el cavador de tumbas
Publicado en Sep 13, 2011
Shakespeare escribió que quien cantaba cavando una tumba hacia algo terrible. Supongo que pensaba que se violaba la paz de los muertos, que se olvidaba, con el leve canto del hombre cavando, el dolor de los asesinados y envenenados, de las los llantos de las viudas. La terrible música del silencio eterno de los muertos, una cena de gusanos y cenizas.
Pero el cavador, después de todo, es un hombre que necesita hacer llevadero su trabajo. No quiere entregar a su amor a los brazos de la tierra (el cuerpo a enterrar es para él una carga a dejar allí, a ser cubierta por tierra fresca, que se hunde mientras el cuerpo se amolda al peso del barro). El cavador tampoco espera que salgan mariposas volando de lo que fue el vientre arrugado de una vieja (aunque ha visto gusanos devorando la carne pegada a los huesos y las cuencas de los ojos de algunos niños); no le interesa esconder ahí los desastres de la historia. Solo quiere cavar, hundir su pala en el humus negro, dejar un hueco decente donde depositar el cadáver que le toco en turno. Terminar su trabajo para marchar a casa y beber una fría cerveza. El acto terrible del cavador es cantar feliz por un buen trabajo.
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Eduardo Fabio Asis
Andica
no le interesa esconder ahí los desastres de la historia. Solo quiere cavar,
cada cosa que hagamos, como lo hagamos, y donde lo hagamos, lleva en si una catarsis rutinaria, dejas y te dejas llevar para que no nos desborde emocionalmente, al final pese lo que pese el vino lo toma uno solo y uno solo siente el sabor del vino, otro tal vez lo sienta agrio...
Shona Lee
*Cada noche, cual enterradores, cavamos una zanja donde depositar las miserias humanas que vivimos o se nos hace saber que suceden. Sin ese trabajo, lo mejor hecho posible, sería imposible avanzar un día más: nuestra senda estaría invadida de cadáveres.
Venga, un saludo.