Perfección hecha mujer 
Ojos miel y perfecta piel canela, dulce mujer que mi sueño desvela. Labios rojos y rizos castaños, perfecta criatura que he deseado por tantos años. Hermoso fruto que tanto me ha tentado, fruto prohibido, que de mi vida se ha apoderado. 
Déjame oír aquella voz que arrulla los mares, deléitame con ese cantar de cantares. Ven, toma mi mano y deambulemos por aquellos hermosos caminos que poco a poco hemos construido, háblame y no me dejes oír aquel ruido, aquel que me remota a mi pasado destruido. 
Dame el don de perderme en tu mirada profunda, dame el don para salvar mi vida vagabunda, aquella vida nauseabunda que ha olvidado al corazón, hazme no perder la razón y solo sálvame esta ocasión, solo hazme dichoso de probar tu corazón. 
Ven y cántame aquella dulce canción, aquella que tanto calma mi desesperación, que mata mi decepción y aumenta cada vez más esa bella adicción, la cual causa aquella alucinación de ver el paraíso, donde hacemos el amor en su suave piso liso y cada segundo bajo las luna y las estrellas, cada segundo, solía verte más bella 
Eres la perfección hecha mujer o al menos eso es lo que me has dando a entender. Tengo en claro todo lo que te he de agradecer, pues tu bello ser, me has abierto las puertas de tu querer, donde se encuentra aquel hermoso amanecer, tan naranja, tan puro, que tan solo con pluma y papel se ha convertido en un rincón donde me puedo enloquecer, en un rincón donde libero mi ser, para volverme sincero y regalarte versos dignos de ti mujer 
Revive la primavera, haz florecer aquella pradera, admirando el color de cada pétalo de flor, pétalos que combinan su tono rojo con el canela de tu piel, acércate y hazme entender lo importante que es el querer, bésame y déjame diluir poco a poco el amor que he llevado en mi ser, aquel amor que te pertenece y mereces, aquel amor que he llevado por años, ese amor que ha sufrido mil daños y que hora vivir otros quinientos años. 
Prometo serte fiel y regalarte todas las noches una luna de miel, para admirarte como un lobo admira su luna, viéndola fijamente, y dando por hecho que como ella no hay ninguna. Para mi eres eso bella criatura, una luna tan preciosa como ninguna, aquella que desde su increíble altura me acuna, aquella que con besándola es mi respuesta, es mi cura. 
Que bello ser, qué bello es saber, que en tus manos se encuentra mi querer, que tu hermosa mujer, eres la razón de que mis versos puedan florecer. Gracias solo bella mujer, ya tengo la certeza que eres la perfección hecha mujer. 

luis felipe hernández buitrago sombra oscura