POEMAS QUE NO LO SON
Publicado en Mar 01, 2012
POEMAS QUE NO LO SON
NORMA ESTELA FERREYRA AÑODEL COPYRIGHT 2011 ISBN 978-1-257-88885-6 Introducción La mejor introducción que pudiera hacerse es la diferencia entre los términos Poema y Poesía en las palabras del escritor Octavio Paz (1914-1998). Premio Nobel Literatura 1990: Octavio Paz *: "Poesía y Poema" abril 19, 2008 por aquileana "La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la esclavitud poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior.". ............................................................................................... "Expresión histórica de razas, naciones, clases. Niega a la historia: en su seno se resuelven todos los conflictos objetivos y el hombre adquiere al fin conciencia de ser algo más que tránsito. Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior; lenguaje primitivo. Obediencia a las reglas; creación de otras. Imitación de los antiguos, copia de lo real, copia de una copia de la Idea... Analogía: el poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario... La unidad de la poesía no puede ser asida sino a través del trato desnudo con el poema. Al preguntarle al poema por el ser de la poesía, ¿no confundimos arbitrariamente poesía y poema? ... Un soneto no es un poema, sino una forma literaria, excepto cuando ese mecanismo retórico -estrofas, metros y rimas- ha sido tocado por la poesía. Hay máquinas de rimar pero no de poetizar." .........El poema no es una forma literaria sino el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre. Poema es un organismo verbal que contiene, suscita o emite poesía. Forma y sustancia son lo mismo... La poesía no es la suma de todos los poemas. Por sí misma, cada creación poética es una unidad autosuficiente......." Cada poema es único, irreducible e irrepetible. Esta diversidad se ofrece, a primera vista, como hija de la historia. Cada lengua y cada nación engendra en la poesía lo que el momento y su genio particular les dictan..........................." "La historia y la biografía nos pueden dar la tonalidad de un período o de una vida, dibujarnos las fronteras de una obra y describirnos desde el exterior la configuración de un estilo; también son capaces de esclarecernos el sentido general de una tendencia y hasta desentrañarnos el porqué y el cómo de un poema. Pero no pueden decirnos qué es un poema. La única nota común a todos los poemas consiste en que son obras, productos humanos. Ahora bien, los poemas son obras de una manera muy extraña: no hay entre uno y otro esa relación de filial que de modo tan palpable se da en los utensilios. Técnica y creación, útil y poema son realidades distintas. La técnica es procedimiento y vale en la medida de su eficacia, es decir, en la medida en que es un procedimiento susceptible de aplicación repetida: su valor dura hasta que surge un nuevo procedimiento. La técnica es repetición que se perfecciona o se degrada; es herencia y cambio... El estilo es el punto de partida de todo intento creador; y por eso mismo, todo artista aspira a trascender ese estilo comunal o histórico. Las diferencias entre palabras, sonido y color han hecho dudar de la unidad esencial de las artes......................................................... El poema es una posibilidad abierta a todos los hombres, cualquiera que sea su temperamento, su ánimo o su disposición. Ahora bien, el poema no es sino eso: posibilidad, algo que sólo se anima al contacto de un lector o de un oyente. Hay una nota común a todos los poemas, sin la cual no serían nunca poesía: la participación. Cada vez que el lector revive de veras el poema, accede a un estado que podemos llamar poético. El poema es vía de acceso al tiempo puro, inmersión en las aguas originales de la existencia. La poesía no es nada sino tiempo, ritmo perpetuamente creador. A lo que quiero agregar: Un monólogo es un discurso corto e ininterrumpido dicho por una sola persona, que puede estar expresando en voz alta sus sentimientos o dirigiéndose a