Ladrones en la playa
Publicado en Jul 21, 2009
Ladrones en la playa
Por la falta de cariño, y atención de sus padres y los constantes golpes recibidos en el núcleo familiar, Augusto abandonó la secundaria en el último año escolar, así mismo se había separado de ese conjunto de adolescentes que iban a la playa a entrenar fútbol y sobre todo, con deseo de superación, siendo el disoluto de la calle. Su más cercano amigo con sentimientos encontrados perdió el contacto estrecho con él. Además, Augusto faltaba constantemente a los entrenamientos y Jesús lo buscaba solamente los fines de semana, encontrándolo embriagado, con los ojos brillantes y color a furia, o simplemente no estaba, debido a la práctica del arte de lo ajeno: robaba a los turistas para comprar ¨ la golden ¨ y ¨ la rubia superior ¨ (marihuana y cerveza). Se escondía como el león a la espera de sus víctimas confiadas y despistadas, quienes dejaban abandonados sobre la arena sus bolsos, aprovechando la ocasión, cuando los extranjeros estaban nadando. Algunos de ellos, no se daban cuenta de lo extraviado, hasta que volvían desconcertados por la falta de su identidad personal y económica, a veces, algunos alcanzaban en su huída a Augusto con el bulto perdido. Naturalmente llegaba ¨ la ley del orden ¨, y el amigo de Jesús visitaba el ministerio público, sólo durante la demanda del asalto, saliendo enseguida detrás de las personas que habían recuperado sus pasaporte y sus dólares, ya que algunos policías se veían beneficiados con el cuarenta por ciento del botín del trabajo sucio cometidos por los ladrones en la playa. •- Oye, acabo de ver a Augusto salir de la Delegación. El grupo de ese canijo salió bueno en nuestros ¨bisnes¨; parece ser que no pierden el tiempo esos cabrones. •- Apenas lo solté, porque al cabrón lo agarraron unos gringos que había robado y vinieron hacer la denuncia. •- Hay que decirle que no siempre le vamos ayudar a salir, esto con el fin de espantarlo para que tenga más cuidado. •- Se lo dije, pero no sé, si me haya entendido. Ese cabrón andaba hasta las nubes, me pidió que lo surtiera con unos gramos de la marihuana que decomisamos la semana pasada. Creo que podría participar en el otro ¨ negocito¨ •- Todavía hay que checarlo para saber, si puede ser de confianza, porque el otro ¨bisne¨ está más cabrón, aunque me llevo bien con el jefe, no hay que arriesgarse mucho, por ahí anda un periodista investigándonos... Estaba tan orquestado y organizado esta mafia de delincuentes y servidores públicos, que en la delegación se hacían juntas semanales para conocer estadísticas de los ladrones más aplicados en ese acto delictuoso, encontrando en este grupo los nuevos reclusos para la distribución de droga en los hoteles, restaurantes y playas del puerto.
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Sergio Pellegrini
Carlos Campos Serna
Saludos
Claudia Riquelme
Además permíteme decir que coincido plenamente con el comentario de nuestro amigo Arturo... no sólo sucede en México.
Saludos de LaNegra
Susana del Rosal
Carlos Campos Serna
Saludos.
Daro Cordero
Adelante
Carlos Campos Serna
Saludo
Arturo Palavicini
Un triste y fiel retrato de la realidad de nuestro querido México (y de otros muchos lugares del mundo).
Felicidades por tu texto.
Arturo.