MITO:   EL VELLOCINO DE ORO
 
En la cultura, el arte y la literatura de la civilización occidental,  la mitología griega ha ejercido gran influencia. Puede aseverarse que quien quiere conocer dicha cultura debe estudiar a los griegos, sus mitos y leyendas. En esos relatos se cuentan historias que por momentos se asemejan a novelas medievales plenas de héroes, princesas o damas que necesitan ser rescatadas, ya que algún ser infame corroído por la envidia o por los celos les ha infringido un castigo.  Así en medio de seres inmortales, como los dioses; y aquellos mortales, los humanos, se van tejiendo las tramas de los relatos donde los inmortales favorecen a  unos y son inmisericordes con otros. Actualmente los mitos griegos son recreados por dramaturgos, directores de cine y escritores.  Así se pueden hallar obras como: "La Odisea" escrita por Homero y adaptada por César Brie,  "Furia de Titanes" del director Louis Leterrier, "Jasón y los Argonautas" de Don Chaffey, la "teogonía" de Hesíodo, Apolonio de Rodas con su poema épico "Argonáuticas" y Homero  con su  "Ilíada" (VI. 43).
Esas fascinantes epopeyas, los mitos, suelen ser una de las tres formas que el hombre usa para explicarse ciertos aconteceres.  Unido este a la theología y la ciencia forman tres herramientas que posibilitan al hombre responderse diversos interrogantes que inician con  ¿De dónde venimos? y ¿Quién nos creo?   Puede afirmarse al mito como la génesis de las respuestas.  El primigenio, he ahí el poema Gilgamesh "narración de la Mesopotamia de origen sumerio, considerada como la más antigua de la historia", se encontró en tablillas de arcilla y escritura cuneiforme; y el mito tairona de la diosa "Gauteovan", madre de todas las cosas, creadora del sol y de los espíritus causantes de todas las enfermedades.  Ellos presentan versiones existentes acerca del paraíso.   Y en el caso del Gilgamesh el diluvio que reciben como castigo los que no cumplen con la voluntad de Dios, además de hacer referencia a la mortalidad e inmortalidad de los seres humanos.  Pareciese que esta versión antecede a la bíblica donde también son relevantes los mismos elementos en el libro del Génesis.  La ciencia hace también su aporte con Charles Darwin y la teoría de la evolución.  De esta manera se puede constatar como el mito ocupa un lugar privilegiado en las concepciones de hombres y mujeres que conduce a la cohesión social de los pueblos.
De una mitología, que explica fenómenos naturales y    sobrenaturales y, que narra el origen de cuanto existe, las dificultades de los dioses por conservar su lugar entre todos, ya que estos si tienen competencia a diferencia de las religiones monoteístas, las demostraciones de poder con el pretexto de proteger a un mortal que ha  sido castigado por otro dios; emerge el mito del "Vellocino de oro". Este relato presenta dos historias: la primera de ellas se convierte en el eje de otras narraciones y comienza con dos personajes Frixo y Hele. Éstos eran hijos de Atamante, soberano  de Orcómeno, y Néfele. Cuando Néfele murió, Atamante se casó con Ino, que de modo inmediato generó un gran odio hacia sus hijastros, que la llevó a pedir a su marido que los sacrificase a Zeus. Atamante cedió a las malas artes de la mujer y estaba a punto de matar a sus propios hijos cuando el propio padre de los dioses, o según algunas tradiciones el espíritu de la propia Néfele, les envió un carnero de oro en el que escaparon de Beocia en dirección al Oriente. Durante su travesía Hele cayó del carnero y se ahogó en el Helesponto (que tomó su nombre de la joven) pero su hermano consiguió llegar sano y salvo a la Cólquide, donde reinaba Eetes. Éste recibió con honores al hijo de  Atamante y le entregó la mano de su hija Calcíope. Frixo, en compensación, sacrificó el carnero al padre de los dioses y entregó la piel a Eetes, que la custodió en un bosque consagrado a Ares.  La segunda  narración trata de Jasón y los Argonautas que van en busca del dichoso "Vellocino" que se halla en un bosque lleno de trampas puestas por los dioses.  El rey Pelias usurpa el trono de Eson, el padre de Jasón, y sólo lo dirimirá si le es entregada la piel dorara del carnero. En una nave construida por Argo se embarca el grupo de cincuenta aventureros, entre los que se encuentran varios héroes y  guerreros: los gemelos Cástor y Pólux, Hércules, Peleo, el músico Orfeo, Butes de Atenas, Calais, Peneleo de Tebas y Polifemo de Arcadia entre muchos otros.
