Como todos los días pasó frente a mi ventana, con aquel aire despreocupado que siempre lo ha caracterizado. Siempre con su andar calmo y sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans gastados por los años...
Pero he de admitir que lo que más capta mi atención es su mirada llena de tristeza y soledad. Es como si dentro de sí guardase un montón de lágrimas secas que se albergan en sus ojos negros. Me pregunto... ¿qué esconderá...? Cual será esa pena que guarda en su corazón y en su alma.

No recuerdo cuando lo conocí, tampoco recuerdo cómo fue que averigüé su nombre... tal vez una de mis amigas me lo dijo o bien se lo habré escuchado a uno de sus compañeros que pasaban junto a él en las tardes, solo sé que a pesar de que jamás intercambié palabra con él, estoy sumamente enamorada.
No estoy loca, ni tampoco soy una chica obsesionada... pero aunque nunca he hablado con él, siento que lo conozco mejor que cualquiera... con solo mirar sus ojos, con solo observar sus gestos, con solo escuchar su voz... solo con eso me doy cuenta de quién es y lo que guarda en su interior... salvo aquella tristeza que lo envuelve. Pero estoy segura que soy la única que lo sabe... la única que se da cuenta de su llanto silencioso, la única que se da cuenta de su dolor... lo sé... ¡yo lo sé! y estoy segura que nadie más lo sabe, que nadie más se ha dado cuenta.

A veces me pregunto ¿Qué pasaría si simplemente le dijese "hola"?. Aquello me lleva a los lugares a recónditos de mi imaginación e ilusión.
Muchas veces imagino esa situación y sonrío como una boba al ver que me responde con ternura e incluso amor. Me veo llena de pudor al escucharlo decir que se ha dado cuenta que lo observo desde mi ventana y que al igual que yo, siente el mismo amor que yo siento por él. 
Ilusión, ilusión, ilusión... es todo lo que siento en esos momentos. Lloro, pero no de tristeza, sino de felicidad, esa felicidad que se siente al ser correspondida, esa felicidad que se siente al darte cuenta que no eres la única que comparte aquel sentimiento tan hermoso y a la vez tan doloroso como es el amor...

Pero llega el momento que ha de despertar y darme cuenta que aquello es imposible. Sé que no me conoce, sé que ni siquiera sabe de mi existencia...
Eso pensamientos son los que provocan que aquel dolor tan intenso en mi pecho, se haga aún más insoportable... eso provoca que las lagrimas que cada día derramo de dolor, sean aún más amargas...

¿Cómo es posible que algunos tengan derecho de amar...y otros sencillamente tengamos que soportar la soledad y la amargura de la muerte...?

El dolor se hace aún más insoportable, al igual que mi llanto... Cierro los ojos con lentitud y trato de visualizar la imagen de aquel que me brindo esperanzas y por breves instantes me inyectó vida sin siquiera saberlo...
Sé que lo amo, lo amo con locura y eso jamás cambiará, pase lo que pase, siempre lo amaré con esta intensidad que llega a quemar mi corazón y mi garganta...

Escucho leves murmullos a mí alrededor y un llanto que no puedo reconocer, aunque tampoco me importa hacerlo.
Una calida mano roza mis húmedos cabellos y unos tibios labios besan mi sudada frente... ¿es caso esto una despedida...? Todo me indica que si...

Me duele pensar que jamás volveré a ver ni a escuchar su voz otra vez, me duele pensar que jamás podré decirle lo que siento...pero me alegra saber que este maldito sufrir y dolor terminaran en pocos instantes....

Con las pocas fuerzas volteo hacia la ventana, la cual estaba bañada con ese atardecer que tanto me ayudaba a imaginar las historias incluso más románticas que jamás en mi vida pude ni podré experimentar...
Una lágrima solitaria rodó por mi mejilla y rogué poder verlo antes de partir...

No se si fue un milagro, pero al parecer mis suplicas fueron escuchadas. Allí estaba, fuera de mi ventana, observando el mismo atardecer que yo estaba viendo... con su postura desinteresada y sus jeans gastados...
Vi como lentamente volteó a mirar hacia mi ventana, sus ojos llenos de tristeza se enfocaban en mí...en MÍ... pero con un brillo cristalino... ¿es que acaso lloraba por mí...?

Y fue entonces recordé. No fueron mis amigas quienes me dijeron su nombre, no es cierto que jamás había hablado con el y tampoco es cierto que no se cual es el motivo de su dolor... siempre lo supe, pero este maldito veneno, este maldito dolor, esta maldita tortura albergada en mi cabeza y en mi cuerpo me hicieron olvidarlo... salvo mi corazón...
Aquel que está afuera, llorando por mí...es aquel que un día dijo que me amaba, es aquel que me prometió el mundo entero y es aquel que siempre me visitó mientras pude contener mis recuerdos...

Mis ojos se han cerrado casi por completo, pero aún puedo ver su rostro con toda nitidez...sus labios se mueven pronunciando aquellas palabras que había olvidado y que mi corazón deseaba recordar.

Sonreí llena de felicidad y me dejé llevar por la intensa luz que hacía un rato me estaba cegando, pero sin antes murmurar...

-yo también te amo...