EL SOMBRERÓN

"Si te alcanzo te lo pongo"
les grito a los borrachos
cuando van por los caminos,
para estorbarles sus mañas
y producirles pánico.

Mi sombrero, inmensamente grande,
me cubre por completo hasta los pies,
aunque no tapa mi negra vestimenta
ni mi porte inmutable y misterioso.

Rechazo los lugares donde formulan preguntas,
pues sólo me interesa caminar sin detenerme,
silencioso como la misma noche,
ignorando a los viajeros cuyas piernas
son vagos signos de interrogación.

Me ven como jinete porque soy
bastante aficionado a los caballos,
en compañía de mis perros negros
apresados con dos gruesas cadenas
rebumbiosas y oxidadas a la vez.

Prefiero también las noches negras,
cuando salgo con mi ruana negra
y mi sombrero todavía más negro.

Viajo en condiciones afrentosas
por montañas del Eje Cafetero,
sin dejar otras regiones del país,
asustando y siguiendo jovencitos
que fuman cigarrillos y algo más.