Sentí vergüenza y frustración por mis resultados de venta. ¡No estoy haciendo las cosas! ¡No cumplo con lo mínimo de lo que se debe hacer! Y, ¡no merezco ni la tercera parte de lo que me han apoyado!, me grité internamente. Como era mi costumbre, inmediatamente traté de buscar culpables, de justificar mis ineficiencias con ridículas posiciones cínicas contra mi jefe, contra las políticas de la compañía y contra el mundo en general, pero no pude justificar absolutamente nada.
            Me molesta que en estas situaciones, como primera opción, siempre surja la idea de desertar. Dejarlo todo, rendirme y buscar otra actividad en la cual, seguramente, el final será el mismo. ¡Estoy harto de eso! Entonces, por primera vez acepté que todos estos resultados tan pobres, tan mediocres o cualquier otro calificativo que definiera porquería, sólo eran responsabilidad mía, de nadie más.  Pues bien, me dije, llegó el momento, iba a volver a decir cambiar, pero ya no bastaba en mi caso. El verbo, por tratar de aplicarlo tanto y no tomarlo con la seriedad debida, se había vuelto trillado y de una simpleza tan burda, que los prometidos y esperados  efectos motivacionales ya los había aniquilado. Hoy lo que tengo que hacer es algo mucho más profundo y radical, ¡una transformación completa, integral!
            Lo he dicho (más no intentado) muchísimas veces, pero sigo estancado en el mismo lugar y hay ocasiones que de plano siento que hasta he descendido (¿más?). Espero, no sé qué, con una pasividad desgarrante. Tal vez imagino un golpe de suerte, pero no me refiero a la suerte de ganar el premio mayor de la lotería, sino tener una oportunidad real, tangible y con todas las posibilidades de aprovecharse para así...reconstruir mi vida. Como diría Tin Tan, "¡Dios, no te pido que me des, sino que me pongas donde hay!"
            Releo y de inmediato despegan preguntas: ¿Qué no tengo esa oportunidad tan anhelada en este momento?  ¿Mi "espejismo de preparación superior" me ha cegado tanto que ya no distingo las oportunidades reales? ¿Mi "preparación" se ha convertido más un obstáculo que una ventaja para detectar  oportunidades? Sé íntimamente que las respuestas son afirmativas. Sin embargo, por razones tan inconcebibles y subjetivas que involucran ego, status y personalidad, mi respuesta es negativa y por eso y otros fantasmas, continúo viviendo una angustiosa realidad donde no ha habido un solo logro. ¡Nada por lo que haya sido reconocido o recordado! ¡Nada por lo sienta que vale la pena ser yo!  Por ese sentimiento no basta con cambiar, ¡tengo que trasformarme!...¡Volver a convencerme de que vale la pena ser yo!
  
La Transformación Integral.
            Como todo lo que involucra la palabra "INTEGRAL", esta acción de transformación contempla varios pasos que irán "integrándose" hasta formar un todo y así completar un proceso cuya finalidad es convertirnos en seres más positivos, comprometidos y seguros de sí mismos.
•a)      La Transformación Integral inicia por el reconocimiento y convencimiento de que todo lo bueno y todo lo malo que nos sucede o nos ha sucedido es resultado de nuestras acciones, decisiones y omisiones (Jack Canfield / Success Principles)
•a.       Este reconocimiento nos permitirá liberarnos de las dependencias "auto creadas".
•b.      Nos enseñará a ser responsables de nuestros actos y sus consecuencias.
•c.       A reflexionar más antes tomar la decisión de actuar o de no actuar.
•d.      Para finalmente, colocarnos en la magnífica posición de actuar o no actuar PORQUE LO QUEREMOS Y NO PORQUE LO NECESITEMOS.          
•b)      Ahora, conscientes de la responsabilidad por actuar o por no actuar, la confianza en nosotros nace o renace (si ya la tuvimos), se fortalece y sentimos la genialidad de sentirnos CAPACES.
•a.       ¡Ya no dependemos de ningún factor, interno o externo, para actuar o para no actuar! Inclusive cuando el ambiente no sea o no parezca el más propicio.
•                                                              i.      "Risk everything for a dream NOBODY sees... but you!"
•c)       Ya estamos en condición de poner en práctica lo que he denominado la idea CAC (Confianza / Acción / Control).
•a.       Confianza, Acción  y Control.
•                                                              i.      Confianza es sencillamente lo que va a hacernos sentir CAPACES, perfectamente preparados para hacer lo que queremos hacer y concluirlo tal como lo visualizamos, esto es, ¡TENER ÉXITO! Volvemos a creer (o tal vez sea realmente la primera vez) en quien siempre debemos creer...¡en nosotros mismos!
•                                                            ii.      Acción es el proceso por el cual la visión, sueño o deseo se hará REALIDAD. Nos atrevemos a llevar a la práctica lo planeado y evitamos que nuestros deseos o sueños permanezcan en ese estado permanentemente.
•                                                          iii.      Control es el freno mental que evita que nos desboquemos en cualquiera de las situaciones de ocurrencia.
