcetines y queme la piel de los pies, que el agua del pantalón y la chamarra se cristalice por el frío, y acabe todo el martirio. Porque si hay algo que no soporto es el frío, el frío de la soledad en medio de un lluvia torrencial, el frío que sale de mi boca al hablar, el frío que se puede ver, un vapor de nostalgia me dice que no estas...
Y entonces me llegan golpes de recuerdos, que azotan mi cara y cristaliza mis lagrimas de lamentos, recuerdos de la calidez de tus manos, tus manos que reconocían perfectamente el camino de mis labios, recuerdos de tu mirada en silencio, esos ojos que tanto deseo, recuerdo de tu abrazo en el sillón, de tu protección, de mi satisfacción, de mi plenitud, de tu respiración y yo sintiendo el tibio aire que expulsabas de tu nariz, que me reconfortaba, que me hacia sentir tan cerca de ti, tan eterna, tan inseparable, tan mía... Y el olor, el olor que me enloquecía apenas me acercaba a tu cara, y olor que me controlaba cuando estaba en medio de la calma, y el olor que dejabas cuando me marchaba, porque mi ropa, mi cabello, incluso en mi piel duraba el aliento, el aroma de tu cuello, el perfume de tu ser, y la suave fragancia de mujer, muy delicada, pero casi siempre duraba hasta que me acostaba, para dormir bien, para dormir en ti, porque mas de una noche te soñé, y mas de una noche te lloré, a veces de felicidad, a veces de necesidad, a veces de tristeza y a veces... Porque si me reía en medio de un beso era de felicidad, si sonreía al terminar tus labios, significaba cuanto te amo, significaba lo bien que me sentía en tus brazos, lo bien que la pasaba esas tardes sin encender ni una luz en el cuarto, y si no decía nada, era porque mi sonrisa decía todo y mas de lo que imaginaras, y si de repente flaqueaba, era porque comenzaba a extrañarte aun cuando no pensaba en marcharme, comenzaba a extrañarte porque la vida misma es amarte... Entonces estaba nevando.
Página 1 / 1
|
Hoz Leudnadez
la narracion está bien hecha y el tono de poesía y elegía hacen a tu trabajo
muy apreciable, en algunos tonos decae pero muy poco importa a mi gusto
no me importan las reglas ni nada por el estilo, solo hay buena y mala literatura
la tuya en este, me parece muy bien saludos