A veces pensaba en lo bien que estaban los huérfanos ahí, no tenían lugar donde ir, y, sin embargo, tampoco nadie a quien dar cuenta de sus notas, de su comportamiento, ni parientes molestos que ver en vacaciones. Eran como animales de la calle, libres como conejos en el bosque… Que hueones somos de pendejos. No sabía cómo sufrían ellos ahí, los huérfanos, como vivían en continuo dolor por su simple situación. Si algo les pasaba, si enfermaban, o morían, nadie se preocupaba de ellos. Nadie los iba a ver ni menos a visitar. Si los castigaban los curas, o si les castigaban con trabajos forzados como muchas veces hacían con ellos, a nadie le importaba. A veces, en los días de lluvia, podías verlos trabajando en el campo, bajo el aguacero, el frio y el cansancio, a varios de ellos, castigados, arreglando cercas, paredes, techos o vigilando las plantaciones o a los animales de la lechería en turnos eternos, mientras el resto seguía en clases, o descansaba en las piezas, o simplemente jugábamos por los pasillos. Nosotros éramos los privilegiados, nosotros, a quienes nuestros padres nos enviaban ahí porque les molestábamos, éramos realmente privilegiados. No se nos castigaba al grado en que se les castigaba a ellos, ni se nos educaba igual que a ellos, incluso en eso, y aun estando en las mismas salas de clases, se notaba. Pero era tan común, hueón, era tan de todos los días que de niño no te dabas cuenta de eso hasta cuando empezabas tu despertar intelectual. O hasta que veías a alguno, como me pasó a mí, llorando desesperado en un rincón porque lo habían castigado de nuevo, obligado a sacar papas en el huerto, bajo la lluvia y el frío, y
entonces, con la curiosidad natural de un niño, te acercabas a preguntarle, y él te gritaba que era huérfano, que porque no se moría de una vez por todas y terminaba de dolerle el mundo. No había entonces respuesta, a los 9 no tienes respuestas para ese dolor, para esa desesperación que viene de otro niño, y entonces entiendes que en el mundo no todos somos iguales, no todos somos hijos del mismo dios.