DIOS: PALABRA MALGASTADA EN EL ESTERCOLERO DEL LENGUAJE
Publicado en Apr 06, 2012
“Gracias a Dios nuestra casa fue la única en no haberse quemado”. “Gracias a Dios no llenaron de tinto el pocillo”. “Gracias a Dios mi esposa no me engaña como sí le pasa al vecino”. “Gracias a Dios ellos trabajan igual a asnos mientras yo descanso”. “Gracias a Dios en la telenovela el zancudo no aguijoneó a Juan”. “Gracias a Dios…”
Dios para todas las futilidades. Este pronunciar de Dios es jerigonza constante. Jerga extravagante. Pan insalubre. Palabra maloliente. Enunciado de nada. Articular mecánico. Pensamiento alienado. Cacofonía fastidiosa. Palabreo humorístico. Desvarío insoportable. Vocablo para ser estudiado en la gramática bacteriológica. El término Dios desde el devenir es un decir vacío sin Dios quien la ayude a ser. Es vicio constante invocar a Dios de esta manera. Expresión todopoderosa para despersonalizar. Se vuelve inherente al lenguaje cotidiano sin conjugarse el sentir con la pronunciación misma. Referirse con tanta frivolidad sobre Dios establece la más denigrante manía del pensamiento. No obstante me encanta lo silvestre de la complexión de Dios. ¿De qué flor- árbol- piedra es Dios? De flor-árbol- piedra de Dios semejante a flor- árbol- piedra. Dios es repugnante si deja de ser flor- árbol-piedra y se le enclaustra en la flor- en el árbol - en la piedra de la iglesia. Este tipo de Dios obstaculiza el desarrollo del órgano de la inteligencia o sea de la masa neuronal. Aquí no estoy erigiendo una verdad absoluta. No puedo decir si existe o no hay Dios. En este caso es de poca importancia respuesta alguna. Sólo un sabio logra responder al respecto y si lo hace puede ser rebatido mientras él guarda silencio como única forma de expresarse ante este trascendental dilema. El sabio es el lago. Quien pregunta es la piedra arrojada en la inmensidad de sus aguas y las ondas la respuesta. No puede suceder algo más. Cualquier otra manera de contestar no tiene lógica. La dialéctica es el combustible de la vida. Nadie puede enarbolar autenticidad alguna. Es algo subjetivo y cualquier punto de vista es respetable. El filosofar del ateo y el creyente se baten entre la nada y el todo mientras el viento trina y el pájaro es viento entre el viento. Vivir en un paraíso en el cual es recurrente el gozo y por lo tanto el aura de la verdad existencial pierde su magia. Somos insensibles ante el milagro de la vida. De cada amanecer. De estar en el centro de una hermosa floresta donde se escucha la orquesta sinfónica de la fragancia vegetal. Lo expreso no desde la médula de religión alguna sino a partir de lo religioso y poético de la vida misma. A Dios no se piensa. Se realiza. Se experimenta. Dios es sinónimo de olfatear el mundo. Es equivalente a mirar el infinito con humildad y benevolencia en un gusano. En el polvo o en un recorrido fúnebre. Se oye en el parpar del pato. En la armonía notable. En el vals de la gacela con el proyectil desorientado. Se acaricia vadeando la minifalda entonada en erotismo o en la mascota porque de ella es el reino de los perros. Se paladea en la exquisitez de un marisco. Se escucha en el canto de la ballena o en el trasfondo de la velocidad golpeando el cielo. Se palpa en la coraza reluciente como también en la podredumbre del latón. Dios es experiencia trascendental. Es existencia concentrada. Vital. En la orina se halla Dios. El trigo a imagen y semejanza de la masa horneada es Dios. Quien compra el pan es Dios por realizarse. En el digerir y el expulsar de esta materia de nuestro vientre se encuentra Dios. Dios es efluvio. Aroma del verde más verde. Más rojo. Más del color del aire. Sahumerio vertebrado por el crepitar de la sombra sobre su paso. Dios no se aprende en lectura de Biblia alguna. Se realiza desde el idioma concentrado de la piedra. A partir de la resonancia del agua. Del eco de la expresión hecha ceniza. Se vislumbra en la oración limpia de toda alienación