El gato y el mapache
Publicado en Mar 08, 2012
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   Había una vez un pequeño gatito que le encantaba pasear por el bosque cuando sus dueños no estaban, un día como cualquier otro encontró a un pequeño mapache, esté estaba comiendo a lo lejos un huevo, el gato cauteloso se acerco poco a poco al curioso mapachito, lo observo detenidamente y encontró en él algo peculiar, algo distinto a él, observo como detenidamente agarraba con sus pequeñas garras el huevo y lo iba despedazando poco a poco.
  El gato no pudo sostener por más tiempo la carcajada que tenía ahogada y comenzó a reírse presurosamente de él, el mapache rápidamente volteo en busca de aquél sonido extraño y vio detrás del árbol más cercano al pequeño animalito, que al ver que lo observaba se había hecho pequeñito, el mapache movió la cabeza en gesto de curiosidad y se acerco al pequeño animalito, que jamás en su vida había tenido el honor de ver. El gato espantado se preparaba para escapar, pero el mapache grito rápidamente:
 
-         ¡Hey tú! Espera por favor, no te haré daño, sólo quiero saber ¿Qué cosa eres tú?
-          ¡Ja! ¿Qué que soy yo dices? Yo soy un quién mas no un qué, además yo debería hacerte esa pregunta a ti, eres muy extraño ¿sabes?
-         Jaja pequeño eres muy gracioso, entonces ¿Quién eres?
-         Yo soy… ¿Quién eres tú? ¿Ah? ¡Contéstame!
-         Que insistente, yo soy un mapache, me gusta esconderme en la oscuridad y más que todas las cosas me encanta comer, a veces robo un poco de aquella suculenta comida que tienen los humanos no muy lejos de aquí.
-         Que patético eres, yo no tengo que robar nada, yo soy un gato, muy astuto por cierto, a mi los humanos me sirven la comida en un tazón, juegan conmigo y tengo una cálida cama donde dormir.
-         ¿Así que me crees patético eh? Me pregunto yo, que será de ti cuando aquellos humanos de los que dependes tanto un día así de la nada te abandonaran a tu suerte y se fueran, digo, yo al menos puedo seguir cazando pequeños animalitos que pasan por aquí, o robarme alguno que otro huevesillo, yo no duermo en una cálida cama, duermo en el hueco que se encuentra por allá a lo lejos, es frío y húmedo, pero bastante cómodo una vez que te acostumbras. La forma más divertida de entretenerme es viendo los pececillos que pasan por la orilla de este pequeño lago, no necesito de nadie, pero sí tú ves patético lo que hago, que te aproveche.
 
   El mapache enfadado por lo que el gato le había mencionado siguió su transcurso y fue a su pequeño hueco a dormir, el gato por su parte se quedo pasmado con lo que esté le había dicho, nadie en su pequeña vida lo había insultado, y menos de esa manera tan “cordial”, se quedó pensando un rato y se dijo a si mismo “Vaya que es patético este mapache, ni pensar que algún día mis dueños me abandonaran, ellos necesitan de mi tanto como yo de ellos” y prosiguió su camino, hacía su cómodo y cálido hogar no muy a lo lejos de aquél bosque. Llego a su pequeña cama y comenzó a soñar con un sin fin de aventuras al lado del mapache, después de todo le había llamado bastante la atención aunque no quisiera admitirlo.

   Pasaron los días y el gato iba siempre con la ilusión de encontrar de nuevo al mapache, pero sin éxito alguno. Un día en uno de sus paseos vio a lo lejos a un pequeño grupo de animales y se acerco a ellos, entre estos estaba el mapache contento platicando con las ardillas, algunos conejos, uno que otro zorrillo, un pequeño tejoncito y una pareja de zorros, cuando el mapache se dio cuenta de la presencia del gato rápidamente volteo su mirada hacía otro lado como sí  no lo conociese, el gato desconcertado se acercó al mapache, pero todos voltearon a verlo desdeñosamente, y el pequeño tejoncito que era el que menos podía mantener la boca cerrada dijo:

 -         ¡Miren quien tenemos aquí! El pequeñuelo que piensa que todos los animales aquí presentes no somos más que una bola de patéticos por esforzarnos y no ser unos holgazanes como él ¿No es así señor mapache?- El mapache un poco afligido porque después de todo sabía que el gato no era tan malo, asintió con la cabeza y volteo la mirada. Aunque pudo ver de reojo la expresión de sorpresa del pequeño gato

 -         Yo solo vine a dar un paseo, no sé quienes son todos ustedes y parece ser que yo ahora soy muy popular, me agrada saber eso. No niego haber dicho que son patéticos y lo sostengo, yo no tengo que esforzarme para conseguir algo porque utilizo a los humanos para este fin, sé que ellos me necesitan tanto como yo a ellos y esto nunca va a cambiar, tengo todas las comodidades, porque sé manipular y ustedes no son tan astutos como yo, por eso me tienen envidia. Tengo que irme, me aburro aquí, así que con su permiso, me retiro.
 
