LAS CARAVANAS VOLADORAS DE LOS NAZCAS
Publicado en Jan 28, 2012
LAS CARAVANAS VOLADORAS DE LOS NAZCAS
Colqui no creía lo que estaba observando: sobre el diamantino de la aurora se desplegaba una verdadera invasión de naves, compuestas por esferas multicolores que, a partir de un tejido de cuerdas y jarcias, sostenían canastos donde viajaban cientos de hombres y mujeres naZcas. Las máquinas aéreas que transportaban a estos visitantes , a primera vista, eran sumamente extrañas, complejas y por ello, casi indescriptibles para un niño de diez años , pero al contemplarlas con mayor tranquilidad, se podía advertir que funcionaban con un sistema sencillo: estaban conformadas por un armazón de cañas atadas con pelo de llama y algodón que envolvía a una circunferencia de telas vegetales muy delicadas. En el momento en que los nascas deseaban que las naves iniciaran su vuelo, se encendía al interior de los contenedores una especie de horno giroscópico que, mediante la acción de varios fuelles, avivaba un fuego constante e inofensivo, Esta energía que los rapanuis llamaban maná y los egipcios maát, era conocido por los nazcas como Mú , quizás como un recuerdo del continente perdido del cual todos provenían. Los nazcas eran una cultura que existía desde hace mil ochocientos años, asentados en el norte del Perú , se habían hecho famosos por su cerámica policromada, agricultura diversificada y metalurgia avanzada , pero quizás lo que más los distinguía eran los increíbles logros de su ingeniería hidráulica, una ciencia en la cual según lo que decían podían descubrir caudales de agua donde otros solo veían piedras y arena. Estos amautas ahora, presentaban, quizás la más prodigiosa y atrevida de sus invenciones: ¡naves espaciales, que como enormes medusas flotantes tenían la capacidad de alcanzar el cielo y atravesar desiertos y montañas para llegar a nuestras tierras cual inmensos cormoranes! .También conocían el arte de realizar grandes geoglifos diseñados sobre el duro suelo del desierto, que, según decían, sólo podían ser divisados desde las alturas, aunque aquello solo era un rumor. Los extranjeros apenas se bajaron de sus flores voladoras corrieron a abrazar a nuestros líderes mientras desde sus canastos sus esposas e hijos batían palmas y tambores. En la verde pradera ondulada observaban Colqui, Su padres, hermanos y el espíritu alegre del Abuelo Colqui, agazapado detrás de un olivillo, tomando a veces la forma de un insecto, una brizna o un plácido río.Junto a nosotros, se agrupaban unos dos mil espectadores mapuches que apenas contenían la emoción. ¡Esto es para sus hermosas mujeres! dijo, en perfecto mapudungún, el nazca Amaru que a pesar de actuar con la desenvoltura de un gran Toqui, se arrodilló antes de entregar, a cada uno de nuestros ancianos, un espléndido ramo de flores de múltiples tonalidades y formas. - Gracias, no tenían por qué molestarse dijo el más venerable de nuestros weichafes. - Es sólo un pequeño favor para un pueblo hermano tan querido - Tanto años que no nos visitaban En ese momento Colqui supo que no era primera ves que los nazcas arribaban Al Wallmapu y de pronto recordó una historia que le había relatado su Abuelo cuando era pequeño” Un día verás mariposas gigantes suspendidas sobre las nubes “Ahora comprendía el significado de aquellas palabras. Después de los protocolos, los visitantes fueron agasajados con abundantes alimentos y bebidas de nuestra tierra. Al finalizar uno de aquellos pantagruélicos asados Amaru reveló el verdadero motivo de su viaje al Wallmapu. -Queridos Weichafes, necesitamos llevar agua y verduras a nuestra gente, una sequía como nunca se vio en el pasado azota nuestros campos, donde ayer hubo sembradíos de maíz como ríos de oro hoy día sólo son morada de reptiles y arañas hambrientas.Nuestro pueblo está sufriendo necesidad y desesperación, como príncipe de los nazcas debí tomar una decisión: recurrir a la antigua costumbre de viajar a las tierras mas lejanas para comerciar u ofrecer nuestro trabajo. Y de ese modo, obtener el sustento. Hermanos mapuches requerimos de una parte de vuestras cosechas, ofrecemos nuestro ingenio para construir pozos y multiplicar el agua. No tenemos otra riqueza que ofrecer. -No tienen por que rogarnos les interrumpió Ancalaf con audacia pero también por respeto a su dignidad. Hombres tan valiosos a los ojos de Tunupa no deben implorar lo que por eterna amistad debemos facilitar. Trabajaremos en conjunto hermanos