11.- La llamada
Publicado en Apr 06, 2012
Eran las seis de la mañana y una ligera neblina cubría la playa. Evrart abrió los ojos perezosamente y observó la habitación a su alrededor. Habían pasado una velada estupenda y se había encargado de que Geraldine luciera espléndida para la cena.
Había sido más el tiempo que había permanecido contemplándola, que conversando con ella. Al fin podía verla en un soberbio vestido de noche, con sortijas que realzaran el color de sus ojos. Su belleza había brillado como un curioso y desconocido lucero que había cautivado a toda la concurrencia. Estaba ansioso por bajar las fotografías y mostrárselas durante el desayuno. No encontró a su compañera, estaba en la habitación de junto y hablaba por teléfono. •- ¡Marinna! ¡Soy yo! ¿Me escuchas? Evrart sonrió y se levantó lentamente de la cama. Iba mejorando en el terreno del sexo y consideraba que había logrado complacer a su compañera tanto como ella lo hacía con él en un inicio. Sintiéndose todo un conquistador, se observó en el espejo, mientras se despabilaba. Debía hacer algo de ejercicio, lucía bastante debilucho y flaco. Quería impresionarla a como diera lugar. •- Soy tan feliz...- le escuchó decir -Marinna, éste es el mejor momento de mi vida. Si supieras donde me encuentro... Evrart no resistió la tentación. Quería saber si cubría las expectativas de su amada y si hacía falta algo más para hacerla feliz. Tomó suavemente el auricular y lo llevó a sus oídos para escuchar la conversación con su hermana. •- ¿Por qué hasta ahora?- le decía Marinna, quien bajaba exageradamente la voz. •- Lo siento, antes no podía... ¿Están todas bien? •- ¿Cómo vamos a estar bien? Gera... tienes qué venir. La policía ha estado interrogándonos, esto es espantoso. •- Marinna, alguna vez te lo dije. No iba a vivir semejante infierno toda mi vida. •- Una cosa era escapar de este infierno y otra muy diferente lo que hiciste. La voz de Geraldine se quebró en este punto. •- Hermana ¿me odias? •- ¡No lo sé, Gera! ¿Cómo pudiste? Siempre te admiré, lo eras todo para nosotras. Pero ahora... te has convertido en un monstruo... •- Basta... no sigas... •- Si no quieres complicar las cosas, regresa de inmediato. A estas alturas nos tienen a todas custodiadas. •- No quiero...- sollozó Geraldine -toda mi vida la di por ustedes. Me he sacrificado al grado de renunciar a mi propia dignidad... ¡No, Marinna! ¡No quiero! •- Van a dar contigo de todas formas- le advirtió Marinna -y vas a involucrar a Evrart en esto. Debo colgar ahora... alguien viene. •- ¡Espera...! Evrart se sintió abatido. ¿Qué había sucedido? No había logrado comprenderlo. Salió de la habitación, donde encontró a su amada, llorando en silencio. Ella lo miró, entre sorprendida y abrumada de que la encontrara así. •- ¿Qué te sucede? •- Yo... debemos regresar... Él le tomó las manos y besó sus mejillas, mojadas por las lágrimas. •- ¿Por qué? Lo estamos pasando bien aquí. •- No es posible...- dijo Geraldine -además... estoy arruinando tu compromiso con Christine. •- No me importa- dijo Evrart -voy a terminar con ella. Geraldine le miró sumamente afligida. •- Por Dios... no hagas algo semejante. •- Ya no amo a Christine, lo sé desde que te conocí. Ella es una buena chica, encontrará quien la quiera de verdad. Geraldine insistió. •- Todo esto es culpa mía, Evrart. Hablaré con ella, lo aclararé todo. Te perdonará, estoy segura. •- No voy a volver con ella. Quiero casarme contigo. Geraldine se quedó sin habla unos segundos. En su mirada se pudo leer un gozo momentáneo, una grata sorpresa. Luego se transformó en tristeza... y luego en desesperación. Evrart la abrazó con fuerza. •- Cásate conmigo, te lo pido. •- ¡Oh, Evrart...! No sabes lo que dices... •- Por primera vez en mi vida sé muy bien lo que digo. Tú has cambiado mi vida, Gera. Jamás me había sentido tan vivo, tan dispuesto a luchar por ser mejor. •- Evrart, si me conocieras realmente... no estarías pidiéndome matrimonio. No sabes qué clase de mujer tienes a tu lado. Evrart la miró sorprendido. •- Gera... ¿Qué puede ser tan malo en ti? Eres perfecta, eres la mujer que siempre he buscado. Pediré tu mano, no importa si tu padre se opone, te llevaré conmigo. Geraldine bajó la mirada y su rostro se tornó sombrío. •- Papá me está castigando... ahora lo entiendo... jamás permitirá que sea feliz. •- No lo impedirá, yo me hago cargo. •- Sólo volvamos a casa... por favor. El camino de regreso fue muy diferente del inicio. Geraldine se encerró en un silencio inquietante, Evrart no pudo sacarle mucho sobre su estado. •- Gera... ¿Crees que no te amo? •- Al contrario- dijo ella sonriendo -y te agradezco mucho que me hayas considerado para casarte. •- Aún quiero casarme contigo. No vas a hacerme desistir tan fácilmente. Ella no respondió. Había nuevamente en su mirada esa sensación de inminente peligro. Al final sólo dijo: •- Te enterarás de algunas cosas sobre mí, Evrart. Por favor, esto que vivimos es real, tan real como nosotros mismos. Que jamás te convenzan de que te he engañado. •- Hablas como si fuéramos a despedirnos- dijo Evrart -y eso no va a suceder. Llegaron al departamento de Evrart que los recibió oscuro, solitario y silencioso. Evrart lo inspeccionó para cerciorarse de que todo estaba bien. Luego se acercó a Geraldine, que lo esperaba en la entrada. •- Ven, deberías descansar un poco. Ella sonrió melancólica. •- ¿Recuerdas cuando nos conocimos? •- Sí, fue hermoso. •- Me encantaba verte llegar- dijo Geraldine con emoción -solías llevarle flores a Christine y pensaba "Ojalá, alguien me regale flores alguna vez". Evrart sonrió con picardía. •- ¿Cuáles son tus flores favoritas? •- Las azucenas- respondió ella •- Entonces, ahora vuelvo- dijo, saliendo. Recordaba que había una florería en la siguiente cuadra.
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Battaglia
Dejarse llevar por el sentimiento es a veces un arma de dos filos..... Nos cegamos tanto que no podemos vislumbrar a la primera lo que tenemos en frente..... y cuando el tiempo pasa y hemos jurado amor eterno sin conocer mas que los ultimos instantes....las sorpresas suelen ser devastadoreas y cuando menos lo pensamos ya estamos sumergidos en algo que no nos pertenecia y que además hay que cargar con ello..... dificil situacion cuando el amor nos juega esta trampa.... pero solo así se aprende....
Gera resulto sorprender..... Bien!!!!
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El...vi...ra
Saludos!
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
El...vi...ra