Murmansk
Publicado en Dec 01, 2011
"Manos desfallecidas y serenas
como exangües palomas sin sentido al vendaval cediendo de las penas; manos de mi futuro ¡tan temido! que lleváis fatalmente por las venas la destructora sangre del olvido." «A LAS MANOS DE UN ANCIANO» Tomás Preciado Como si fuera un gran elefante blanco salió y camino hacia la aurora boreal varios minutos, hasta que la nieve lo envolvió bajo un inmaculado manto de piedad, purificándolo y borrando de su alma todas sus angustias. El viento soplaba y le susurraba al oído una antigua canción de Valquirias, fue entonces cuando el anciano volvió sus titilantes ojos hacia la casa, distante en el horizonte. Solo podía ver un cada vez mas delgado hilo de humo ascender a las alturas, como un reloj de arena a la inversa, constante, irremediablemente finito y fatalmente unido a su propia existencia; cual capricho de las Nornas. Cuando cerró sus ojos la última de sus lágrimas recorrió su pómulo derecho, atravesó su mejilla y murió congelada juntó a su boca, confundiéndose con uno más de los serenos e ignorantes copos de la noche de Murmansk.-
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