Mamá tengo frío
Publicado en Jul 09, 2009
Mamá tengo frío
Cuento Por Diego Luján Sartori Como si fuera un lobo herido, el viento aulló por enésima vez. Era tan raudo y fuerte que hasta las gotas de agua que golpeaban la piel, herían como espinas filosas. Juan se acomodó como pudo en el pequeño pozo de zorro que lo albergaba y aunque estaba tembloroso, hambriento y con desasosiego seguía firme en la posición. Le habían dicho que defendía a la patria. Pero esta era una patria extraña para él, tan diferente al Chaco tórrido y vegetal. Una patria tan distante, tan fría... Pero su mamá lo despidió sonriente y llena de esperanzas. No era esa la patria donde había nacido, como decía aquella poesía de cuarto grado en la escuela primaria. Pero su madre querida dijo que ese pedazo de tierra en el mar, frío y lejano era la patria y el estaba allí tiritando, con la piel quemada por el frío, que cuán un buril de fuego flagelaba su piel. El teniente encargado de la correspondencia leyó aquella carta que le decía a una mujer en el Chaco: "mamá tengo frío, mándeme una frazada" y comentó con sorna: "con maricas como este no ganamos la guerra", acercando su mano enguantada al brasero que ardía en el suelo al cobijo del viento en un amplio galpón. Macarena, leyó la carta, con vivacidad preparó empanadas, las ofreció a sus vecinos diciendo: "voy a comprar una frazada gruesa para mi hijo que combate por la patria". Con gran entusiasmo reunió el dinero compró la frazada y la despachó por Correo Argentino, hacia el teatro de operaciones. El viento era ahora una jauría de lobos aullando. Juan se preguntaba "¿que patria más extraña era aquella, sin luna, sin estrellas, sin agua, sin sol, sin tierra? Solo el viento furioso, la nieve blanca, el hielo, la soledad atenazando su alma, el hambre arañándole el estómago. En frente un enemigo invisible. El fuego de los cañones eran los únicos remiendos de sol y de luz que caían en aquellos días grises. El Teniente encargado de la correspondencia abrió el paquete, exclamando: "la frazada para el marica", un soldado que estuvo un tiempo en las trincheras le dijo con ansiedad: "le llevo pronto, mi teniente afuera hace mucho frío". El jefe le respondió: "dentro de unos días le mandamos, por ahora voy a ver si está calentita", diciendo esto la tiró entre sus cosas. Juan intentaba comer la galleta helada con un poco de matecocido entibiado apenas por un frágil y fútil calentador de alcohol. Bebió la ración de licor y se acomodó como pudo en el hoyo cenagoso. Se entretenía mirando los destellos de colores de las balas trazadoras, las explosiones del cañoneo, pensando si algún día vendría por allí el enemigo. El defendía a su patria. Una patria que lo lastimaba y hería. Pero su mamá le dijo que era el suelo querido y debía morir por él. Al quinto día el soldado insistió ante el teniente: "voy a llevarle la frazada a su dueño mi teniente", "correcto, que el sargento les acompañe y repartan todo lo que puedan que para algo les mandan las cosas". Cuando llegó el pequeño grupo con una ración de chocolate, galletas, calentador y la mentada frazada encontraron la trinchera sumida en un silencio tenebroso. Con la punta del fusil tocaron el bulto verde arremolinado en el fondo de la ciénaga. Nada. Solo el aullido céfiro. Se hincaron y pudieron ver que el soldado había escrito con mano temblorosa en un papel metalizado que envolviera chocolate con la punta de una bala de fusil: "Mamá tengo frío. ¡Viva la patria!". En el rostro de la andrajosa comisión las lágrimas se perlaron en rubíes de hielo. El viento seguía aullando, el teniente comía opíparamente y la madre chaqueña ensayó un llanto presagiando la tragedia. La patria sumó un héroe más al rosario de mártires inútiles. A Juan caído en combate, no lo mataron las balas imperialistas, su joven vida fue cegada por la filosa guadaña de la desidia y la incompetencia. ¡Viva la Patria! ¿Qué Patria?
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margui32
Diego Lujn Sartori
Estaré leyendo y comentando tus textos.
Deigo
margui32
Victor Carlos
Que digna, minuciosa y cuidada descripcion de tu tema acerca de Malvinas... acontecimiento infausto que nunca olvidarermos !
He observado que tienes una vasta trayectoria en las letras... mis felicitaciones, un abrazo.
Diego Lujn Sartori
Diego
Julieta Torres
Que crudeza tiene su relato, sobre todo porque es verdad, pero me gusto mucho, siempre es un gusto leerlo..Un saludo Julieta Torres
Diego Lujn Sartori
Si te gusta la temática tengo sobre Malvinas otras cosas: Soldado Niño, Donde estás mi niño?
Gracias por detener tu mirada en mis textos.
Leeré y comentaré los tuyos.
Diego
abel nicolas montenegro
Diego Lujn Sartori
Gracias por tus conceptos. Los atesoro.
Diego
MAVAL
y aguijonea los preceptos panfleteros de los que gritan patriotismo
lejos de las trincheras ...de la sin razón...
cada pueblo marca a lágrima y a sangre inútil su historia
y estas evidencias deben ser el testimonio de la otra mirada
donde lo humano se hace fundamento...
y de no mediar otra salida en las medidas de las banderas
habrán más madres que manden frazadas y esos rosarios de mártires seguirán existiendo
que tendrán la única misión real de hacernos ver que el ser humano repite sus errores hasta la demencia...
Un gusto leer su texto , me gustó los tintes poéticos de los mismos...no soy crítica literaria
pero creo como persona tengo la suficiente claridad mental de dar mi opinión...
gracias por invitarme a leerlo
Maval