mística. Desintoxicada de hipocresías sacerdotales. Dios no es cicatriz. Es llaga y dedo a la vez. Es Cristo y Tomás en la taberna del mundo. Es mujer casta o prostituta con pechos divinos de donde se succiona el amor por la humanidad. Es estar feliz porque se está feliz. Es armonía del agua en la roca y de la montaña bailando en el ondear del agua. Dios en la objetividad de la blusa morada o del felino por esfumarse. Dios: Palabra malgastada en el estercolero del lenguaje. Las buenas imágenes literarias son superlativas de la decoración idiomática. Con toda religión la metáfora de Dios pierde la belleza del lenguaje de la verdad. Sin luminosidad tal como se pronuncia y ejerce. Un Dios así no es escarabajo sólo se reduce a mierda. Dios publicitado. Dios como afrenta a la espiritualidad. Dios nulo. Un ruiseñor planea junto al pavimento para luego impulsar sus alas sobre la cuerda eléctrica. En este flujo entre viento y ave está Dios. El ruiseñor es Dios con alas de viento. El viento es ser supremo con plumas de ráfaga. Dios es la existencia total. No se encuentra en el más allá. Se descubre en lo profundo de nuestro ser. El hombre no es triza de Dios. No. El ser humano es campo donde la semilla de Dios puede germinar en hombre encontrándose así mismo. Para la perfección del hombre es urgente su desenvoltura de momia de Dios. Análogo al súper hombre propuesto por Nietzsche. Dando sus frutos de la naturaleza de Dios. Porque según Jesucristo “usted puede ser igual a mí”. Sí. El UNO total. Dios tal como se pregona es nervio humillante. Esclaviza. Subyuga por intermedio de fariseos y pregoneros de garaje dando discursos a favor de la salvación del alma. Entretanto –el Vicario de Cristo- Pastores- Sacerdotes- y toda una piara eclesiástica se enriquecen a costilla de la ingenuidad humana. Rezan y rezan sin acabarse los puntos suspensivos del oscurantismo. Simula rezar el primer hipócrita del mundo como lo dijo Borges: el Papa. Lujurioso desde su falo hasta sus nalgas. Además de asesinos según el historial apostólico. El resto de religiones no se salva de muchos actos por el estilo. Se dividen porque es necesario capitalizar. Crear sus propios templos doctrinales para poder vivir los pastores a todas sus anchas a costa de la inocencia o la estupidez de sus seguidores. Oran olvidándose del entorno. Les importa poco el desvalido a su alrededor. Para ellos es más convincente hacer temblar su cuerpo y llorar por una barba crucificada y no ir en la ayuda del hambriento. Observo en mi pueblo seis mil millones de seres humanos en el interior de catorce templos de distintas creencias. Aunque no sé dividir doce entre catorce estoy seguro de la cifra exacta de bobalicones o incautos creyendo en un Dios de iglesia. Retumban el pan con vino incorporado. Maravillosa la borrachera apócrifa de Jesucristo con María Magdalena. Me gusta porque amó las putas: Amo las putas prodigios del amor quienes desde los siglos de los siglos son misterio de carne revelada. Les amo el amén de sus instantes cuando me bendicen desde el aura de su sexo. Sus miradas idolatran el milagro forjadas por mis bolsillos. Y así las amo. Las amo porque las amo. Marías Magdalenas con pechos divinos de donde un día succionó Jesús a Dios el amor por la humanidad. Arrojo la primera piedra. La arrojo a fariseos. A escribas de todos los tiempos. A los sacerdotes impuros porque estoy libre del pecado de no amar el mundo puta a puta. Melodía de sangre en la vereda de mi sangre. Vírgenes al desmitificar la tristeza. Putas en el cadalso del hombre miserable. El imperio de mi alma las ensalza. Las amo cuando soy José con monedas de Nazaret yendo en busca de sus nidos o mientras soy Carlos el de mi pueblo sintiendo la salvación dada por ellas al sexo triste. Sería feliz cuando una religión tuviera la decencia de excomulgarme de su hipócrita manera de adorar a Dios. ¡Tanto Dios malgastado en la palabra de los fariseos! Dios como un delirio enquistado