para duplicar lo que producen nuestras tierras, buscaremos los afluentes, las semillas y los hombres. Con la ayuda de sus dioses y nuestros espíritus antes de lo esperado estaremos compartiendo lo que la naturaleza nos brinda con generosidad. Ahora que continúe la fiesta. Esa noche la celebración se extendió hasta la madrugada o hasta que los comensales cayeron exhaustos de tanto beber Ancalaf se sentía complacido por cooperar con estos amautas o sabios del desierto, pero en el fondo de su corazón había inquietud ¿Cómo podrían doblar las cosechas, ni siquiera podían estar seguro de que las pestes no atacarían los sembradíos este año?, ¿Si fuera un año seco cómo se podría conseguir una mayor cantidad de agua?, y por el contrario, ¿si fuera un año lluvioso cómo se podrían controlar los cauces de los ríos? . Los nazcas se quedaron un tiempo a vivir con los mapuches, su alegría de vivir acompañaba cada uno de los quehaceres, incluso en los momentos más agotadores, a las mujeres las seguían cuando iban a lavar la ropa, haciendo sonar sus antaras de greda de prodigiosas escalas cromáticas, alegraban también a los hombres, repicando sus tambores, quenas y bombos, finamente decorados., cuando estos disputaban sus encuentros de palín o sus salvajes embestidas de linao. Colqui estaba fascinado con los visitantes además de ser amigables y sumamente educados, algunos de los más jóvenes buscaban su compañía y le enseñaban a tocar sus zampoñas, los mayores en cambio, no paraban de contar historias de su país que, invierno y verano, siempre se hallaba cubierto de nubes por las mañanas para luego despejarse calurosa y azul como el mar. -Si su País siempre se halla cubierto de nubes como harán para ubicarse si por alguna razón arriban a él antes del mediodía preguntóColqui inocentemente -Ese es un secreto le respondió Amaru con una sonrisa socarrona -Pero -Algún a lo mejor te lo cuento. . . algún día Hasta que llegó el período de siembra al comenzar la primavera. Los nazcas trabajaron, codo a codo, con los campesinos mapuches, de hecho, eran los primeros en levantarse y los últimos en volver a la ruca. Quizás como un tributo a su hospedaje trataron de explorar nuevos cultivos y formas de arar la tierra, de hecho, por medio de la aleación de distintos metales, mejoraron las herramientas y crearon un estilo de trabajo, llamado Mita que mejoró la producción de todos los tipos de papas que se explotaban en las zonas abajinas, sin embargo, las lluvias no llegaban y los copiosos ríos que provenían de los territorios pehuenches no alcanzaban para regar los sembrados que, temporalmente, debían abastecer las necesidades de dos pueblos numerosos.La preocupación se extendió por las comunidades , al parecer la sequía que afectaba al mundo, desde los desiertos y sierras peruanas hasta los Valles de Quillota y Ligua, también amenazaba al Wallmapu, no faltó quien propuso sacrificar animales y enemigos, pero Ancalaf , se opuso tenazmente, los más no se cansaban de repetir que lo preciso era hacer nuevas rogativas a los espíritus , pero el tiempo se agotaba y se hacía necesario tomar una decisión: -Hay que orar, hacer rogativas a los espíritus del aire y de las tormentas dijo en tono casi suplicante uno de los más ancianos. -Nuestras ancianas y mujeres han orado hasta quedar roncas replicó otro más joven ¿Parece que nuestros dioses se están quedando sordos? -No blasmefes le espetó Colo Colo el más sabio de la raza. -Pero ya es tiempo de que precipite alcanzó a decir, casi con insolencia, el joven Lincoyan -Eso no quiere decir que nuestros Dioses no hayan abandonado -Si me permiten una opinión interrumpió el Jefe Nasca … . . . -Se que no está permitido que un extranjero intervenga en sus cahuines mas importantes, pero conociendo la inteligencia de su pueblo se que valorarán mi planteamiento después de escucharlo. En las tierras nazcas hemos vivido durante miles de años, allá el desierto es un océano de arena tan vasto como la inmensidad de la noche y sin embargo hemos sobrevivido gracias a la benevolencia del sol, nuestro padre y de su sangre dorada, el oro, el oro nos ha permitido revestir nuestras casas con planchas de este metal que desvia la energía magnética que produce los terremotos y los volcanes. Una historia que contaban mis abuelos dice que hace muchos años hubo una sequía tan brutal como la actual por lo que nuestros umus o sacerdotes oraron durante semanas hasta que apareció en el sueño de nuestro