   El gato ofendido, se fue a su casa un poco enardecido, llegó a su cama y sin rechistar se echo una siesta, dejo pasar los días y no salía más a pasear a aquél raro bosqué. Pasaron semanas y el gato parecía entristecer cada día más, no se acostumbraba a no poder salir a pasear como tanto deseaba, los dueños poco a poco se fueron aburriendo de él y desearon adquirir un gato más jovial y risueño que esté.
   Al día siguiente el pequeño gato pudo observar como un nuevo compañero estaba en su casa, se puso muy alegre y le dijo:
 
-         ¡Hola pequeño! ¿Te han traído a jugar conmigo? ¡Que buen dueño tengo yo!- Exclamo el gato muy contento.
-         Yo no soy tu amigo, a ti ya no te necesitan más y te echaran al bosque, yo vine a remplazarte, quién querría a un gato que todo el día se la pasa aburrido y perezozo, a mi me han traído a hacer lo que tú no haces y cazar ratones, espero te vaya bien, después de todo somos del mismo clan pero no de la misma calaña, cuidate.
 
   El gato quedó sorprendido con lo que le dijo su compañero, no podía creer semejantes palabras, en primera nadie jamás le había dicho que tenía que cazar ratones y en segunda eso que decía aquél gato zalamero tenía que ser mentira, sus dueños jamás lo echarían afuera, a él que tanto los quería y apreciaba, ellos debían sentir lo mismo por él… Pero esto no fue así, poco rato después de que había llegado su compañero, su dueño al que tanto apreciaba lo saco sin rechistar ni un segundo y volvió a meterse a la casa no sin antes amenzar al gato de que si volvía, él mismo se encargaría de echarlo a lo más profundo del lago en el bosque.
 
   El gato prosiguió su camino sin saber que hacer, se sentía sólo y fracasado, después de todo el mapache tenía razón, no tenía que haber confiado en que sus dueños siempre velarian por él, si no al contrario debía portarse siempre cauteloso y haber aprendido más cosas de la vida.
   El día transcurrió y cada hora que pasaba era un tormento para el pequeño gato, estaba acostumbrado a pasear por el bosque, pero no con el estomago vació además ¿Qué dirían los demás animales del bosque al verlo en tan deplorables condiciones? El gato se sintió por un momento tremendamente avergonzado, se sentó a la orilla del pequeño lago y agacho su cabeza para ver lo tonto que se veía, pero al alzar la mirada se dio cuenta de que el mapache del que tanto se había burlado lo estaba observando, ahora con ojos enternecedores y  melancólicos, al ver esto el pobre gato dijo:
 
-         ¿Qué tanto me miras? ¿Acaso vienes a burlarte de mi?, creo que pierdes tu tiempo, porque ni las más profundas carcajadas podrán hacer que este gato pierda su orgullo- dijo el gato malhumorado y un tanto avergonzado
-         Yo no vengo a burlarme de ti, tal vez sentía un poco de envidia al saber que a ti te mimaban tanto y a mi no, tal vez hice mal en criticarte, pero temía que no te dieses cuenta de que no todo es para siempre y las cosas buenas sin esfuerzo siempre se agotan, tienes que estar preparado para todo lo que se avecina, ya sea bueno o malo, porque nunca es bueno holgazanear tanto mi pequeño amigo, sé que esto es duro, pero ya vendrán tiempos mejores…- Dijo el mapache tiernamente
-         ¿Por qué me ayudas? Después de todo yo me burlaba de ti y de tus amigos del bosque, yo los tachaba de seres inferiores a mi
-         No siempre tendrás suerte, por eso no te burles jamás de aquellos desafortunados o un día puedes estar en sus zapatos, yo te ayudo porque para mi no eres más que un gato mimado y aquí no tardaras mucho en morir solo, sé lo que es eso, así que ven conmigo yo te enseñaré.
  
Paso el tiempo y, el buen mapache y el gato remilgoso aprendieron a ser buenos amigos, el mapache de tierno corazón le enseño al gato a comer los más suculentos platillos… sacados ni mas ni menos que de la pequeña cabaña de sus antiguos dueños, estos a su vez, siempre furiosos se preguntaban como era que desaparecía tanta comida a la vez, culparon a su nuevo gato, lo echaron para afuera solo y desamparado… Y ¿Qué hizo el gato zalamero? esa es otra historia que a nadie interesa.

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Foto del autor Ailish Yuried
Textos Publicados: 10
Miembro desde: Dec 01, 2011
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Descripción

la importancia de apreciar lo que tenemos, no hacer burla a los desafortunados y no depender de los demas

Palabras Clave: fábula dato mapache aprendizaje

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fábula



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Silvia Grimaldo Vlez

Delicioso. Felicidades Ailish.
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March 08, 2012
 

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