Modus Operandi
Publicado en Nov 26, 2011
M O D U S O P E R A N D I
CAPITULO I : EL INICIO Sin duda era la mejor hora, para dar comienzo a la obra, en la que el muchacho volcaría todo su espíritu creador. La oscuridad inundaba los más recónditos parajes del pequeño pueblo y el frío y la densa neblina obligaba a mantenerse encarcelados en el propio hogar. La hora perfecta pues hasta los sentidos y percepciones se pierden en las variables climáticas. En la pequeña casa del muchacho, el escenario estaba dispuesto: la làmpara ya encendida, , el làpiz y papel en el lugar de siempre y el vaso de vino tinto esperando alcanzar la temperatura ambiente. Nada ni nadie hacia presagiar el simple hecho que en la mente del artista del pueblo se albergaba la ùltima y màs grande creaciòn, la que le sacarìa del màs persistente anonimato hasta llevarlo a la fama y notoriedad nacional. El muchacho se sentò en su escritorio, tomo entre sus dedos un làpiz pasta azul, fijò su mente y vista en un punto imaginario de la frìa muralla de su habitaciòn, y asì permaneciò, casi inmòvil durante largos 15 a 20 minutos. De pronto, puso su mano izquierda en su frente como si tuviera que sostener su pesada cabeza, mirò el vaso y bebiò la sangre de vid de un solo sorbo y se lanzò a la aventura de escribir .... La verdad sea dicha, no sè cuantas horas habìan transcurrido, pero ya la policia estaba en el lugar, fotografiando hasta los detalles màs mìnimos y bajo todos los àngulos posibles. La sangre convertìa el piso de parquè en un raro cuadro surrealista. A cada instante llegaban personas al lugar : policias, peritos , juez, periodistas, etc y por suspuesto estaban todos los curiosos que le daban un aire de sadismo y voyerismo a la zona de delito. Pude ver a un policía que unas bolsas plásticas y transparentes ponía un lápiz azul y algo parecido a un manuscrito. Dicen que en este último el muchacho señalaba todo lo ocurrido en el lugar y asímismo advertía que nunca le encontrarían, pues desde ahora estoy oculto en las páginas e historias de mis libros. Por esto debe ser entonces, que entre el suleo y sangre pudert ver esparcidos distintos libros abiertos entre los que reconocí Romeo y Julieta, Crónica de una Muerte Anunciada, Las Flores del Mal, Altazor, y otras tantas que no alcancé de descifrar.- La muchacha no debe haber tenido más de 27 años y al parecer no era conocida en el pequeño pueblo. Su cuerpo desnudo estaba tendido en una mesa de madera que aún mantenía el aroma de lustramuebles; mesa de las que se ocupan en los living de las casas. Ella estaba tendida de espaldas y su cabeza colgaba hacia el suelo. En su cuello se apreciaba un corte de unos veinte a veinticinco centímetros que permitía ver su garganta. Era una situación macabra pues además tenía sus dedos de las manos cortados y en su vientre había dibujada una flor, que aparecía totalmente roja. Alcancé a oir que esto era obra de un especialista pues sus tendones estaban intactos a pesar de los cortes. A las pocas horas se hablaba del muchacho como un carnicero o cirujano, pues se decubrió el arma homicida y correspondía a un simple cuchillo cocinero que inmediatamente fue puesto en esas bolsas plásticas para recolectar pruebas. Informaciones recogidas en ellugar señalaban no haber visto a nadie merodeando el sector, ni haber escuchado algún ruido extraño. Ha pasado mucho tiempo y la policía del pequeño pueblo aún investiga el hecho. El pequeño país estuvo consternado al menos durante un par de semanas. Antes de viajar al Perú también fuí interrogado largamente y desde entonces siento alguna aversión de leer aquellos libros nuevamente. Creo que yo fuí el único que creyó la historia que el artista decía acerca de que estaría escondido en las páginas de sus libros. Aún tengo pesadillas cuando trato de escribir un nuevo texto, pues viene a mi el rostro de terror de la pequeña muchacha cuando era acariciada por el cuchillo. Actualemente, estoy viviendo en Ilo, un pequeño pueblo del Perú y por la mañana tengo mi segunda reunión con Francisca, mi editora, una muchacha soltera de veinte y tantos años.-
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