Mi pulmn de hierro
Publicado en Oct 26, 2011
Ayer volvía, y creía tener algo bastante bonito que escribir. Me interrumpió la amistad y no pude resistirme. Como es normal, ya no me acuerdo ni de aquellas palabras ni de su belleza, pero creo añorar que venía a decir algo así como que “conozco la sensación que me produce, pero ignoro lo que es”. Supongo que sería algo sobre la inspiración, la luz que todos llevamos dentro y toda esa sarta de tonterías en las que a veces, cuando más tontos somos, creemos. De nada sirve ya hablar del recuerdo del recuerdo. Todo esto con aires de gracia, pues Dios no me da motivos para llorar cuando su plan de benevolencia muestra, cuesta abajo o cuesta arriba, su total eficacia. No distingo acacias de siluetas humanas. Nada más. Carlito Marrón.
All shook up del “rey”. Rey de nada. Todo esos apelativos de leyenda, rey, reina, o “el más grande”, esas cosas, son absurdas. Que les den por el culo a los de la revista “Rolling Stone” y demás empresas a las que les interesa catalogar y ordenar músicos (además mal). No me jodáis. Elvis no puede ser el rey. MJ no puede ser el rey. El caso de la rubia platino – J.S. Mi último tren llegaba con retraso. Me recuerda a navidad, como tantas otras, por haber sido escuchada a saco entero en época de abetos helados, carretera mojada, escarcha en la nariz, y calcetín en vez nada. Nostalgia. A fin de cuentas, la magia que nos trae o nos sienta a escribir aquí. ¿Quién habla de futuro? A mí me gusta más recordar besos, caricias, lágrimas, desamores, sonrisas, insultos o piropos. Eso mejor que inventármelos para un futuro, eso desde luego. “Las promesas son mentiras implícitas, pues del mañana no hay certeza científica.” Fui a EEU, luego volví de vez en cuando a Europa pasando por China y la India. Ahora me quedo en México, en lo latino. En esa sangre que me queda. Mi abuelo era un médico mexicano. Gangoiti. Pequit. No me acuerdo como era el nombre. Algo como eso. Bisílabo y contundente. Con alguna “i” por ahí. Me suena que la “e” también. Estaba escuchando Come on Lets go de Los Lobos. Venga, a todos nos gusta ordenar a nuestros artistas más favoritos, y los menos favoritos. Pero sí, es absurdo. Nos encanta a todos. Hasta a mi padre, que es la razón por la que, tras absorber hijo cual esponja, rindo homenaje hasta en los textos. A él quizá no. Eso. Sí, pero ¿cuándo termina esto? Lo de escribir me refiero. “Más de 20 minutos muchísimo”. No volverá a ocurrir. Iba a ponerlo antes que esa chorrada, pero creo que ya me acuerdo. Era como el rojo con el verde. Como una fijura en 4 dimensiones que señala su forma cuando está a cuatro patas. Como una figura de papiroflexia, su belleza de brillo deja mal a mi descripción, a sus ojos, propia del enfermo de dislexia. Volví a incluir No Surprises de Radiohead, supongo que porque no quería más sorpresas. Lógico. Creo que en este momento pensaba que esta etapa sería una tontería, pero en lo más hondo sabía que mi sueño ocurría en circulo cada día. ¿Veis? Nunca sabré que signigicó esta frase, por que cuando la escribí estaba pensando en otras cosas. En otro lugar. Donde al lado de esto, nuestro mundo parece un lugar maravilloso a veces, y otras tan aterrador. Supongo que vais entendiendo el significado de su propia ausencia en las palabras transparentes y huecas que escribo a diario.
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