por los siglos de los siglos. Dios no se puede dogmatizar. Ser uno manso como paloma y volverse estúpido igual a una gallina es la enseñanza del dogmatismo. Si un Dios necesita ser alabado es porque sufre de narcisismo espiritual. “Dios hizo al hombre a imagen y semejanza suya”. Siempre he querido olvidarme del nombre de este arribista espiritual. Despojar de toda mística la estética relativa a Dios. Darle al sentido de la espiritualidad una visión renovada de su moral. El Dios temible no es un ser recomendable. Es una patología cuya seguridad personal crea como refugio último donde se puede albergar la esperanza melancólica sobrellevada desde sus ancestros más primitivos. Nunca más creí en el Dios abstracto cuando a la edad de nueve años perdí un balón. Con el esférico emigraron mi mundo infantil y la curvatura de mi futuro piadoso. Caminé hacia la iglesia. Allí me encomendé al omnipotente para suplicarle me ayudara a encontrar la pelota. Pedí por su aparición durante cinco horas de una tarde encerrada en perpetua oscuridad. Invoqué a todas las ánimas benditas nombradas desde la estulticia humana para hallar este cuero con demagogia triunfal - esencia única de mis principios cándidos- al llegar a casa mi sensibilidad se agitaba en la confianza de toparme en algún rincón con esta luminaria fantástica la cual jamás apareció. Desde luego porque el balón había sido robado y no hubo Dios posible en deshacer la falta contra un niño inocente del siglo XX. Esta perdida terminó con mi idealismo convirtiéndose en filosofía entronizada para desarrollar mi universo nunca gobernado por un Dios fuera del alcance de mi mano. Ante la oscura afirmación sobre la existencia de un Dios celestial la duda se abre paso sobre un sendero de luces. Si creyera en este tipo de Dios estaría aceptando una energía en permanente corto circuito. Dios si eres infinito en horma y zapato a la vez ven a este mundo no crucificado por mis denuedos. Hazme de tu gloria otro redentor. Apiádate de mis pies en la llaga. De mis medias encrucijadas con tú espíritu. Pondérame de tu risa. De tu piedad. De tu gloria indescifrable. De tu costura espiritual. Dios inverosímil por tu sangre en espinas en la verdad sin gloria. Dios axiomático y cuestionable. Dios con minúscula y con mayúscula desde tus testículos y a partir de tus ovarios. Creador soberbio. Dios en tus lágrimas de gato encerrado. Cocodrilo en todo. Dios de iglesia. Manzana podrida en su propio aprendizaje de ser Dios en el corazón humano. Paradisíaca obsesión de usufructuar la fruta para luego venderla a alto precio en la bolsa de mensajes manoseados. Repito: Nos hemos perdido la oportunidad de vertebrarnos en Dios por culpa de la piara religiosa. De clérigos farsantes. De pastores cínicos sin escrúpulo alguno. Politiqueros de la espiritualidad quienes en su práctica son ateos reverentes. Toda regla tiene su excepción. Habrá unos cuantos comprometidos con su verdad de un Dios incorpóreo. Aunque sea falso. Me estorba este Dios subdesarrollado. Si el hombre no fuese constante angustia y desolación no existiría esta clase de Deidad en la mente del hombre. A Dios es urgente hacerlo suceder. Sí. ¿Y por qué? Porque el hombre es un ser supremo en ciernes. No ha conquistado el hemisferio derecho del cerebro. Es necesario el despertar de nuestras neuronas hasta lograrlo en toda su dimensión. Milagro empolvado dentro de nosotros mismos. La masa humana sólo vive su razón de ser -desde su acontecer prehistórico- en la luna hecha diosa. En un amuleto de piernas en yeso colgando desde su propio rostro. En espinas ensangrentadas de invención. Dios encebollado. Encabritado en su rebuzno. No obstante en esto consiste mi ateismo: ¡Creo en las diferentes gotas de aquella tempestad! A causa de creer en un Dios de letrina los moralistas degenerados a escondidas tiran la primera piedra contra la desnudez colocándole taparrabos a unas potenciales piernas hermosas o a su propia careta