Cómo no hablarle a mi tierra
si las aguas de su rio me convocan al poema.
Se desnuda ante mi alma
en los rostros morenos
de sus girasoles rubios,
en mi universo de hortensias y dalias
bajo la agitada melena de chivatos ,
fresnos y lapachos ... en arco iris vegetal.
La amo por los pájaros
que despliega en los atardeceres,
por su plaza impregnada de vida
suspendida de la brisa
en lomadas de azaleas;
por sus sauces dominados por el viento
por el silencio de la vergüenza
que aún vive en sus hombres y mujeres
y los fantasmas de la memoria
que se nutren de su esencia.
La amo porque pide ser amada.
Puedo escribirla como palabras que bajan al río
como los pasos de la música en enero.
Crecerá ...  como las nubes
que engaña el horizonte
en vocación de libertad eterna...
Haré un pacto con mi tierra ,
me incorporo a ella
con mis sueños y mis voces:
¡ Canta , tierra mía, canta!