CREDO DEL CREO EN VANO
Publicado en Mar 12, 2012
Credo de mi soledad y mi angustia
del pan pan y del vino vino de llanos y montes desnudos de luciérnagas del día final y del principio de la hoguera Credo de los mil pedazos de la unidad y de Dios en el asfalto del milagro y la sustancia del ojo observando la penuria humana Credo del silencio y la palabra en el paredón del latifundista y el cadáver de Lucifer tendido sobre la ceniza del cigarrillo del beso y la joven desahuciada Credo de mis linfas y mi humor sarcástico de mis zapatos rotos y del roto de la capa de ozono del diluvio universal y la gota en el arca de Noé Credo del cancerbero y los mil demonios de la codorniz y el gato envenenado en sus siete vidas del siglo y el instante cuando nace el pedregal Credo de la hiedra y la pared por construirse del mosco en la cabeza y el pensamiento escalofriante del hocico y el sangrado de luz en el colmillo de la diestra de la tarde y el manco de Lepanto Credo del vidrio y el vaso comunicante de la poesía con el papel donde se envuelve la panela Credo de la nada y el blanco de la palabra que da en el centro de su todo de la mujer pensativa y del hombre afilando con el sudor de su frente el día Credo de las tres de la tarde proferida por el tartamudo demorándose en articular las diez de la mañana a la andarina sin destino Credo del cataplasma y la herida en el costado derecho del demiurgo de quien nunca llega y de la casa abandonada Credo de la noche encabritada en silencios y del grito deshidratándose en la garganta del plagiario de la soga y el bramar que se resquebraja en el desierto Credo del viento que impele contra la torre de babel y el mito que desmorona el sermón de Pedro Credo del avaro y la ballena en el colchón del lingüista y el rostro que se macilla en la ventana del duermevela y la pesadilla de haber nacido Credo del paralítico y el cuerpo exuberante que con sus senos vírgenes alimenta la lujuria del hombre probo Credo del cura y el alma proscrita a la bujía encendida con el cero y el logaritmo del uno hasta sus últimas consecuencias del jardín colgante y sus espinas que ornamentaron la corona con que Jesucristo se hizo Rey de nadie Credo de la uva y la sombra embriagada que va hasta el rocío a beberse el último sorbo de la centuria del misterio en la noche soberana y la máscara en tertulia con el rostro de Turín Credo del sifilítico y el alpiste que golondrinea la calle del tiempo perdido del médico y el formol que sujeta al moribundo a la nada de la puntilla con que se clava el recuerdo del perro que partió hacia el palpitar de los sapos y el martillo que cuelga en el portal de Belén del arrecife y el avanzar fructuoso de Ícaro junto al sol en el estanque Credo de la basura y el político que con insolencia reclama para sí el firmamento descumbrado de nubes del fruto y la cáscara donde resbala la perdiz cuya alma se dirige al cielo desnudo de vuelos Credo del canto tres veces del gallo y la frialdad de las treinta monedas que a través de los siglos le han besado la mejilla a mi padre muerto Credo del gerundio y el verbo de tu carne del sí y de la gota que vacila en la llave cerrada del verde de la aurora Credo del gitano que nunca viaja y de la escalera por la que baja fruta a fruta la madurez de la vida Credo del creo en vano por todos los santos de los santos en nombre de mi alma confinada en el líquido orgánico con el desdén de mi fe amén.
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