Una tarde innolvidable
Publicado en Dec 18, 2011
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Camino por aquella calle tan angosta, busco por todos lados una mirada o alguna presencia humana, pero nada, estoy sola, tan solo me hace compañía esta lluvia, la cual no ha  cesado en toda la noche. Sigo caminando por aquella calle iluminada por unos pocos focos, llego a una esquina y logro vislumbrar tu silueta, esa que buscaba hace tanto tiempo.
Camino hacia ti y tú haces lo mismo hacia mi, nos juntamos en medio de la calle y yo sin pensarlo dos veces te abrazo, tú por tu parte lo haces también y yo logro sentir ese reconfortante sentimiento de por fín tenerte a mi lado. Quisiera estar así por siempre, tus brazos me hacen sentir protegida, llena de júbilo y por sobre todo muy atisfecha y feliz. No me desprendo de ti, no logro hacerlo, no quiero. Es tan bello lo que siente en este momento que tengo miedo de no volverlo a sentir si te suelto.
Permanecemos asi largos y duraderos minutos, abrazados bajo aquel foco, el único encendido en aquella calle tan obscura. Yo aún con aquel sentimiento de no querer soltarte jamás siento que poco a poco me alejo más de ti hasta que efectivamente logro mirarte a los ojos y veo en ellos el mismo sentimiento que yo sentía. Tú, me miras fijamente con esa mirada tan penetrante y tan propia de ti, pero más allá de esa mirada fuerte e inflexible logro apreciar cierto grado de ternura. 
Te sonreía casi sin darme cuenta de que lo hacía y tú me regalabas también una sonrisa con aquellos labios tan gruesos y desesperados. Coges delicadamente mis mojadas manos y las aprietas suvamente a modo de que me de cuenta de que en verdad estás ahí y que ya no se trata de una simple fantasía mía.
 
Desvío mi mirada hacia el final de la calle, pero no logro observar más que oscuridad y soledad. Vuelvo a tus ojos y me doy cuenta que los has cerrado y poco a poco vas acercando tu cara hacia la mia y cuando nuestras narices se tocan los vuelves a abrir, me diriges una sonrisa y posas aquellos labios gruesos y llenos de vida en los mios. Suavemente nos besamos para finalmente entregar toda la pasión que sentimos en aquella demostración de cariño y no nos bastó ni con uno ni dos si no que con miles de esos.
Paramos de besarnos y nuevamente nos volvimos a mirar y yo un poco desconcertada aún no hice más que tomar de tu mano y hechar a correr por aquella calle deshabitada en donde la lluvia seguía cayendo. Corrimos quizás cuantos metros, pero cuando nos detuvimos no parábamos de reír, estábamos exahustos y aún asi no podíamos desobedecerle al instinto de felicidad que nos invadía por el solo hecho de saber que estábamos juntos otra vez. 
En un acto de valentía, coraje o quizás quien sabe, de simple costumbre me tomaste por la cintura,me giraste para que quedara en frente tuyo, acercaste tu cara a la mía y ...
Al ver mi cara de asombro lanzanste una carcajada estruendosa, yo sin saber que te pasaba me reí también  y de un momento a otro te pusiste serio. Yo totalmente anonadada por tu cambio de actitud tan repentino simplemente te miré a los ojos. Tú pensando en quizás en que diste media vuelta y diste unos cuantos pasos. Luego te detuviste, te giraste y como arrepentido de lo que hacías volviste rapidamente a mis brazos. Pensaba que me quedaría sin aire, ya que tu abrazo era extremadamente fuerte. Me separé como pude y cuando te miraba  me di cuenta de que llorabas, no hubiera distinguido las gotas de lluvia con las lágrimas de no haber sido por lo rojo que estaban tus ojos y la brillantez que estos irradiaban. 
No sabía que decirte, no sabía como consolarte, simplemente te abrazé por la cabeza, jugueteando con tu cabello y sentí como tus brazos caían a modo de rendición. TE tomé firmemente la cara con las dos manos y la puse frente a la mía, tedije unas palabras y te besé. Volviste tus brazos a mi cintura y me elevaste, dejandome con los pies al aire. Me reí y al cabo de un rato me bajaste, no sé cuanto tiempo nos besamos, pero claro está que fue mucho más largo que el primero, ya que sabíamos que quizás ese fuera el último beso que nos diéramos y la última noche que nos veríamos.Éramos concientes de que tú debías volver de adonde habías llegado y yo debía irme muy pronto de aquel lugar. 
 
Quizás por eso, solo por eso fue que decidimos escaparnos y vivir juntos aquella aventura tan emocionante de amarnos en las manos de lo prohibido...
                                                                                        Lyon! 
 
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Foto del autor Daniela
Textos Publicados: 25
Miembro desde: Dec 12, 2011
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Descripción

Palabras Clave: lluvia besar amar correr felicidad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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