Reflexiones sobre los fatales accidentes de tránsito juveniles.
Publicado en Dec 11, 2011
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Vidas truncadas en la plenitud de su desarrollo, ilusiones y sueños rotos por la fatalidad y la mala suerte, congojas llantos y pesares entre los familiares y amigos, preocupación de autoridades y legisladores quienes se apresuran (tarde) a tomar acciones para prevenir estos lamentables hechos que cada cierto tiempo nos golpean y que se llevan con violencia las vidas de adolescentes, y a veces niños, en una incomprensible fatalidad del destino.
Mucho dolor nos causan estos accidentes (lógicamente me incluyo y adhiero al dolor), pero creo que como sociedad deberíamos hacer algo más de lo que hemos hecho hasta ahora.
Se legisla para endurecer la ley del tránsito. Se ha inventado un sistema de puntos que serán descontados de acuerdo al nivel de pecado de cada conductor. Loable, brillante, el descueve (perdonando la expresión). Pero el tema es que nadie se preocupa de la raíz del problema, nadie apunta al génesis de los hechos, a nadie le interesa porque si lo hacemos estaremos todos fritos. ¿Cómo así, don Baldo? Muy sencillo, señora. Todos los accidentes fatales de adolescentes se producen después de un carrete. Entre la disco y las casas de los jóvenes que regresan muertos de curados, en el auto del papá y que se ofrecen para ir a dejar a los demás a sus casas. ¿Qué veo yo en este simple y corto espacio de tiempo? ¿Qué ve, don Baldo? Veo juventud que, en una legítima búsqueda de sensaciones nuevas, se emborracha (¡sírvete un trago po's Fulano oh! no seay poco hombre, lorea Mengano, el Fulano no quiere tomarse un trago, ya po's compadre, póngale, ¿esoo! así me gusta, esa es de hombres) y se droga (¡noo! mi hijo no, no sea hocicón). Veo adolescentes que dominan a sus padres quienes están demasiado cansados de lidiar con los querubines y ceden, les facilitan el auto para quedar tranquilos y poder seguir viendo la tele, para terminar de una vez con la eterna pelea de los viernes y los sábados en la noche (déjalo, viejo, ¿qué le va a pasar? capaz que los cogoteen si van a pie, vengacostalche). Veo autoridades policiales que no tienen ningún interés en hacer prevención de estos hechos. Si yo fuera paco, me instalaría todas las noches fuera de los lugares de fiesta, discotecas, casamientos, boites, asados, etc, y me haría el pino pasando partes a los choferes que salen de ellas; alcoholemia habemus señor conductor; venga para acá; lo siento mucho pero está pasadito, vamos para allá (para la comisaría). Aló papá, aquí tenemos a su niño, muerto de curado y pasado al tribunal; haga el favor de levantarse y venir a responder porque si no...Qué se habrán creído estos pacos tales por cuales que no respetan el sueño ni los derechos humanos de los ciudadanos? Vieja, voy a tener que ir a la capacha a sacar al querubín porque están hociconeando que lo pillaron con trago. ¿Se imaginan la media tendalá que quedaría? Haríamos renunciar hasta al general director. ¿Y por qué, don Baldo? ¿Qué no ve que vamos todos en la parada? ¿quién no sale medio cufifo de un casamiento? ¿quién no le pone entre pera y bigote en un asado? ¡Ese es el problema! Hasta ahí no más llegó mi idea. Sin embargo, eso es lo que hay que hacer, como dijo Galileo, en realidad don Gali dijo "e pure si muove", pero igual viene al caso.
El tema del adolescente que manda en la casa es la principal causa del problema. Hoy los padres son incapaces de impedir que los jóvenes tomen. Ni siquiera son capaces de impedir que se emborrachen, menos de que vayan a divertirse con los amigos, menos que regresen a una hora razonable. Lo único que hacemos es dar la carabinerística orden, cuando se van, diciendo: ¡tenga cuidado pués! y con eso ya hemos cumplido con nuestro deber de formadores. Es demasiado difícil lidiar con los jóvenes. Con esto de los derechos humanos, con la no violencia, con el acuérdate que tu también fuiste joven, con la mamá remando contra el papá (vengacostalche mejol). El problema es que cuando ocurre el percance, los padres deudos darían su vida por haber dedicado más energía, por haber pasado a llevar esos derechos juveniles, si eso les trajera de vuelta la vida de sus hijos.
Dejo lanzada la idea. Creo que lo de esperar a la salida de las fiestas es una gran solución en vista de que dominar a los muchachines en la casa es tan difícil. Incluso se podría complementar con una modificación a la ley del tránsito: aplicar la misma pena que al chofer, a todos los acompañantes, por colusión para cometer un delito. Estoy seguro que ocurriría una de estas dos cosas: se solucionaría el problema en forma gradual o terminaríamos por abolir la ley debido a la imposibilidad de su aplicación. Ya pues don Baldo, deje de amargarse por cosas que no puede controlar, vengacostalche mejol, ¡epa, epa!
Donbaldomero.
P.S. Elqueestélibredepecadoquelancelaprimerapiedra.
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Descripción

¿Qué debemos hacer para impedir el flagelo de los accidentes de tránsito juveniles?

Palabras Clave: Accidentes de tránsito borracheras drogas irresponsabilidad carrete educación vida familiar

Categoría: Artículos

Subcategoría: Comentarios & Opiniones



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