Cuando las luces se apagan
Publicado en Oct 21, 2011
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Entonces miré hacia atrás. Pero no vi nada. Solo una lápida. No ha habido como esta, una discusión tan rápida. Una caricatura del mal. Sal de donde quiera que estés dichoso talismán, que atraes más amuletos, me caes mal desde que embadurnas con objetos los deseos de mi sátira. Era una tarde helada, de postal calurosa, de vivir congelado, es raro ver el sol y luego comprobar bien el correcto abrochado. Sadomasoquista, aquí o fuera de esta pista, encontraré la respuesta que suponga el final de vueltas en vano. Conquista de América. Intrépida la vida que me alista.
 
Joint to joint de Prince.
 
Estaba ahí sentado. Tenía una mano en el bolsillo. Escribía. Él. Hoy es verde, no marrón, pero se mezcla en gris. Se levantaba de vez en cuando e iba a cambiar de canción, volvía y seguía haciendo lo mismo. El cielo solo miraba. Érase una vez, cuando quería superarme sin parecer que me esfuerzo, un tronco atado a un árbol.
 
Necesito un cambio. Vamos. ¿Ni mi situación va a facilitarme inspiración? Venga ya. Por favor, solo quiero inspiración. Solo quiero pintar, tocar, comunicar lo que intento que entiendan, que llevan ya un siglo diciendo, esa gana de doblar la espalda hacia atrás y decir basta. Y si acaso luego piensan. Quiero que con los ojos me digas te quiero, que te gustó  que me gustaras en ese momento, que te encante que me encante la forma en la que pierdo el tiempo buscando guardias en tus panorámicas. La tragicomedia comenzó a principios de siglo, en el año 10 ya corría el rumor de alguien especial, pero no fue hasta el año siguiente cuando se introdujo en la prensa su manera de pensar, en la calle su manera de ser, y a solas su manera de explotar esa absurda cadena de favores.
 
Cuando las luces se apagan se oyen huellas pasadas de sonidos, como si yo gritara en una cueva con gran acústica. Se oyen también como hormigas caminando hacia abajo por la pared de roca volcánica naranja, no se como se llama. Moscas sí, también ¿por qué no?. Al engaño es relativo. Silencio, que te calles. Los murciélagos aún duermen. Silencio. Uno ha despegado un ojo, es ciego pero actúa cual humano solo porque se narren historias absurdas con él como recurso narrativo.
 
When the lights go down – Prince. Simplemente perfecto. Genio y leyenda viva, redundancia irreparable a su espectáculo de sonidos. Gracias Prince Rogers Nelson.
 
Me adentro con antorcha naranja en mano. Puede que la roca que da vida a la pared, suelo y techo de la gruta no fuera del color de mi ascua. Será una roca más gris, no me creo que si apago la llama no valla a venir antes o después un incordio amistoso. Si es época de hibernación un oso puede ocupar mi espacio libre, siempre que me muestre la faceta atenta, tolerante y buena consejera que veo yo en los osos pardos de los documentales. A quince metros antes de la cascada, ahí está el mítico rey del bosque ganándose la comida. Un lince siempre ha estado esperando, o siendo esperado más bien, donde siempre has querido estar tú. Tú. Cómo duele ser mencionado a la paz virgen de cada uno. Freddie Freeloader – Miles Davis. Qué decir del mejor difunto. Qué tontería. Opiniones pocas por favor.
 
Harmonic Blues. Supongo que lo que no era cueva, era el exterior, y este a su vez, podría ser, por qué no, un campo de trigo ya sin trigo. Con un cruce de caminos que lo forme en una ventana vista desde el cielo. Flanagan. Algo que ver con el amor y el diablo. Almas vagan ahora conmigo, pues recuerdo, aunque no estuviera vivo, que color sepia tenían las tardes a principios de siglo. El león, que no pinta nada ahí, podría rugir. Fui hacia más atrás incluso que esto para pensar en reproducir y no en el “no reproduje”. Podría ennegrecer las letras a modo de títulos, para captar más vuestra atención. Siempre quedáis pendientes. El león de antes ahora ruge. No sé. Creo que en párrafos sueltos da más sensación de buen estado, que no tiene pinta de receta ni de lista para suficientes menjurjes. Ingredientes. El agua todavía no está caliente aunque si el mango de la sartén. Extraño en Moscú de Michael Jackson. Gracias MJ.
 
The Work de Prince. Que hierva la hierba y viceversa.
 
PD: Francamente, qué poco esperaba de esto.
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Descripción

òippp

Palabras Clave: `pkñj

Categoría: Poesía

Subcategoría: Romántica


Derechos de Autor: Javier Gangoiti


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