EL EXILIO
Publicado en Apr 19, 2012
Los averiados botes llegaron al muelle por los escritores de la ciudad. Todos debían irse. Para el exilio salieron primero los músicos. En la playa uno de los celadores interpretó para ellos Claro de luna. Siguieron los matemáticos, llevando en sus manos algunas copias de la prueba matemática de la existencia de Dios, de Gödel. Ahora, mientras las ballenas grises no retozan cerca, el turno es para los escritores. En la ciudad no podían sobrevivir más tiempo. Tres remos podridos, una brújula falsa, una garrafa de vino y algunos talismanes es la dotación para cada bote. Ninguno de los escritores llegó a la playa y los botes partieron sin ellos porque de alguna manera allí iban todos. En la ciudad nadie volvió a verlos y no se habló más de los escritores. Sus libros no volvieron a editarse y las bibliotecas públicas se llenaron de musgo.
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Umberto Senegal
Rita Lugones
Saludos