EN UN RINCN DE LA TIERRA
Publicado en Jan 14, 2012
"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fín de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya"
El principito- Antoine de Saint Exupery Esta mañana, mientras ella esperaba afuera del consultorio, un nuevo CD giraba en su auto. Como no tenía mucho tiempo para disfrutarlo fué deteniendose primero en las canciones más conocidas para hacer más rápido el recorrido. A pesar de la brevedad, solo algunos minutos bastaron para que se desplegara ante ella una rítmica y sugerente sensación, hasta que de repente, una melodía familiar se apoderó del espacio, entonces permaneció allí, quieta y gustosa en esa pista. Luego llegó su turno, apagó la música y bajó del auto. Al entrar al consultorio, se entretuvo un buen rato con un baúl colorido y mientras sucedía la consulta, sin querer, dejó estampado en el dorso del mismo un trocito de su alma...no era de esperar otra cosa, ya que esa porción de plastilina roja que ella intencionalmente quitó de ese colage infantil, se fué amasando entre sus dedos a medida que iban emergiendo las verdades para materializarse luego, en un diminuto corazón rojo. Aquel que quedó estampado allí, como símbolo, una huella palpable, como un fiel testimonio de su ser. Creo que realmente era un tanto dificil compilar allí tantas sensaciones ambiguas, el amor y la indiferencia, las despedidas y las bienvenidas, la vida y la muerte. De eso se trata justamente la vida, dijo, y entonces, con el candor de su sonrisa volvió a su música y a su vida. Y fué ahí, no más cuando se adueñó por completo de aquella sensación que había quedado suspendida, como esperándola, lista para ser suya. No era para menos, ese tema musical le susurraba acerca de ese rincón de la tierra que en cierta medida se parecía a él y por qué no, tambien a ella. Y no solamente eso, sino que la desafiaba diciendole si no veía que el sol ese día brillaba solo para ella, y entonce así, la invitaba a atrapar un rallo y llegar hasta él para jugar juntos. Le hablaba de un lugar donde se puede sentar durante horas y ver las plumas esmeraldas jugar y que cuando la luz del sol penetra libremente se siente esa bendición; además dice tambien que allí se puede soñar hasta que brillen las estrellas. Definitivamente a mí tambien me gusta ese "Corner of the earth" porque tiene la misteriosa capacidad de abrirse y sonreir a quienes se atrevan a probar esa magia. A propósito de esta recuperación del lugar propio, hay una linda estrofa de un poema de Adrienne Rich que se titula; "La inmersión en los restos del naufragio" y que dice: "Hay una escalera de mano que siempre está ahí, colgando inocentemente cerca del costado de la goleta...desciendo...vine a explorar el naufragio. Vine para ver los daños que ha habido y vine a buscar los tesoros que se han conservado..." Creo que debemos construir un lugar propio, lejos del ruido y las vanas distracciones. Un refugio del alma donde habite la risa y la esperanza. Un espacio donde se pueda ser y soñar. Un lugar adecuado para reconstruír la perspicacia y la cautela; donde brote la alegría y se suavicen las lágrimas. Un buen sitio, sin dudas para refugiarnos de vez en cuando porque todos ya sabemos que es totalmente inútil y además triste vivir una vida confiscada. Por eso creo que hay que hacer las cosas que realmente nos gustan, de corazón, con los pies sobre la tierra; pero con el espíritu libre. Hay que hacer nuestro rincón del mundo, tal como lo sugiere aquella bella canción, y esto puede ser un espacio físico como tambien un estado del alma, allí dentro puede haber personas y sensaciones, música y miradas, besos y poesía.Un sitio donde todo sea posible y , sobre todo, donde sea posible ser uno mismo. Las antiguas culturas afirman que existe un ser que habita en la naturaleza salvaje femenina.Tal vez sea tiempo de encontrarlo para redescubrir las verdades ocultas ¿no te parece? Tal vez ese rincón de la tierra facilite esa maravillosa búsqueda... Dicen que el mundo se siente desolado y que por eso mismo busca incansablemente el rítmico y dulce consuelo que brindan los pechos y las caderas de algunas mujeres. ¡Dichoso sea, sin dudas, aquel hombre que se alimente de ese néctar! Busquemos, entonces cada uno nuestro propio rincón del mundo, después de todo, necesitamos de la leche y de la miel. Necesitamos, sin duda, encontrar en algún momento de nuestra vida, aquel camino que nos regrese a casa.
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eduardo
MOVISI
saludos!