Ahí la encontré en una noche lunada
su cuerpo estaba frío, tirado, contenía algo especial,
su boca abierta, por un beso su lágrima rodaba.
Era un cuerpo sin alma, la había abandonado,
pero en el cielo.. entre nubes... vagabunda
gritaba su nombre, algo buscaba.
Esa noche de luna terminaba,
el alba aparecía reflejando su sombra,
el cuerpo era inherte pero en el reflejo se movía,
era su alma entre nubes... vagabunda.

Con el sol unos ojos encontró,
no se vieron... se miraron,
de la manera en que sólo los ángeles enseñan,
mirar desde lo profundo de la mirada.
Se reconocieron, ahi estaban de frente,
hablándose sin cruzar palabras.
La boca dejó de estar abierta,
recibió el beso anhelado que la volvería a la vida.
Su cuerpo se levantó y con él una bella danza empezó,
la paz les aplaudía, el amor brindaba,
después de tantas vidas, finalmente se encontraban.
Era un alma como la suya, cuántas cosas bellas le contó,
descubrió la luz detrás de su sonrisa,
pero un día, tan solo desapareció,
pensó en odiarlo, pero solo se odia lo querido,
no lo amado.
Volvió a sufrir...
pero sintió lo que sólo las almas
que por vidas son gemelas, se pueden dar.
Los ángeles los llamaron a su propio destino,
lo que para ellos marcado estaba en ese momento,
pero al oído, con el viento le dijo:
"ojala en otra vida te encuentre, en el tiempo correcto"
La ví partir, ya no estaba afligida,
ya era un cuerpo con alma, que sentía y vibraba.
Me enseñó algo que a la conciencia mata,
que en una vida existe el destino, pero, existen las almas,
que se quieren si en cuerpo se encuentran
pero, en la eternidad, siempre se aman,
amor impersonal.