Un pensamiento
Publicado en Dec 15, 2011
Salí a caminar por la calles adonde sea que fuera, no quería saber de nada solo quería un poco de paz, algo que hace demasiado tiempo no sentía en mi vida y mucho menos dentro de mi. Caminé varias horas y cuando quise detenerme a mirar en donde estaba me daba cuenta de que no lo sabía, me había perdido, no reconocía las calles ni los edificios, nada se asimilaba a los lugares por donde yo solía transitar. Seguí caminando y un fuerte viento azotó mi cara y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Cuando ya había perdido la noción del tiempo, del espacio y de todo a mi alrededor, comencé a sentir suaves gotas sobre mi cara y miré hacia el cielo y vi que las gotas de las nubes comenzaban a caer. Esa lluvia era tan tibia, muy bella, casi podía contar las gotas que caían. Las grandes calles que habían en ese lugar, vacías y muy anchas me incitaban a recorrerlas. Y por eso comencé a caminar en medio de ellas. La lluvia me tenía completamente mojada, pero yo no pensaba abandonar mi largo caminar... Por casa gota de lluvia que me caía en la cara, yo expresaba un sentimiento diferente.
Me sentía muy sola, pero eso no impedía seguir y seguir caminando sin saber a donde ir. Tenía deseos de gritar, de correr y de muchas cosas mas, y por primera vez creí que ea el mejor momento para hacerlo. Me paré en medio de la calle y comencé a gritar palabras que no tenían sentido la una con la otra, pero esas palabras me salían del alma, del corazón y del lugar mas escondido que puedo llegar a tener. Corrí hasta no dar más, salté como una niña pequeña y cuando estuve muy cansada y no podía mas me acosté en aquellas calles desiertas. Miré las estrellas, la lluvia había cesado y la noche estaba despejada; aquellas estrellas se veían claramente y eran tantas que no podía contarlas. Cuando decidí pararme y comenzar a caminar nuevamente, empecé a toser y me dí cuenta que me había resfriado. Comencé a reír, ya que era gracioso saber que había echo lo que mas deseaba en la vida y me pescaba un resfriado. Seguí caminando, la noche se hizo larga, y cuando ya comenzaba a creer que no existía alma sobre la Tierra, veo por encima de la niebla una silueta que caminaba en dirección hacia mi, me asusté y seguí caminando mirando el suelo con los brazos cruzados en mi pecho, pasé al lado de aquel hombre, el cual también se veía mojado por la lluvia. El miraba el suelo al igual que yo e iba con las manos en los bolsillos. Cuando pasé por su lado, algo dentro de mi cambió, mi corazón latía fuertemente, seguí caminando, pero decidí detenerme al no escuchar los pasos del joven. Cuando me detuve miré hacia atrás y me di cuenta de que aquella persona me miraba también, el se dio vuelta completamente y comenzó a caminar hacia mi, yo me quedé quieta sin saber que hacer, y cuando lo tuve al frente de mi, lo miré a los ojos, eran tan bellos, de un color indefinible entre plomo y azul. No se por que, pero mutuamente nos acercamos el uno al otro y nos besamos.... Tan duradero fue el beso que cuando abrí los ojos ya había amanecido...
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