Llega un miércoles 17 de junio,
dónde mi corazón busca el brío
que lo mantendrá vivo,
en el día en que te conozca.
Más temprano, más tardío
estoy seguro que no será poca cosa...
Jonjabar tu cuerpo esbelto y sugestivo
me abre la mente y, de allí me viene,
la fogosidad e impetú,
que me traerá el alivio,
cuando mi alma se sustente
de tu espíritu
que todo lo tiene...
Irruir las puertas sagradas del cielo,
volando con anhelo, quiero alcanzar
ese fruto que Dios lo considera prohibido,
pero sé que esa ambición
me traerá la condena
que en este miércoles,
cuando observaba desde lejos tu figura ilustre,
no pude resistir esa piel lútea
y melena castaña con la tez de tigresa
que pintaban tu cuerpo.
Al imaginarte,
en el unguento de mis pensamientos,
me doy cuenta,
que en ese momento
nace una razón asertiva
y, al despertarme, comprendo
que existe;
en la llegada de ese día,
una larga ausencia, que fue alimentada
con la nostalgia y es
cuando te deseo y me haces falta.