Filosofía de la Razón: Edad Antigua
Publicado en Dec 04, 2011
La Filosofía antigua nos ha dejado muchos aportes, como son todos los principios, bases y estructura de lo que es hoy en día la Filosofía. En la Filosofía griega, se inaugura la razón como un instrumento para la búsqueda de la verdad, se siembran los principios de la ciencia moderna. Surge como una respuesta a los mitos, para dar argumentos acerca de su naturaleza (el por qué de las cosas), ya que la mitología no es un pensamiento filosófico, puesto que no da una afirmación racional y deductiva de sus afirmaciones.
Si hubiera que buscar un rasgo distintivo de la Filosofía Antigua, tendríamos que señalar, probablemente, la preeminencia del objeto. En el punto de partida de la reflexión filosófica se encuentra, desde Tales de Mileto, la aceptación de que existe algún tipo de realidad "objetiva" a la cual ha de ceñirse el conocimiento. Dicha realidad puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre en la Escuela de Mileto y, en general, entre todos los filósofos presocráticos, (incluyendo el "número" de los pitagóricos, quienes al parecer lo concebían como una entidad material); o puede consistir en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la búsqueda del "arkhé", de la primera causa objetiva de la realidad, determinará las subsiguientes interpretaciones de lo real. Todos los demás problemas filosóficos estarán, de alguna manera, subordinados a este. El cambio de orientación en la investigación filosófica que impondrán los sofistas, dirigiendo sus investigaciones hacia el lenguaje, el ser humano y la sociedad, no altera la predisposición a aceptar "ingenuamente", como se ha señalado en numerosas ocasiones, la existencia de una realidad objetiva, independiente del ser humano que la piensa, y a la que ha de ceñirse todo lo existente, incluido el pensamiento mismo. Durante miles de años los hombres explicaban la utilidad del mundo exclusivamente en términos religiosos. La interpretación de la naturaleza desde el hombre, y no desde los dioses y sacerdotes nos dan uno de los problemas de la filosofía como lo es el mundo, siendo este de tipo cosmológico. En la etapa preática, la cual es fundamentalmente filosofía de la naturaleza o del mundo, se postula para ella una ley interna que asegura la uniformidad del acaecer de los fenómenos: la misma causa determina siempre, en todas partes y sin excepción alguna, los mismos efectos. Sin este postulado no hay ciencia, ni racionalidad, ni lógica. Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes, intentan fijar el ser último de la naturaleza: agua, apeirón y aire; Heráclito señala hacia un fuego cósmico inteligente, y Parménides y su discípulo Zenón enfatizan que lo que es tiene que ser inmutable e inmóvil. En consecuencia, las cosas perecederas no son el ser como tal, sino que son apariencias y apariciones inconsistentes. Los preáticos posteriores fueron Demócrito, Anaxágoras y Empédocles, quienes continúan la línea de Tales de Mileto: su doctrina de la naturaleza, es realista y materializante: son los cuatro elementos que constituyen el mundo. Luego encontramos al padre de la filosofía, quien revolucionó el mundo griego y estableció nuevos parámetros: Sócrates. Con él la Filosofía adquiere autonomía plena; antes de él las ideas filosóficas, aún estaban muy influenciadas por el pensamiento mítico (Heráclito, Parménides, Pitágoras, etc.); después él, la lógica y la dialéctica pondrán su sello en buena parte del pensamiento occidental. Él no pretendía divulgar ninguna doctrina en especial, afirmaba insistentemente que lo único que sabía, era que no sabía nada. Su divisa reproducía la máxima "conócete a ti mismo" , en la cual resumió la finalidad fundamental de los estudios filosóficos, es decir, la naturaleza de la virtud y el vicio, el modo conducente a lograr la fuerza del carácter, el dominio de sí, la justicia para con los semejantes y la piedad hacia los dioses. También se destaca la figura de Platón, discípulo de Sócrates, a quien le interesaba la relación entre lo eterno y lo inalterable por un lado, y lo que fluye y se altera, por otro; Lo que es eterno e inmutable en la naturaleza y lo que es eterno e inmutable en cuanto a moral y la sociedad. Intentaba captar una propia realidad eterna e inmutable; había una realidad detrás del mundo de los sentidos, llamado mundo de las ideas. Y por último, Aristóteles, quien consideraba esencialmente la experiencia y el contacto con lo que uno aprende como base para una buena educación y formación personal. La base de sus ideas radican en lo profundo de un pensamiento de instinto y perspicacia y después a una respuesta concreta, pero bien pulida. Si tocas una barra de oro no es lo mismo si solamente la ves, tocándola aprenderás más. Además, gracias a él surge lo que es la lógica, concepto conocido por todos y el cual es de gran importancia en nuestros días. La Filosofía Antigua nos enseñó a razonar y a utilizar la lógica. Y esto es importantísimo. De hecho, uno de los problemas más graves de las sociedades modernas es que la gente no piensa por sí sola; no razona, no utiliza la lógica, archiva su inteligencia por encontrarla demasiado cara cuando se utiliza. Las personas no buscamos soluciones, sino que esperamos hallarlas en las terceras personas por muchos motivos: es más fácil -que piensen ellos por mí- y, en el caso de tomar la decisión equivocada, nos excusaríamos de forma semi-inconsciente por no haber nacido de nuestra mente. Leemos a Sócrates y nos damos cuenta de la lógica aplastante que rutila en todos sus argumentos. Hay que exaltar los aportes realizados por los pensadores antiguos, que a lo largo de la historia transformaron la visión del mundo, y por lo tanto su política, economía, la sociedad, la ciencia e incluso las costumbres de muchas personas. Los griegos fueron los pioneros en enseñarnos el camino de la utilización correcta de la razón y la lógica: dos utensilios que todo ser humano lleva consigo mismo, sin tener en cuenta la educación y otros factores del entorno, y de los cuales son los más poderosos.
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Enrique Dintrans Alarcn
El texto es breve y conciso. Y es un mérito, en este caso, la síntesis.
Saludos
Nolvis lvarez