DE CONFESIONES; Los reclamos.
Publicado en Dec 25, 2011
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Reclamos; ¿qué son? sino más que falsos exorcismos y no salmos. ¿A quién con reclamo le recalco el lábaro? si patrio nunca fui, es más, ni siquiera hábil para conseguir mi independencia, sometida con aquel golpe de estado a mi soledad con el hierro y el fusil, de esas bien armadas tropas con su femineidad de cortas que cortan cartucho faldas, y que con sus andares sueltan fanfarreas ahuyentando la paz de la paloma blanca, además de esos escotes escopetas de erectos pezones balas, que detienen el latido de la tregua y la esperanza. No me conseguí independizar por pensarles tanto a las que se largaron sin la oportunidad de explicarme, pero sí se permitieron en osadía ¡todavía el reclamarme algo sin darme un amparo! A mí; al chauvinista que sin enterarme de todo, ellas allá, en su exilio, en su escape, entre la bulla de nuevos idiomas -por vagar por tantas de sus fiestas internacionales- entre exóticas políticas sin toques de queda -por no tener un horario qué respetar según las reglas de sus padres- desde allá tan lejos, a tanta distancia de la provincia llamada libertad que yo quería brindarles, ellas, hasta allá, donde ahora son la misma capital del libertinaje, ignaros de las reglas, sobre la inopia de la supervisión de un chaperón responsable, ellas allá; a pesar de todo, a pesar de decir que me recordaban, y entre el suspirar donde mi nombre culminaba, a pesar dé... yo ya denotaba ese dolo con el que ahora sí; según ya me aman, ahora sí; según ya me sienten y conmigo ahora sí; según puede haber cierto logro. Que según ya no maman, que según ya ni dudas emanan, ¿será porque ahora sí, ya se lo comieron y ya se lo bebieron todo, y resulta que hasta apenas hoy están listas para mí, aunque todo sea simple locro? Qué es el reclamo si desde antes de partir ya me sabia olvidado, si desde antes de que se fueran ya me veía extraviado, porque ni en cualquier banqueta, ni en cualquier callejón, nunca nadie acorralándome me llegó a perseguir el estímulo, ni por más mutuo, ni por más misericordioso, ni por ser más que un lucro astuto, ante tan terrible necesidad de limosna. Y tan es así que sé, que nunca nadie me guardó el luto por más de dos calles, siempre me terminaron en una esquina. Con qué envidia envidio y envidié a todos aquellos que miré por estigma, o tras los vitrales escondido, el ser abandonados en una larga avenida, siquiera su recuerdo duró dos manzanas, siquiera el llanto se mantuvo unas cuantas cuadras, o quizás hasta latió al llegar a otra colonia u otra delegación, en cambio yo; a mí, solo me dijeron adiós, doblaron la calle con pie humano para después largarse con presuroso aleteo, y abrumado hoy pienso que mi recuerdo; no mide más que el patio delantero de una casa habitación, de una vivienda de los suburbios de tres por dos y en obra negra.
Reclamos; ¿pero qué son? sino más que falsos exorcismos y no salmos. Sin un amén de más admito que nunca nadie estuvo aquí -y me toco el pecho -, ni acá -retiro mi mano, antes de llegar a mi cabeza señalando a mi mente, pues sé, que demuestro lo contrario a inteligencia además; ¿cómo para qué delatarme sin alma consciente, y declararme con la carne terca y erecta? Como naufrago que roso el fragoroso destello del desmemorio odioso que dé escaneo, a todo este asqueroso desierto, donde me mantengo alejado, y sin el sucedáneo de francos besos. Rezándole a los rencores, esperanzado a que en algún día sincero, alguien orine aunque sea un poco, la primera letra de mi nombre, para ahorrarme las yagas de confesiones; aunque sería bueno el sembrarle a este campo ­-vuelvo a tocarme el pecho- la semilla de los reclamos, y evitarme el cansancio de esperar encadenado a mil soles. Pues si nunca nadie aquí se ha quedado, eso significa que nunca llovió por mí; en algún otro lado, y el escarnio del reclamo no da frutos, pero ahora ¿qué  importa cubrirse el calor bajo la palma, el sauce, el roble, o bajo un árbol de agujas que me ha de envenenar? Es mejor esperar cobijado y aún esperanzar, el no morir de insolación, aunque sea irremediable el seguir mirando cómo las flores sobre esta tumba... nunca van a llegar. Y es que estos reclamos; ¿pero qué son? sino más que falsos exorcismos y no salmos.
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Foto del autor Hoz Leudnadez
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Miembro desde: Jul 06, 2009
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Descripción

del poemario confesiones y reclamos de la pluma de un poeta indescente

Palabras Clave: reclamos

Categoría: Poesa

Subcategoría: Filosfica


Derechos de Autor: hoz leudnadez sogem


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