otras personas, como por ejemplo, a una cosa, a un personaje o a un lector, narrador. El monólogo es un recurso utilizado en todos los géneros literarios. PREFACIO El título que he dado a este libro, no resulta absurdo luego de la introducción. La idea que me inspiró, fue el de crear una obra de poemas donde el ser humano se encuentre con la poesía, pero abarcando a una cantidad de seres que por lo general, no son los elegidos por los autores. Debo admitir que en el año 2010, asistí a la presentación de un libro cooperativo por un taller de la S.A.D.E., filial Córdoba, que me motivó a seguir el ejemplo de las autoras noveles, las que expresaban una aguda sensibilidad para con el sufrimiento humano, en ambientes donde es difícil la inspiración poética, como son los presos, la delincuencia, la marginalidad social, etc. Porque una cosa es hablar de la miseria, o de la exclusión y otra, es verla personalmente. Confieso que para este libro, he tenido que hacerlo y estoy agradecida por el dolor que tales visiones me han ocasionado, ya que me han hecho un ser mucho más sensible, humano y comprensible. Mi alma se ha expandido y he crecido desde adentro, hasta sentirme otra persona. Por ello, hoy quiero rescatarlos, literariamente, en estos monólogos poéticos, aunque reconozco que en este caso, las imágenes superan a las palabras. Dedico esta obra a la memoria de John Lennon, que murió soñando con un mundo mejor IMAGINA Imagina que no hay paraíso, Es fácil si lo intentas, Ningún infierno debajo de nosotros, Arriba de nosotros, solamente cielo, Imagina a toda la gente Viviendo al día... Imagina que no hay países, No es difícil hacerlo, Nada por lo que matar o morir, Ni religiones tampoco, Imagina a toda la gente Viviendo la vida en paz Imagina que no hay posesiones, Me pregunto si puedes, Ninguna necesidad de codicia o hambre, Una hermandad del hombre, Imagina a toda la gente Compartiendo todo el mundo... Tu puedes decir que soy un soñador, Pero no soy el único, Espero que algún día te nos unas, Y el mundo vivirá como uno solo. John Lennon EL PEÓN Tenía los sustos alborotados en la memoria. Y la razón se le ausentaba a veces, se le iba de parrandas por la vida y lo dejaba sin voces interiores sin hilos, para tejer su propia historia. Era joven y fuerte, el muchacho, de manos ásperas, por la tierra, la cal, el cemento y los callos que su trabajo le incrustaba en los dedos. De tanto sudar, se le habían secado las ideas. Y su tristeza se abroquelaba en silencios rigurosos que decían más que las palabras. Hablaba de una niñez solitaria y frágil que solía quebrarse en llantos no llorados, por tantos deseos no cumplidos y soledades obligadas. Le habían colonizado el alma, invadido la subjetividad. Era tan sólo un objeto de aquellos seres indolentes, analfabetos de calle, que se aprovechan de su necesidad, de su juventud y de su fuerza, sin darle nada a cambio. Le habían apagado las luces, y arrebatado los sueños. Estaba vacío por dentro, desaliñado por fuera. Era lo que se dice, un hombre sin presencia. Apenas un peón de albañil y nada menos que eso. De qué le sirven a él las lecciones de gramática o la palabra bien hablada o escrita. O la historia, que era de otros y que él nunca tendría. Como tampoco tendría otra geografía que no fueran las cuatro paredes adonde dormía su cansancio y maldecía sus deseos de ser alguien. Así es la vida de escasa para algunos. Y tan llena de arreboles para otros. Cargada de lamentos o placeres según la cuna que tocara en suerte. JOSEFA Doña Josefa puso la pava al fuego llenó el mate con la última tacita de yerba, y le agregó una cascarita de naranja para cortar lo amargo. Sacó el pan de ayer, lo puso tostar y fue a buscar un poco de leña, no sea que el brasero se le apagara con esa helada que escarchaba hasta la paciencia. Pero ella tenía menos frío en el cuerpo que en el alma. Con sus ochenta y pico, ya no llevaba la cuenta, todavía podía trajinar con sus quehaceres. No le dolía más que el dolor de haber vivido tanto. Había perdido a sus