secundada en el fondo de su rostro por el deseo sexual: Si el desnudo es inmoral entonces somos pecadores vestidos. Desmitifico a Dios y le doy entrada en mi sangre a la sangre de un Cristo más ecuánime. Tangible en el plato vacío y no en la resurrección de cada año. Es mejor ver al Mesías repartiendo su reino en este mundo. Dándole el trigo y la vid a Yolanda. A Luz Dary. Aquella de los ojos extraviados en su timidez. A quien lleva en sus labios un sol. A Margarita cuando llora su historial anunciando a la vez su ternura. A Pedro sin negar nada antes de cantar tres veces el gallo. Es importante fructificar a Dios desde nuestro sentido común. Dios es universo transversal. El idealismo y materialismo deben conjugarse para poder discernir sobre su existencia. De joven leí esta pequeña historia de no recuerdo cuál escritor: Un gran filósofo idealista bajaba cada domingo al pueblo y convencía a sus paisanos sobre la existencia de Dios. Otro extraordinario filósofo materialista -vivía en una montaña opuesta a la de aquél otro maestro- también descendía a la plaza del mismo poblado a dar discursos convincentes respecto a la no existencia de Dios. Tanto el uno como el otro tenían el don de la grandilocuencia y por lo tanto cada ocho días poseían la razón. En estas condiciones sus ciudadanos una semana eran creyentes y a los ocho días ateos. Esto duró un largo tiempo hasta cansar a la colectividad. Fue así como los hombres más representativos propusieron una reunión entre los dos sabios para saber de una vez por todas si existía o no Dios. La discusión se llevó a cabo entre estos dos magistrados de la palabra. El conglomerado en las afueras esperó. Al salir el erudito quien era creyente pronunció un discurso en contra de la existencia de Dios. Y el docto antes ateo se expresó con alegría sobre la realidad de Dios. La verdad al respecto la tienen grandes místicos como también magnos físicos: Albert Einstein – Max Planck - Werner Heinsernberg etc. Einstein dijo: “¡Los átomos que nos parecen materia son una concentración de energía”! Max Planck aclaró: “Toda la materia se forma y se mantiene sólo gracias a una fuerza, que mantiene los átomos como al más diminuto sistema solar. Pero como en el espacio no hay ninguna fuerza entre sí, tenemos que suponer tras esta forma de energía a un Espíritu consciente e inteligente. ¡Éste es el origen primario de la materia! El físico Hans Peter Dürr lo describe así: “Al final de la realidad en esta observación no está la materia, sino sólo un campo, que no es material, sino que representa un tipo de potencial. Un potencial que tiene la facultad de materializarse. Este campo es sólo un único campo, del que está formado el universo entero... En el fondo todo es Espíritu” El físico Hans Peter Dürr objeta a los teólogos que la física moderna “se aparta completamente de este Dios externo. Pues en las nuevas ciencias naturales, la física cuántica, prevalece el pensamiento de que todo está interrelacionado con todo. Pero donde no hay nada separable, se llega a otra imagen de Dios. Yo no puedo imaginarme a Dios como a algo externo. Para mí sólo es válida una imagen de Dios, de la que yo mismo formo parte”. Es decir, todo es SÍ, todo es NO, con sus variantes categóricas Entrevistas singulares hechas en mis momentos de ocio respecto a la creencia en un Dios: ¿Cree en Dios? Sí. Usted ¿cree en Dios? No. ¿Cree en Dios? Más o menos. ¿Cree en Dios? A usted no le importa ¿Cree en Dios? Él se fue en un tren de fantasmas ¿Cree en Dios? Quizá ¿Cree en Dios? Si me regalas dinero ¿Cree en Dios? Yo pinte una vaca surrealista. ¿y usted? ¿Cree en Dios? ¡Uf! ¿Cree en Dios? Lo voy a pensar. ¿Cree en Dios? Ayer murió don Juan. ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? ¿Cree en Dios? El florero donde estaba la rosa roja se cayó. La rosa quedó herida y se desangró. Así apareció la rosa blanca. Para concluir: Soy mi demonio y mi propio Dios. Me lo asegura mi pluma sin tinta.
