DECISIÓN SOBRE LAS PIEDRAS

Hoy he decidido que las piedras lloren
pero no supe darles el motivo adecuado
y ahora
arrepentido estoy por sus heridas.

Las piedras callan, pero sangran.
Nunca antes las había visto tan inquietas.
Pero mi decisión está tomada.

Yo quería que ellas reemplazaran a la lluvia.
Porque mi cuidad se secó.

Yo quería que de sus lágrimas brotaran flores
y con ellas se acercara una abeja.

Las piedras no comprendieron mi poema
y por eso se han herido el alma
y ahora sangran
y no lloran.

El problema es que mi decisión está tomada
y las piedras una vez que "entienden" algo,
ya no cambian.

Mi cuidad se ha cubierto de sangre

Las casas se han derrumbado y las calles...
Las calles revientan en pústulas hirientes,
y no hay lluvia, sino el extraño sol de la muerte.

¡Ay, confuso vapor que me ahoga el corazón!
¡Yo quería, yo  quería, yo quería...!
Pero mi decisión está tomada
y el motivo las confundió en el alma.
Ellas se conviertieron en corazón de carne...
y sangraron, dieron de su sangre ...
   
Ahora el sol ha secado los pantanos de mi ciudad
y la fiebre ríe en cataratas insolentes.
¿No habías tomado tu decisión?
¿No querías un jardín en tu ciudad seca?
Y una abeja, ¿para qué demonios querías una abeja?

Yo quería, yo quería, yo quería ...
o había decidido, decidido, decidido...
que las piedras hubieren llorado por mis lágrimas...
Decisión equvocada.