2.- Los huspedes
Publicado en Mar 16, 2012
Christine era hija de Jonathan Murphy, un humilde obrero casado con Ellen, ama de casa. Habían emigrado del campo y vivían en un suburbio céntrico de la ciudad, cuando el terremoto había dejado su pequeño apartamento en riesgo de derrumbe.
Christine, de 18 años, era una excelente estudiante y había iniciado la carrera de Derecho. Tenía cuatro hermanos más: Michael, de 16 años; Arthur, de 14; Luke; de 10 y Timothy, de 8 años. Evrart disfrutaba mucho la convivencia familiar con ellos, pues todos eran agradables, parlanchines y bromistas. Además, sentía un apoyo muy fuerte en Christine, que particularmente se ocupaba de él, desde la muerte de su madre. Aquel día, para celebrar la llegada de Evrart Ernoul, habían decidido ir a comer a un restaurante cercano. La familia comentaba la nueva experiencia de compartir residencia con las otras familias damnificadas en aquel enorme caserón. Estaba la familia Henderson, compuesta por un contador con su mujer y sus dos hijos: una adolescente de 17 años y un chico de 10. Debido a los graves resquebrajamientos del techo, la familia había tenido que abandonar su casa, para esperar un peritaje acerca de su restauración. También estaban los Chambers, que venía de otra ciudad vecina, y cuya casa prácticamente se había hundido. Era un ingeniero cuya mujer era contadora y tenía dos hijos; Mathew de 14 y Tamara de 10 años. En el caso de ellos, la casa había sufrido severos daños, por lo que tenían que reubicarlos en una nueva zona. Rudolph Coleman era un dentista viudo con su hijo único de 16 años, que era el alma de la fiesta en la casa. Coleman también había perdido su propiedad, al derrumbarse un edificio de oficinas sobre su vivienda. Por último estaban los Doherty, un matrimonio silencioso y poco comunicativo, formado por un accionista y su bella mujer de origen ruso, que otrora fuera modelo. Elias Doherty había sido prácticamente expulsado de su casa, la que se rehusaba abandonar. Nadie conocía a qué se dedicaba, aunque había rumores de que contaba con una herencia lo suficientemente desahogada como para permitirse tiempo libre. Tenía cinco hijas: Geraldine de 25, Tricia de 22, Valerie de 18, Marinna de 16 y Nadine de 9 años. Para los Murphy, la experiencia de convivir con varias familias les era muy enriquecedora y atractiva. Aunque desde luego, algunos personajes con los que convivían no dejaban de ser inquietantes. - Ése Doherty- comentó Arthur -da más miedo que una momia. Para empezar es pálido como la cera, nunca es amable y siempre le vemos con el ceño fruncido. - Parece vampiro- dijo Luke, divertido -apuesto a que sus hijas también lo son. Por cierto que las tiene restringidas en todos los sentidos. No las deja salir ni hablar con nadie, a excepción de Nadine, que es una odiosa. - Nadine parece enamorada de Erick Henderson, ¿No crees?- bromeó Christine. - No la soportamos. Siempre está abrazándonos a todos y tratando de caer simpática. Por otro lado, Ralph Coleman no deja de gastarle bromas a Nora Henderson. Evrart escuchaba en silencio aquella conversación. Por alguna razón, estaba vivamente interesado en conocer el nombre de la joven que había visto en la sala de lectura. - ¿A alguien de allí le gusta mucho leer?- preguntó con toda la precaución que pudo. - ¿Por qué?- preguntó Christine intrigada. - Hay demasiadas bibliotecas en la casa ¿No es así? Apuesto a que un bibliófilo la pasaría bien. - Tú, por ejemplo- rió Timothy -a veces me pregunto por qué se enamoró Tine de ti, si eres un aburrido. Christine le metió un duro pellizco a su hermano. Michael, por otro lado, prefirió contestar la pregunta de Evrart. - A Mathew Chambers le gusta leer, lo he visto varias veces en las salas de lectura. Al doctor Coleman también... - Tal vez las Doherty también son adictas a los libros- comentó Christine -como su padre las tiene siempre apartadas de nosotros, es lo único en lo que pueden entretenerse. Evrart esbozó una leve sonrisa ensoñadora en su infantilizado rostro. Eso significaba que alguna de ellas era la joven que tanto había llamado su atención. Sin embargo, tuvo que dejar a un lado sus pensamientos para seguir atendiendo la familia. - Nos da mucho gusto que estés con nosotros, Ev- le dijo el padre de Christine -por fin volvemos a reunirnos todos sanos y salvos. - Sabe usted lo agradecido que estoy- dijo Evrart -y que me tengan en tanta estima todos ustedes. - Entonces... ¿cuándo será la boda?- bromeó Arthur -ya queremos que seas parte de esta familia. - Todo a su tiempo- dijo Christine -primero debemos terminar la escuela. Evrart sonrió al oír esto. Aquella capacidad de decisión que tenía Christine era lo que él necesitaba. Avanzar en la vida le costaba trabajo y siempre se había apoyado en su madre para ello. Ahora Christine era su principal pilar y su carácter determinante le ayudaba cuando no se sentía capaz de seguir adelante.
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Mara Ester Rinaldi
Me asombra la incursiòn de tantos personajes, y la soltura como los manejas...Increìble, Elvira...
Abrazos, amiga.
El...vi...ra
Muchas gracias por leerme, me motiva mucho.
Abrazos, amiga.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Vamos bièn Elvida.....hay un personaje que se te va a escapar.
El...vi...ra
Saludos querido amigo.
bett
Fascinante!!!!!! aunque dejame decirte que Evrart me hizo enorjar, porque creo que estará con Crhistine debido a que le representa el apoyo de su madre,y es eso lo que lo mantiene junto a ella..... Si tan solo pudiera atreverse a decidir por el sólo sin depender de ella...........
Estupenda narración, felicidades........A favoritos, por supuesto!!!!1
Seguire esperando la continuación ansiosamente......
Bett,
El...vi...ra
Me da mucho gusto que te esté gustando la historia.
Yo por mi parte, también disfruto de lo que escribes.
Abrazos.