ONRICA
Publicado en Mar 27, 2012
“Conozco tus sueños tontos”, manifestó el emperador al esclavo. El siervo respondió: “Lo sé, majestad. Yo también sé de sus sueños dorados. Sin embargo, ¿qué diferencia hay entre lo suyo y lo mío, si todo es un sueño?” Emperador y esclavo tuvieron el mismo destino cuando el hombre que los soñaba entró en estado de vigilia.
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