dos hijos, Querían salir de pobres y salieron de la vida. Al poco tiempo, su Julián se marchó pues nunca soportó perderlos. Pero ella seguía allí, enterrada en la miseria que le llegaba a los tobillos, pateando hacia un costado los problemas irremediables, aunque de vez en cuando, tropezaba con ella misma y se caía. Y cuando lograba levantarse, tomaba entre sus manos al futuro, que la aguardaba entre el pozo y las piedras y lo arrojaba al viento. No tenía miedo, porque nadie puede escapar cuando la hora llega. EL BORRACHO Serafín se había cansado de que le llamaran borracho. Y una tarde de Mayo, tomó su guitarra, y la poca ropa que tenía y salió, sin saber adónde, porque no quería vivir en el único lugar donde no quería estar, porque lo único que recibía eran reproches. Si hasta tenían vergüenza de llamarlo padre, tan sólo porque bebía una copa de más. Les dejó unas líneas: Estoy bien no me busquen, que no voy a suicidarme. Con eso sobraba para que nadie se preocupara. Y con el correr de los días, hasta sentirían alivio de que se hubiera marchado. Anduvo sin rumbo, pateando piedras por la plaza. Y luego fue a parar a la estación, donde había un vagón abandonado, lleno de gatos, con sus crías y excrementos. Estuvo limpiándolo hasta que no quedó ni un solo pelo. Luego, tiró su manta sobre el piso, suspiró tan profundo como pudo y bebió su vino para quedarse dormido. Pero algo lo despertó. Tenía ganas de llorar. Y lloró allí, donde nadie lo oiría y donde sólo él, podía consolarse. Podía maldecir y maldecirse por tantos años de entregarse entero, a tanta gente que no lo merecía. Porque hoy Serafín estaba solo. Sin nadie para escucharle el llanto o el ruido que hace el hambre en el ombligo. Sólo estaba su copa casi llena mimándolo de a ratos, mientras pasa la vida, Estaba su guitarra esperando el canto, la noche desvelada y esos gatos gritando por las noches, mientras se aman. NADIE El timbre. ¿Quién será a esta hora? ¡Ya nadie atiende el portero en esta casa! ¿Sí, quién es? No querido, no. No tengo ni una monedita, ni nada de nada. ¡Qué cosa! ¡A las dos de la tarde tocando el timbre! ¿Qué quien era? Nadie. Un chico que pide. Pero vengan a comer que se enfría. ¿Se lavaron las manos? Aquí está la sal y por favor, cambien el canal. No quiero ver a esa gente de Haití ¡Qué horror! Esos niños me parten el alma. ¡Otra vez el timbre! Ya nadie respeta los horarios ¿Sí, quién es? ¿Otra vez? ¡Qué? ¿Acaso yo te pedí una manzana? Ah, bueno, ya voy............. -Hola. Gracias por la manzana pero mejor déjala para vos. Perdóname por no haberte atendido. Es que a veces, me confundo ¿Sabes? Y creo que la realidad está en la tele. ¿Cómo te llamas? ¡Qué lindo nombre! Yo tenía un tío que se llamaba como vos. Bueno Luís, te dejo porque me voy a almorzar. Y llévate la manzana. Porque te dije que no tenía nada de nada Pero te mentí ¿Sabes? Y ahora me siento mal por haberlo hecho. ¿Me perdonas? Y si otro día, vuelven a regalarte dos manzanas Llévate las dos. ¿Sabes? EL CARTONERO Estaba acostumbrado al olor de la mugre. Y a las moscas revoloteando en su cara. Ya no sentía ni el frío con esa piel curtida de heladas y miserias. Tampoco le importaban sus zapatos rotos ni la dureza de su ropa sucia. Total...ya nadie lo miraba, por temor a que le pidiera una moneda. Por si fuera poco, ya no podía cartonear, pues le habían quitado la yegua y el negocio paso a ser de la municipalidad. Hay que clasificar la basura, dijeron. Pero él no sabía por qué todo se tenía que clasificar. Será porque hay pobres y ricos. O torpes y educados. Y como si fueran dioses, te condenan. Son unos vagos, que quieren vivir de arriba, dicen. ¡Tienen que morirse! ¿Para qué viven? ¡Basta de dádivas!. Y él no sabía bien qué quiere decir esa palabra, porque a la escuela no fue. El siempre ha sido cartonero para ayudar a su viejo, que Dios lo tenga en la gloria. Y ahora no sabía qué hacer. Delincuente no era, ni lo sería. ¡Faltaba más! A eso sí que su madre se lo había enseñado de chico. "Pobre pero honrado" le había