Sueo
Publicado en Jul 23, 2009
Si me duermo
medito dónde terminan tus pisadas. Detesto no poder desistir de tu sabor a café. Estoy en un sueño turbio, epitáfico. Las noches se desploman en mis sueños todas las noches. Los mismos objetos extraños me persiguen, ya adultos. Yo los correteo por las carreteras de mi mente, diluyéndolos... Pero siempre vuelven entre policromías. A veces te veo en ese cielo musical arrastrando incontables pociones amatorias. Y arrastras mis sueños pasados con tus pasos inmediatos: Renacidos, temáticos, rítmicos; Que secuestran también mis sueños de mañana. Sigue sabiendo a café. Te metes en los espejos de mi trance intranquilo volviéndote una intriga y volviéndome una interrogación sobre la cama. Pasa el tiempo y se detiene, y se tensan mis brazos. Sudo, transcurriendo en un sueño vencido que me vence. Y sin querer pregunto sobre ti. ¿No has nacido hasta ahora? Se acuestan minutos sobre minutos y sombras sobre sombras. Sales de los espejos y comienzan a llover esquirlas, reflejos y hojuelas de azogue. Y te acuestas en medio de ese océano invertido que al acostarnos inventamos. La marea te roza los pies y te rodean las brumas más apátridas. Te duermes en mi sueño interior y me hablas: Capto tus telegramas antes de que los pienses o los escribas. Y mientras duermes, tu identidad cambia y se adapta a ti misma. Haciéndote más tú, más estupor, más mujer perdurable. Dentro de este sueño, acostado en el límite hipnótico que nos separa y une, oigo donde terminan tus pisadas. He inhalo y devoro tu sabor a café. Pero tú habitas en la distancia pura: Inacabable y rosada entre objetos periódicos y tus propios solsticios. Intento besarte y me despierto... Y siempre me despierto porque intento besarte. Todas las noches resufro tu distancia... Muy despierto, muy Yo, muy extraviado.
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