Balada para un desprecio.
Publicado en Dec 04, 2011
Tu quebranto.
Mi cantar arrepentido. El sueño de ambos que se diluyó entre las rendijas de la soberbia lastímera. Tu valentía y la mía al creer que podía un corazón afligido dejar de amar... La osadía de tu lamento hace que se me sale el aliento, que la ansiedad cabalgue con la alforja postrimera de tu ausencia negada a lo tactil de mi deseo. Cuando tu voz cruza el abismo del silencio al sonido, vuelven a brillar mis púpilas esas que dejaste dormidas con un par de lágrimas a punto de secar. Yo no merezco tu desprecio, ni siquiera las cenizas del destierro; esas las dejo para que con el tiempo pueda pintar de gris tu recuerdo. Y aún así, me confinas a un desuso a un primigenio desgaste, a una cobarde noche llena de sábanas y encajes. Y no fui ni la primera luz del reflejo, ni la cuerda más sútil que rasgaste como arpegio, mis vibraciones sólo fueron ecos dúctiles, resonancias que se fugaron de tu diapason erecto. Y sin embargo no merezco tu resabio. Ni la última letra de tu contrariado discurso silábico. Decido entonces abandonar la contienda, esa que se fragua con el corazón a tientas...
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