CRCULO
Publicado en Apr 15, 2012
Surgen en el instante preciso del deseo. Tiempo amortiguando el impulso de la célula. Este día no brotó del día pedestre, germinó del día único, el cual es la existencia infinita. Todo es contradictorio. La contradicción es fruto del jugueteo de la vida, la vida misma es dialéctica, hace gimnasia en el trapecio del viento, desgaja de manera socarrona el existir, hace armar el aire en maquetas de tejas, muros hasta haberse conformado los sueños de cientos de hogares, este mismo ejercicio lo hace en lugares distantes, quedando miles de áreas desamparadas de techo alguno, hombres deambulando de calle en calle su miseria. Jugueteo, consecuencia de un círculo sin fin. Así el mundo perenne.
Esta luz, es decir la vida, no tiene principio ni extremo, sólo el contorno donde la raza humana, con todas sus baratijas, es punto equidistante entre el todo y la nada. ¿Dónde empieza todo? ¿En la nada? Si decimos sí, este vacío nos va inundar de su todo. El infinito requiere un espacio y este espacio ya tiene sus limitantes, es decir se promulga aquí la certeza del finito dentro de ese equivalente infinito. ¿Y el finito? Enceguece. Cerramos nuestros ojos adentrándonos en la aurora, parpadeamos lo infinito de nosotros mismos. En intervalos de la tarde nos sentamos a tomar un café, no bebemos sorbo alguno por estar pendientes de la oscuridad dentro de la taza y del humo alejándose hasta estratosferas sin límites. Lluvia. Alguna de sus gotas es el mismo humo de aquel café jamás paladeado. Ahora puedo, al azar, llenar un pocillo con este mineral para degustar el tinto cristalino y recordar la tarde aquella cuando la tarde era fumarada. Esta tarde también hace parte de la eventualidad, aunque existió en el momento matemático, cuando manó de la permanencia. La eternidad de igual forma es un instante difuminándose como smog en el aire. El smog es aire rehundido, el aire otro aire no igual al aire prehistórico. Luego, a un hombre cualquiera, por casualidades del destino, se le filtra la imaginación de la escoba en manos de una mujer asolada por los años, la imaginación la hace bella, su cuerpo se disuelve en la lozanía perfecta con ojos del color de un hermoso amanecer, la escoba misma se convierte en una espiguilla dorada, la hace ver como una diosa ordenando el universo. La mujer poco a poco va perdiendo su ropaje, queda desnuda, es poseída. Con el tiempo un recién nacido llora. Al rato, la imaginación se esfuma y quien ha estado imaginando observa a su lado un montón de carne por cortar. La imaginación ya ha hecho de las suyas, prosigue para continuar recreando la idiotez permaneciendo a la orden del día. La imaginación abre sus puertas a otras imaginaciones entre las cuales se observa la imaginación de la oscuridad Ardiente como la luz penetrando su falo en la cerrazón. Hay mucho por fantasear. En círculo gira el devenir. La vida es el círculo blindado de un final. Sin embargo, este desenlace es el alfa para un sinnúmero de finales con puertas abiertas a la primicia etérea. Las puertas abiertas no tienen marco donde sostenerse, ni muralla alguna para perpetuar su ventanal, por esto el horizonte es esta ventana inconmensurable. Tragaluz de aire encarnado de espacio sideral. El espacio sideral se encuentra aquí, sobre el mesón, el mesón más allá del mundo terrenal. En cualquier esquina de la estrella fugaz se puede apreciar la sombra de un banano en manos de un niño travieso. El banano en manos del niño travieso gira haciéndonos ver otro niño con un juguete en su boca, el cual por la velocidad de nuestro mirar sólo nos deja ver el banano en manos del niño travieso. Dios aparece en la memoria consuetudinaria de la raza humana. El feto está programado. Ya llega un nuevo creyente. Se expande la vagina. La puerta del globo terráqueo se abre a la muerte.
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