dicho. Y así le había salido él, aunque no tuviera ni qué comer. Y no vaya a andar pidiendo m`hijo porque hay que trabajar, le repetía siempre. Pero ahora es difícil ¿Quién le va a dar laburo con esa facha de pordiosero? Si ni domicilio decente tenía porque vivía en la villa. Y lo único que él había hecho en la vida era separar los cartones del papel. Hoy se presentó en una de esas casas lindas que hay en la ciudad. Y cuando iba a preguntarle a la señora si quería que le arreglara el jardín ella le cerró la puerta en la cara. Y eso que parecía educada, la señora. Su amigo le aconsejó que no vaya más a esas casas sino que elija a las otras, a las más humildes, porque allí la gente es más buena. ¿Será Verdad? EL NACHO Había que verla a esa madre mientras pasaba sus dedos por la cara de su hijo, acariciándole las aureolas que le había dejado a balacera. La policía en las calles no perdona a quien no quiere obedecer. Y su abuela rezaba sobre el féretro, sin que le salieran ya lágrimas. Todos sabían que él iba a terminar mal, como terminan casi todos en la villa. Pero el Nacho no soportaba la miseria propia ni la ajena. Por eso, es mejor así. Peor hubiera sido la cárcel. Recuerdo cuando los domingos compartía el asado con el que quisiera. Le compraba cigarros a los muchachos y criollos calientes para quien no tuviera. ¿Y cuando Ramona estuvo enferma? ¿Tirada en un catre con cuarenta de fiebre? La levantó en brazos y la metió en un taxi para llevarla al hospital. La salvó de morirse a la viejita. Era bueno el Nacho. Ahora no sé quien nos va a proteger. No hay nadie que se juegue como él. Y así le fue al pobre, con apenas veinte años. Pero él siempre decía que prefería morirse a terminar como un linyera debajo del puente. Seguramente, que el sucesor será el Moncho Él ya conoce la cárcel y está fogueado. Y aunque sea más débil que el Nacho con la droga, puede. Seguro que ha de ser él, decían los muchachos. Pero el silencio se hizo oír cuando apareció el cura. Vamos, dijeron los amigos, ojala le de la bendición. Porque después de todo, el Nacho, la merece. EN EL GERIÁTRICO Allí estaba la viejita temblando de los pies a la cabeza a pesar de que no hacía frío. Tengo miedo decía. Miedo de despertar un día y no recordar quién soy. Miedo de morirme sola, en ese lugar oscuro y maloliente adonde la habían llevado sus hijos para que estuviera mejor. ¡Qué iba a estar mejor! Protestaba con el pensamiento. Si no conocía a nadie allí donde todos quieren que te duermas. Pero ella no quería dormirse porque era como morirse, decía. Quería hablar con alguien de cualquier cosa, de lo que sea. De porqué los hijos no pueden venir a verla todos los días, aunque ella los espere mirando hacia la puerta. Hay que entenderlos, tienen familia que atender. Sus nietos ya están grandes y estudian, no tienen tiempo como cuando eran chicos y la llenaban de besos. Había que verla a la viejita, Perfumándose, por las dudas, pintándose los labios pues siempre había sido coqueta. Y ese temblor que no se le iba, como se le iba la memoria cada día. Por eso el miedo. No quería perderlos en el recuerdo como los había perdido en la vida. GOLONDRINA Es nombre de pájaro y así los llaman, pues vienen a las cosechas y pronto vuelven a casa. Bueno, casa, es un decir, ¿Quién puede llamarle así a unas latas atadas con alambre? Pero es su hogar porque allí viven su mujer y sus hijos. ¿Qué cuántos son? Muchos. Porque hasta uno es demasiado cuando hay miseria. Lindo nombre el de golondrina pero no para un esclavo. Claro que en el siglo XXI ya no son como eran antes cuando el patrón les daba albergue y a veces, hasta comida. Ahora todo se anota. Y al final, monedas quedan. Las manos secas, la piel más negra, el cansancio hecho piedra hasta en los ojos. Y la paciencia llena de espinas. Y hasta terminan odiando al sol que los despierta y los saca de la pocilga para llevarlos a los campos. ¿Qué por qué vienen? Una boca menos en la casa y más lugar en la pieza. Dicen que en poco tiempo los tóxicos los liquidan pero nadie