De dónde saldrá eso de acostumbrarnos tan rápidamente a lo bueno sin pedir ningún tipo de permiso, sin analizarlo ni cuestionarlo. Eso que antes no teníamos idea que necesitábamos se vuelve como por arte de magia un llamado imperioso de extrañar cuando ya no esta. ¿Estará relacionado con ese dicho popular que dice que “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”?, en este caso la frase más acertada sería “no sabía cuanto me hacía/as falta hasta que lo/te tuve”… mira que seremos jodidos eh! Nos bancamos absolutamente toda la mierda del mundo y algo tan simple como una caricia nos puede hacer caer todo lo que hasta ese momento creíamos como cierto…
Hace unas cuantas horas te dejé arriba de un colectivo y ya te estoy extrañando, no por absorbente sino por gusto. Es tan difícil no acostumbrarme a tu risa, a tus retos cada vez que llego tarde a buscarte, a los mates amargos mientras te afeitas, a las charlas entrecruzadas de tu vida y la mía, a esa mirada que tanto adoro ver en tus ojos, la que me desarma y me traspasa, a dormir en la misma cama, a despertarme teniéndote pegado a mi espalda, al desayuno juntos y más charla y más risas…
¿Por qué será que uno se acostumbra tan pronto a sentirse bien cuando hace apenas unos meses solo confiaba en las casualidades para calmar una tristeza que no se iba?... Será por inocencia o inconciencia pero que lindo es acostumbrarse a lo bueno de volver a estar con vos.