Del viaje que emprendieron los Argonautas en busca del Vellocino de oro hay variados análisis. También se encuentran numerosas hipótesis y estudios acerca de los posibles significados de este vellón de oro para el pueblo griego.  Y aún más, en otras culturas   
    se    encuentran   similares  relatos  con   pequeñas  variaciones  que       
    coinciden  en  sus interpretaciones.  Iniciamos  con  las  versiones que    
brindan los griegos, entre las que se encuentran:   "...la llegada de la ganadería a Grecia desde el este", otra hace referencia al "trigo dorado o al sol", una interpretación se apoya en las referencias de algunas versiones a la tela púrpura. "El tinte púrpura extraído de caracoles del género Murex y especies relacionadas era muy caro en tiempos antiguos, y la ropa hecha de tela teñida con él era señal de gran riqueza y elevada posición (de ahí la asociación del púrpura con la realeza)". Pero la interpretación que posee más fuerza y se ha extendido más se halla en el siglo V adC, donde se usaba el vellón del carnero para extraer oro de los ríos. El vellocino se extendía sobre marcos de madera o en los árboles, para que se secaran, después de haberse sumergido en el río donde se adherían las pepitas de oro que bajaban con la corriente, y  finalmente se sacudían o peinaba el  oro. Para culminar con estas versiones del mundo griego debe hacerse énfasis en la piel del carnero, el dios kóidion o "Vellón de Zeus", que   posee usos oraculares66 (Tienen relación con el debilitamiento del imperio romano en el año 66 d.C. y las diferentes formas y lugares donde solía consultarse a los oráculos); ella "...se utilizaba para obtener el consejo del dios cuando los consultantes se acostaban sobre pieles de carneros recién inmolados". Fue también utilizado en ceremonias de purificación, parándose el contaminado sobre la piel de animal.  Así podría continuarse con todos los rituales y significados dados en Grecia al famoso mito: "El vellocino de oro".
Obsérvese a este "Vellocino" en otras culturas como la judeocristiana con la que alcanza a tener una gran cantidad de similitudes.  Iníciese  con el sacrificio del primogénito que toda familia cananea tenía que hacer a su Dios, y que  por  Abraham obedecer tal ley a pesar de no poder engendrar más hijos, queda abolida cuando un ángel le detiene; allí se cambia el sacrificio de su único descendiente, Isaac, por el de un carnero. De esa misma manera sucede con el "Vellocino de oro"; este obsequiado a Frixio por su madre Nefele, ahora convertida en la diosa nube, para salvarlo del rey Atamante que le quiere sacrificar en honor de su dios;  el animal lleva sano y salvo a Frixio y luego es sacrificado  en honor de los habitantes de Cólquida.     Obsérvese que se cambia el sacrificio del hijo por el del carnero en ambos relatos. Continuamos con el carnero de oro, presente en el libro del Génesis, al que se le brinda adoración tal como sucede con el dios kóidion, Zeus; y recuérdese también que este fue construido con el oro que proveyó el pueblo de Israel; encontramos  otra referencia en este suceso: cuando regresa Moisés, líder de los Israelitas,  que se hallaba ausente, al descubrir "la idolatría" de estos usa en algunos momentos partes del mismo  carnero para castigar a su pueblo.  Esto sucede también con el ritual de los fármacos, fiesta de las "Targelias", celebradas en Targelión y ligada a la purificación, asociada a los esclavos que eran castigados en la antigua Grecia. Debe recordarse que así como los fármacos, los israelitas fueron a su vez esclavos.  Por último debe evocarse al Cristo de origen judío que remplazo con su muerte los sacrificios que se hacían de novillos, carneros, ovejas y hasta palomas en honor de Dios.  Él es considerado como el cordero degollado.  Puede hacerse la relación, si se quiere, con el dios Kóidion o Vellón de Zeus. Aquí se le compara con el mismo carnero. Podrían seguirse hallándose más relaciones pero debe proseguirse. En muchas  culturas ancestrales fue común encontrar rastros de sacrificios humanos a los dioses que luego fueron remplazados por animales. En algunas tribus se solían cubrir el cuerpo con pieles de animales para hacer pedidos a los dioses y consultar los oráculos o hacer rituales de purificación que con el tiempo sabemos en que se han convertido.  Algunos de los cultos judeocristianos, guardan gran relación en sus ritos con este antiguo mito, nótese el sacrificio perpetuo del que se habla en el libro de Daniel.  Un sacrificio definitivo que se hace para purificar y salvar, ya no sólo a un hombre o una mujer, sino a toda la humanidad.  
El segundo relato de Jason y los Argonautas se asemeja a la narración de Daniel Defoe y su novela Robinson Crusoe, donde el personaje emprende una empresa en la que se encuentra constantemente con la furia del mar, además de diversos seres entre animales, humanos y semihumanos. Pareciese que todos han salido de los propios mitos griegos. Aquel hombre que se convierte en héroe, es otro Jason, uno en la búsqueda del "Vellocino" ayudado por la diosa Medea.  Y Jasón que por momentos recuerda las advertencias de su padre y reconoce el castigo bien merecido por sus faltas y la "Providencia divina" que como en la mitología griega se compadece del mortal y llega a ayudarle permitiéndole proveerse de las herramientas que requiere para sobrevivir en aquella isla cerca de la cual naufragó.
El mito griego del "Vellocino de oro" conserva unos elementos que son basamento de otros mitos.  Aunque es de gran uso la siguiente sentencia: "El rito actualiza el mito", debe decirse que cada vez que se asiste a un culto judeocristiano, gnóstico y hasta satánico podemos hallar elementos que emergen de nuestro "Vellocino"; y digo nuestro, porque considero ya hace parte de nuestra cultura.