se da cuenta pues se mueren de otra cosa. Esa es razón suficiente para volver cada año. Porque a la vida de un pobre, es mejor dejar de vivirla. LOS "GUANA" Hoy sentí vergüenza, ajena pero intensa, a causa de alguien que llegó a mi casa. Mas no valía la pena enfrentar su descaro y su insolencia. Preferí escribir un pronto desagravio a quienes ofendiera su desprecio. Ya no recuerdo cual era la charla, que terminó de pronto con mi boca callada y mis puños cerrados apretando la ira. Lo que dijo es irrepetible, pero, sin embargo, lo diré. Pues a nadie puede ofender la miseria del alma ajena. "Voy a buscar un "guana" para que pinte la casa"-dijo, como si nada. Al principio no entendí, pero luego me di cuenta de que "guana" era guanaco, claro. Así llamó ella a esa gente del norte que trabaja para ganarse el pan. Y me vinieron a la memoria otras palabras que también se usan para discriminar a los que tienen el lomo curtido y los brazos fuertes para acarrear el peso del mundo. Bolitas, perucas, paraguas, negros, vagos, villeros y grasas. Y sentí dolor pero también alegría de no ser insensible ante el sufrimiento. Y en pocos segundos se esfumó mi rabia, mis puños se aflojaron y hasta pude sentir lástima, por ella. Un sentimiento pequeño ....como de su talla. LA CATERVA --¿Qué pasa afuera? Preguntó la señora al oír los cánticos desde el cuarto piso. --Otra vez los obreros que cortan la calle- le dijo la empleada que limpiaba el balcón. --Entrá y cerrá el vidrio. No soporto a esa caterva, le ordenó. La muchacha obedeció pero no entendió esa palabra que le quedó revoloteando un rato en la memoria. Y cuando su patrona se acostó, se fue directo al diccionario Pero cuánto le costaba encontrar lo que buscaba, porque no sabía el abecedario. Pero una vez que halló la C era cuestión de tiempo. Con la b larga, no estaba, pero la encontró después. Aquí está: Ca-ter-va: "Multitud desordenada que se considera de poco valor". Ella seguía sin entender. Pero leyó algo más: "se usa en sentido peyorativo para una clase social de bajo nivel" ¿Qué querrá decir peyorativo? Ah, no. No pienso buscar más, pensó la muchacha mientras cerraba el diccionario. EL DIA QUE FUI A LA VILLA Las dieciocho en punto. Un sitio para albergar miserias Y para que la muerte aceche por tantos recovecos oscuros como esos ojos achinados, o esa piel de hule, curtida por la mugre. Perdieron vigencia mis pensamientos previos. Zozobraron en plural en esa realidad que masticaba sueños y los digería, expulsándolos a la letrina universal de la indiferencia. Todo allí parecía pasar de largo como el colectivo en la parada o como las miradas del mundo en la ceguera emocional del ser humano. No había nada allí, sólo dolor, resignación, seres sosegados por la impotencia o envalentonados por el odio. Un bebé que llora y llora, como si entendiera. Una mujer que maldice a la vida, sin palabras. Un hombre que camina, pisando fuerte, como queriendo con ello, alejar la mala suerte. Todos me miran de arriba a abajo. Cosas extrañas les resultaban mis zapatos, mis manos limpias, mi cabello brillante, mis uñas pintadas y mi auto, estacionado justo en frente de sus vidas caladas por el frío de la tarde. Necesitamos colchones, dijeron. Y algunas mantas, si pudiera. Mi corazón quería huir, atropellarse. Olía a sangre muerta, coagulada. A podredumbre de clase media. A indolencia acumulada. A mojigata que reza, pidiendo por pedir algo. ¿Qué cosas estuve mirando con estos ojos hoy delineados de espanto? ¿Por qué no me di cuenta que esto pasaba tan cerca de mi casa? El niño no dejaba de llorar. La madre lo zarandeaba para callarlo. Convídale un café a la señora dijo el hombre, amablemente. La mujer se disculpa de no tener nada para invitarme. Se disculpa ¿Entienden? ¡Se disculpa! Hasta las moscas escapan del lugar. Un frío de mil inviernos me atravesó el abrigo y se clavó en mi espalda. Pero un niño descalzo, al verme, me sonríe. Sí, me sonríe ¿Entienden? Me sonríe, para hacerme llorar.
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