El idealismo de Morzath
Publicado en Dec 04, 2011
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Erase una vez Morzath, hombre terrenal de sueños inmensos, de ilusiones infinitas, de verdades exageradas y de realidades poco creíbles, una mente voladora, fascinante, producto tal vez de la  realidad o de los miles de golpes que labraron su petrificada sensibilidad.
Casi 20 años de soledad infinita y etérea, casi dos semanas de no ver la luz del día, la depresión hacia presa de su mente y la nada yacía en su habitación, desde allí, nuestro encumbrado protagonista, recostado en un sofá, un viejo sofá arañado, desgarrado por las horas de amargura, disfrutaba de la última  copa de licor.
Entre papeles, miles de versos, entre notas entrecortadas un solo nombre "soledad" aquella soledad, no era un estado anímico, solo era aquella mujer que idealizo en sus pensamientos, aquella mujer que como en los relatos de "Mountad" se marcho, de la nada.
Soledad yacía en sus pensamientos, entre miles y sombríos rincones de su mente, aquella mujer de cabellos dorados, rayos de sol, rayos de luna, aquellos que confunden su rostro, aquella nariz respingada, fina como pocas, labios rojos, voluptuosos, aquella mirada angelical, dulce y gris a la vez.
Ante toda magnificación resalta inconfundible  "su sonrisa", aquella que minimiza cualquier poesía, aquella por la que dios es tan generoso con los mortales, aquel gesto que hace a la mujer la perfección entre las creaciones divinas.
Al cabo del tiempo medita entre las horas, los minutos son escasos, la noche se presenta como una doncella vestida de negro y el decide idealizar un momento en su existencia.
A lo lejos una mujer, una adivina, una gitana vestida con harapos camina frente al parque, se acerca, se presenta como una interrogante, le genera al oído un sonido, una esperanza, una tierna y dulce historia de amor, entre palabras se confunde la verdad, entre lo real y la fantasía el amor es una constante, "soledad" se presenta de pronto, como los ángeles baja del cielo y se confunde en la tierra, recorre su cuerpo con aquella sensación de amor interminable y aquella sonrisa que creo al mundo en 7 días.
Fascinado por la realidad en aquellos segundos, decide continuar, avanza hacia su amada "soledad" se ve tan real piensa en un momento, pero todo se termina si es que prende la luz y los sueños se esfuman con la realidad, decide continuar, avanza poco a poco, pasos agigantados sus pies flotan entre el lienzo y la tierra no existe, hacia su amada quedan dos pasos, los cuales da sin reprochar, a su llegada un aroma, en su contacto un beso es el comienzo de tan maravillosa fantasía, puede tocarla puede verla, puede sentir en un momento su respiración y no teme morir en ese instante, solo es aquel momento en su compañía.
El momento es eterno, pero la noche dura poco, alguien enciende la luz y todo ah terminado, "que los sueños son cortos" y que la realidad regresa en el momento oportuno para él, al cabo de segundos se presenta, su salvadora le arranca la copa de licor de las manos, la estrella contra el concreto y decide dar fin a esa injusta decisión.
No tienes derecho a decidir sobre tu vida se escucha fuertemente, la claridad regresa en un instante, y la razón es más fuerte en este momento.
Por ella, repite incansablemente nuestro sufrido protagonista, y recuerda a miles de hombres y mujeres que sufren por amor, entre aquellas palabras lanza dos lágrimas al mundo, su mirada se marchita y su rostro define "el amor".
De un momento a otro se desvanece entre los brazos de aquella mujer, el veneno recorre sus entrañas, y su corazón palpita como una sinfonía, sus sentidos se esfuman y la nada se presenta.
Las horas danzan despacio y todo parece sombrío, desde una habitación de hospital Morzath abre los ojos al mundo, intenta gritar pero no puede, mueve los dedos y no logra tomar la mano de su madre, aquella mujer que le dio la vida y que le dio la posibilidad seguir con su lucha, las manos de ella están vendadas y las manchas de sangre resaltan los vendajes, aquella copa de licor no solo le desgarro el alma, también le desgarro el cuerpo.
Aquel amor término de aquella forma, la decisión más incorrecta fue la elegida, aquel hombre intenta decidir  sobre su vida, pero dios tiene la última palabra y sus ojos cierran al mundo, por miles de noches postrado en una cama de hospital se reprocha el por qué de su infortunada decisión, ya nada es lo mismo ahora, solo llora y las lagrimas no salen al mundo, su alma está perdida.
Esta noche los sueños han muerto, la verdad se esfumo, las nubes ensombrecieron el día cuarenta y cinco días más, duro su agonía y dios decidió llevarlo al fin, desde donde esta no se escucha ya la voz de su madre, desde donde está el amor ya no importa, desde donde esta no hay sonrisa no existe ya la materia, el silencio reina todo y la nada es la diosa, de  aquel sombrío mundo, desde allí anhela un te quiero, desde allí una sonrisa de su madre bastaría para desistir, pero el tomo la decisión y todo se esfumo para siempre.
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Foto del autor Donnie Valente
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Descripción

El idealismo de Morzath

Palabras Clave: qwz

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Donnie valente .

Derechos de Autor: Donnie valente .

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