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Enrique Dintrans Alarcn
Leo tu texto en un día en que voy a la raíces de mi fe.
De tu entrevista, por cierto me interpreta la primera respuesta. No digo que en otros momentos uno pueda pensar en otra.
El texto que presentas es un artículo de comentarios y opiniones.
En realidad, eso es. Uno puede o no estar de acuerdo; pero el protagonista es un atractivo personaje literario, que dispone de una gran gama de recursos y los emplea muy bien para "comunicar" una relación con la divinidad que le es compleja y desconcertante.
Desde luego, el personaje descalifica a los textos sagrados, a los jefes religiosos y a todo lo que revista algún grado de sacralidad. Todo ello aparece como basura cacofónica. Su discurso está en gran parte dirigido a la expresión cristiana de lo religioso y desnuda la debilidad y toda una procesión de inconsecuencias ético-sociales que en su oṕtica le parecen. Luego presenta elementos que recoge de conceptos científicos y una dialéctica entre el ateo (materialista) y el creyente (idealista).
Su conclusión es extraordinariamentre coherente con todo su desarrollo: "Soy mi demonio y mi propio dios".
El punto de apoyo para esta afirmación es: Una pluma sin tinta.
Literariamente, esto es una joya de metáfora.
Me has hecho recordar una afirmación del Principito: "Lo esencial es invisible a los ojos".
Lo que me queda claro es que con o sin tinta es posible opinar sobre Dios y expresarse. Algunos pueden "leer" una cosa y entender "otra", ya que estamos condicionados por vivencias y contextos distintos.
El texto, como tesis sugiere la imposibilidad metafisica de que Dios sea Trascendente o Creador de la realidad consciente de uno para sí mismo. En lo expresivo, el hablante o personaje que sustenta esta visión, reivindica para si mismo la plenitud de la vida como dato que que le revela "la objetividad" de la ciencia, pero acepta gustosamente la condición de animalidad básica de toda vida humana.
El texto tiene el mérito de obligar a reflexionar. Especialmente a hacerlo con respeto por la propia palabra, que es la que posibilita el entendimiento. (por ejemplo entre los filósofos que discutían en el relato).
Me permito discrepar con la descalificación que el autor hace del texto sagrado . Me refiero a que expresamente selecciono un texto bíblico, así como constato que también hay numerosas resonancias bíblicas a lo largo del escrito. Como por ejemplo: "Es mejor ver al Mesías repartiendo su reino en este mundo".
Voy al texto bíblico que me parece - en mi opinión - muy relacionado con el juicio de valor que he destacado del texto. Jesús, luego de compartir el pan y el vino pregunta a sus amigos, que se disputan por quien será el más importante en su Reino: "Quien es el más importante, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa?. Pues bien, yo estoy entre ustedes como el que sirve. ( y por eso les lavó los pies antes de sentarse a la mesa).
Coincidente con este texto, está un versículo del Sermón de la Montaña: "Traten a los demás como ustedes quieran que ellos los traten, porque en esto consiste la ley y los profetas".
Estimado Carlos: No se necesita ser creyente para reconocer la profundidad y sabiduría humana de esta expresión. Lo que destaco es que el principal personaje del Nuevo -Testamento haya añadido que en esta frase están contenidas la Ley (El Shemá) y la enseñanza de los profetas. Es decir, el sentido del Antiguo Testamento y por tanto, de las dos alianzas.
Ponerlo en práctica ... con tinta visible o invisible y si no se puede leer, tal vez si se pueda escuchar.
En mi opinión, lo que se diga o haga en nombre de Dios y del Hombre, pasa por ese filtro.
Saludos
Carlos Alberto Agudelo Arcila
muchas gracias por tu generoso, erudito e inteligente comentario que enriquece mi visión de lo planteado. Es grato encontrar las personas que, como tú, con este tipo de apreciaciones, inducen a profundizar en los textos. Pasearé por tus páginas guiado por la misma filosofía, la cual considero debe ser el estimulo para todos los TEXTALEROS, con o sin experiencia en el oficio de la escritura.