Villac superior o sumo sacerdote el lugar preciso donde encontraríamos la solución: en aquel sueño un ser celestial le indicó un bosque de cactus, que todos conocíamos por su aridez excepcional, junto al cual, ahora, prodigiosamente, se extendía un río de caudal inagotable. Días después, al llegar a este sitio el sumo sacerdote, en ves de hallar el río, encontró el plano de un gran pozo en forma de caracol. que recogería las aguas subterráneas y las utilizaría para irrigar nuestros vergeles atenazados de sequedad .Los mejores ingenieros nazcas copiaron cada no de los detalles de los pozos caracol y los pusieron en funcionamiento por mil años. Esa tecnología ha sido casi olvidada por nuestros artífices.La desidia ha permitido que los pozos se sequen o cubran de malezas, es por ello que en los últimas siglos hemos debido ofrecer, nuevamente, nuestro trabajo por el mundo. -¡ Nos estás proponiendo? Intentó preguntar el Papá de Colqui con incredulidad -Si, claro que sí, respondió con firmeza Amaru Y los hombres se pusieron a trabajar, cavaron pozos de casi seis metros de profundidad hasta que alcanzaron cursos, subterráneos, aguas que provendrían desde los estómagos de los volcanes y las ballenas. El cauce estuvo listo en menos de dos semanas, pero justo cuando debían iniciar el regadío de los campos ocurrió un traspié inesperado: una pequeña roca, casi un guirrajo insignificante, había caído en el orificio que regulaba el paso de las aguas. Era prácticamente imposible removerla, no por su peso, sino por la posición, ya que para quitarla debía introducirse algún hombre que fuera muy, pero muy pequeño; valeroso ya que al removerla se desatarían las aguas contenidas. Un leve error podía significar la muerte y, al parecer nadie estaba dispuesto a correr este riesgo, por lo demás tampoco era visible un guerrero mapuche o nazca que poseyera el físico que requería la tarea. Ancalaf preguntó con voz imperiosa si había algún voluntario, el silencio de todos pareció reflejar que el esfuerzo de tantos cientos sería vano y estaría coronado por el fracaso. -Papá aparte de mí no creo que haya otro voluntario dijo Colqui dando tímidamente un paso adelante. Hijo no es necesario murmuró El werkén casi con horror -Pero no hay otra persona y un cona es una cona aunque sea pequeño. Colqui fue entonces hacia la boca y encomendándose al pillán de su abuelo Pali bajo atado de dos gruesas cuerdas y con un martillo de cobre colgando de su cintura. Bajó al primer nivel del pozo, dándose cuenta de que se hallaba muy lejos de sus brazos la piedra que debía remover Después bajo al segundo nivel pero aún estaba muy distante Más abajo, dijo con resolución Descendió al tercer nivel del pozo sin lograr aún tocar la piedra Es demasiado peligroso musitó Los veinticinco hombres que sostenían al pequeño dudaron en seguir introduciéndolo en un lugar tan peligroso, -Ya casi la tocó No lo bajen más gritó Ancalaf con el rostro desencajado y pálido como un puñal de hielo. -Más la estoy rozando.- . . . Colqui se estiraba con todas sus fuerzas pero no podía sacar la piedra colocada en un lugar tan difícil, entonces recordó una posición reptiliana que le había enseñado el Abuelo, cuando quieras saltar más lejos encoge tus piernas y captura la energía por un segundo. Así lo hizo Colqui y de ese modo, pudo quitar la piedra con sus manos, ni siquiera utilizó el hacha. Los hombres que lo sostenían también lograron alzarlo sano y salvo. El werkén corrió a abrazar a su hijo y con rostro empapado de lágrimas le musitó al oído: Ningún Padre ha estado más orgulloso de su hijo Y así se regaron las tierras mapuches, germinaron frutos y verduras en plenitud, asegurándose el alimento para dos pueblos hermanos, gracias a la genialidad de los nazcas y al valor legendario de un niño mapuche. Luego de cargar una enorme provisión de productos los nazcas subieron a sus medusas voladoras y comenzaron a emprender el camino de regreso. Antes de despedir a Amaru Pali no pudo aguantar las ganas de hacerle una pregunta ¿Cómo se guían para llegar a su tierra si siempre se halla cubierta de nubes? Este es un secreto Que nunca debes contar mi niño, susurró Amaru con una sonrisa de orgullo : Hemos dibujado enormes figuras en el desierto, algún día te llevaré a verlas le alcanzó a gritar mientras su nave voladora de mil colores se confundía entre los lienzos infinitos de un sorpresivo arco iris otoñal.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|