•1.      Cuando las cosas salgan MAL, nos lleve a meditar sobre lo ocurrido, recapitular y aprender, con lo que evitamos el abandono de un proyecto a las primeras de cambio.
•2.      Cuando las cosas salen BIEN, nos mantiene con los pies en la tierra, lo cual hace que continúe viva la visión y la consciencia de que SIEMPRE podemos mejorar nuestro desempeño y seguir con una tendencia de crecimiento en todos los aspectos.
•d)      Finalmente, todo lo anterior lo completará la autodisciplina genuina y la  constancia inquebrantable.
•a.       Como todo proceso, requerirá de rutinas ineludibles e impostergables. Aunque estas pueden ser temporales o permanentes, su cumplimiento en tiempo y forma es indispensable para alcanzar nuestras metas.
       Parece sencillo como todo que se plantea en teoría. El papel aguanta todo, suele decirse, pero ponerlo en práctica es el verdadero reto, tanto para nosotros como para el éxito de las premisas planteadas. Es en ese momento, cuando la tentación del abandono ataca con toda su fuerza y la probabilidad de que el proyecto muera puede ser mayor a la probabilidad de que este viva. Por lo anterior, siempre hay que estar preparado mentalmente para lidiar exitosamente con estos embates.
El Verdadero Reto.
       Hemos reconocido que lo que hagamos o no hagamos es decisión nuestra y por lo tanto, somos responsables de las consecuencias. Lo anterior, si se analiza, nos lleva a establecer qué podemos hacer y qué no, qué debimos hacer y qué no. Esto último puede verse en primera instancia como un ejercicio ocioso donde se evalúan pros y contras de sucesos del  pasado de lo cuales ya no puede cambiarse nada. No es así, porque tal como pudimos reconocer y aceptar las consecuencias de nuestras acciones, podemos reconocer nuestras capacidades y limitaciones actuales. Ya sea para volver a intentarlo o buscar una opción más apegada a lo que somos capaces de hacer. Conocer lo que somos capaces de hacer es indispensable.
       Definitivamente lo hecho, hecho está  y no hay más remedio que seguir avanzando, pero ahora, sabiendo lo que nos funciona y lo que podemos hacer bien, nos CREAMOS la oportunidad, ya no esperamos que nos caiga del cielo. Ahora explotamos nuestras fortalezas en todos los ámbitos, inclusive conscientes de nuestras debilidades. Hemos aprendido a triunfar,  ¡terminó la lamentación eterna!  
       Convencidos de que es posible lograr lo que queremos, sabedores de que algunas cosas serán muy sencillas y otras muy difíciles, ya no nos limitamos y al final lograremos lo que nos propongamos. ¿Sencillo, no? Para nada, aunque parezca increíble, ese convencimiento es el reto más difícil de superar, sin él no habrá avance.
A la carga
       Conscientes de lo que somos objetivamente, ahora la confianza en nosotros mismos es el motor que nos pondrá en movimiento y no parará hasta que alcancemos nuestra meta. Una fuerza, que tal vez nunca pensamos tener, nos llevará a poner en práctica cada una de las acciones que consideramos necesarias para lograr nuestro objetivo. Por fin creemos que lograremos lo que siempre deseamos porque ahora nuestra base de despegue genuina y por lo mismo, más sólida que nunca. Se construyó reconociendo nuestras verdaderas fortalezas y nuestras verdaderas debilidades.
       Nuestro sentimiento de logro es tal que, aunque lo planeado tenga desviaciones, ya no desertaremos como solíamos hacerlo, ¡eso es precisamente lo que la confianza en nosotros mismos aporta!
       Ahora actuamos con seguridad, CONFIADOS porque sabemos hacia dónde vamos y por qué. A diferencia de lo solíamos hacer, ¡postergar el inicio de TODO! Ahora no podemos esperar para arrancar con nuestro proyecto. Visualizamos qué vamos a hacer y qué vamos a obtener por resultado. Los pasos que proseguirán y como se irán cumpliendo en tiempo y forma cada uno de ellos. Hemos alcanzado la consciencia y responsabilidad de la acción.
Para finalizar  
       La experiencia de avanzar con resultados tiene un efecto curioso en nosotros, nos motiva a seguir adelante sin parar porque nos damos cuenta de que todo lo planeado está resultando, es una gran motivación, pero además, el comprobar que el camino pensado POR NOSOTROS para hacerlo es el correcto,...es la culminación de nuestra transformación.
       Se logró paso a paso. Cada uno fue INTEGRÁNDOSE hasta llegar a una situación en que todo se coordina perfectamente, desde luego que cada finalidad u objetivo fijado requerirá de diferentes estrategias para alcanzarlo, pero ahora lo importante ya no será la estrategia en sí, lo importante será que podemos visualizar lo que haremos antes de empezar y corregir en caso necesario si así se requiere sin que esto se tomé como una derrota o un fracaso. Ahora todo es un aprendizaje y la probabilidad de que alcancemos lo que buscamos SIEMPRE es altísima porque los factores que necesitamos para lograr nuestras metas ya son parte de nosotros.