Angela
Publicado en Oct 03, 2011
Desangrándome de diferentes sentimientos encontrados, llegue a mi casa donde podía estar solo y discutir internamente mi conducta en los próximos días, pero no resultaba fácil ya que no recordaba nada, no entendía lo que pasaba y como drogado caí en un sueño demasiado real. El día estaba hermoso, y solo para describir la situación diré que todo en mi entorno demostraba la grandeza del que nos creo, pero nada era lo mismo, todo en mi mente estaba confuso, no sabía qué hacer, si llorar o reír o arrebatarme la vida. La única imagen en mi cabeza era la de una chica, recuerdos fugases de la mayor felicidad a mis cortos 16 años, su aroma y su bella sonrisa, esos ojos que brillaban e incluso su piel tan blanca y delicada como la leche me dejaron flechado. A ella se le escapo una palabra: -te odio-, me miro fijamente y me dio una cachetada, al no poder decir lo mismo le dije que la amaba profundamente, y desde el día que la vi guarde mi corazón para ella, aun con más rabia se arrojo en mis brazos y casi instantáneamente le bese, fue amor a primera vista pero no exactamente había nacido en ese momento, todo me resultaba demasiado familiar, pero deje de pensar y me deje llevar. Desperté tirado en el suelo, mirando fijamente el techo llorando como si hubiera perdido algo, y lo era porque en ese instante recordé todo.Después de esa escena del beso ella salió corriendo y al cruzar la calle, el aliento se le fue arrebatado.
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Jean Tonalli
eduardo
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